Antes de ello, se propició el desabastecimiento de víveres...
No podía esperarse otra cosa más que la amenaza directa de intervención, tras el fracaso de los intentos golpistas para derrocar al Gobierno venezolano. Las insolentes declaraciones del presidente Obama, son el preludio del desembarque de marines y del bombardeo contra el gobierno y el pueblo venezolano, pues la preocupación que manifiesta por el apresamiento de complotistas, fue la misma que otros presidentes norteamericanos manifestaron en su momento contra Guatemala, en 1954, y contra otros países del continente donde se producían procesos de democratización no “autorizados” por quienes se han erigido como amos del mundo.
Motivos, siempre ha encontrado el imperio para aplastar los procesos democráticos nacidos de las entrañas de los pueblos. Los hechos están a la vista, no es solo Venezuela, en la mira están los países de América del Sur que levantan la bandera de la dignidad y autodeterminación, por lo cual siguen siendo una molestia preocupante para el gendarme gringo, que no tolera el ejercicio del derecho de autodeterminación de los pueblos. Las movilizaciones, comandadas por grupos de derecha y extrema derecha, en contra de otros gobiernos así lo demuestran. A pesar de la fuerte inyección económica a dichos grupos para desestabilizar al gobierno de Maduro, no lograron su objetivo con el “Plan Salida”, incluido en el documento hecho público, y el descubrimiento y encarcelamiento de los integrantes de la “Operación Jericó”, que preveía actos terroristas, el 12 de marzo, contra el presidente Maduro, funcionarios de gobierno y otras instituciones, con aviones provenientes de Estados Unidos.
Antes de ello, se propició el desabastecimiento de víveres para provocar el descontento generalizado, las movilizaciones y ataques al Gobierno, dentro y fuera del país, creando las condiciones para un golpe, tras el cual estaba, no solo, Antonio Ledezma –hoy detenido–, sino el poder económico venezolano, la CIA y otros funcionarios de la Embajada gringa.
Guatemala, por experiencia propia, no debe apoyar al presidente Obama, quien descaradamente declaró: “Yo, considero que la situación en Venezuela constituye una amenaza extraordinaria e inusual a la seguridad nacional y la política externa de Estados Unidos…”. “Por ello declaro una emergencia nacional para enfrentar esa amenaza”, lo cual representa, ni más ni menos, la intervención militar para garantizar los intereses norteamericanos y continuar fomentando la desestabilización de los otros gobiernos de la región que ejerzan su derecho a determinar su destino. Así como el presidente Otto Pérez saltó por las declaraciones del Vicepresidente de Estados Unidos, debería hacerlo en apoyo al Gobierno venezolano, pues una cosa es no compartir las políticas económicas y sociales del gobierno de Maduro, y otra respaldar una invasión militar contra un gobierno legalmente constituido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario