martes, 27 de junio de 2023

GUATEMALA: 25J: UNA SORPRESA Y UNA OPORTUNIDAD

Por Marielos Monzón

El 20 de agosto será un plebiscito entre la continuidad autoritaria o el rescate de la democracia.

La población habló y el mensaje fue contundente. Esta vez no se manifestó en las plazas como en el 2015, lo hizo en las urnas. El rechazo al Pacto de Corruptos, esa alianza perversa que tiene a la democracia guatemalteca en la sala de cuidados intensivos, recibió un duro golpe en la jornada electoral. 

La candidatura de Bernardo Arévalo del Movimiento Semilla concitó el apoyo de quienes vieron en esta elección la última posibilidad de frenar el avance autoritario y la persecución judicial selectiva que están acabando, a pasos acelerados, con nuestros derechos y libertades y que tienen en el exilio o en la prisión a operadores de justicia, activistas sociales, defensores de derechos humanos y periodistas cuyo “delito” fue el combate a la corrupción y a la impunidad. Así debe leerse.

Arévalo, quien no estaba en el radar del Pacto como un candidato con posibilidades reales de ganar —quizá por eso no fue víctima de la arbitrariedad del TSE ni de las altas Cortes a la hora de inscribir su candidatura— recibió los votos de un electorado harto del manoseo que el poder económico-político-judicial-militar corrupto —en alianza con estructuras criminales y mafias— instaló en nuestro país para perpetuar sus privilegios y su impunidad.

Fue una sorpresa, sí. Una buena sorpresa que nos devuelve las posibilidades reales de arrebatar con votos la instrumentalización del poder político que hace 8 años se instaló en la presidencia por la vía de los regímenes corruptos y criminales de Jimmy Morales y Alejandro Giammattei. La segunda vuelta será clave para ver si se logra romper la continuidad en la casa de gobierno del Pacto de Corruptos y devolver el oxígeno a esta democracia moribunda.

A los votos por Semilla (11.8%) y por el resto de partidos políticos que fueron oposición real a estos gobiernos (5.89%), se suman los votos nulos y blancos (24%) configurando una clara mayoría de la población guatemalteca (41.7%) que rechazó —yendo a votar— el actual estado de cosas y que reclama una transformación. El balotaje del 20 de agosto se constituye entonces en un plebiscito entre la continuidad y el cambio, entre el autoritarismo y la democracia.

Por supuesto que tras este remezón y el desconcierto en el que están sumidos vendrá de nuevo la recomposición de la alianza corrupta. No cabe duda que habrá una reacción y una reconfiguración de su estrategia, que incluirá cerrar filas con quien hasta antes de ayer era considerada la enemiga a derrotar en la segunda vuelta.

Hoy Sandra Torres y su anti-voto, ese que le aseguraba a Zury Ríos o Manuel Conde el triunfo en un eventual balotaje, empieza a ser su principal preocupación. Avivarán todos los miedos y los fantasmas y pondrán todos los recursos de los que disponen —que no son pocos— para recomponer y sobre eso tenemos que estar claros, prevenidos y articulados.

La candidatura de Bernardo Arévalo deja de ser en este momento solo del Movimiento Semilla para ser la expresión del cambio y de la defensa de la democracia frente a la desigualdad y el autoritarismo corporativo que controla al país. Ojalá las dirigencias políticas democráticas estén a la altura de la señal y del mensaje que la ciudadanía dio el domingo.

Es la hora de la unidad, no de las izquierdas o del progresismo, sino de las y los demócratas guatemaltecos que coincidimos en que lo que viene es el rescate de la democracia o la profundización del régimen autocrático que más temprano que tarde instalará una dictadura de la que difícilmente podremos salir.

https://www.prensalibre.com/opinion/columnasdiarias/25j-una-sorpresa-y-una-oportunidad/


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