Opinión: elPeriódico, 11 de abril de 2013
Dignidad y justicia
Gracias a los jueces y magistrados
Miguel Ángel Albizures
Lo que se ha dado en llamar el juicio del siglo o el juicio histórico, sigue su marcha ágilmente y qué bueno que así sea. El tribunal, pese a las cobardes y machistas embestidas de la defensa de los acusados, se mantiene con la frente en alto, porque no son como algunos profesionales del “derecho” que no pueden mirar a los ojos porque su pasado y su presente están llenos de estiércol, pues estudiaron para hacer pisto a como dé lugar y ofrecen sus servicios al mejor postor.
Algunos de ellos, son especialistas en torpedear los procesos y creen que a gritos pueden amedrentar a un tribunal compuesto por profesionales que están devolviendo la dignidad a Guatemala y dándole confianza al pueblo en un sistema de justicia, que empieza a caminar con los ojos vendados por los senderos que llevan a encontrar la verdad de los hechos, para aplicar el rigor de la ley a quienes resulten responsables del genocidio del que se les acusa, pues como lo dijo el licenciado Conde, perito propuesto por la defensa de Ríos Montt: “La ley es el pilar fundamental de la democracia”, y nadie es superior ella, pero se empecinan en retorcerla y están lanzando una campaña de desprestigio al tribunal, quizá porque dos de sus integrantes son mujeres y les desconcierta que en materia de derecho penal, no les puedan meter el dedo en la boca.
En un programa de radio escuché una serie de epítetos contra el tribunal y hasta se atrevieron a decir que posiblemente la Presidenta de ese organismo tenía un doctorado de Corn-Flakes. No interesa si el juez y las juezas tienen o no doctorados, porque no es el traje el que hace al monje y todo ser humano merece respeto y con mayor razón quienes tienen una investidura, que muchos de los defensores de genocidas o de narcos, jamás van a alcanzar. No son los tiempos en que existieron los tribunales y jueces sin rostro y en que se persiguió y asesinó a ilustres abogados que se negaron a marchar al ritmo que imponían los militares.
Los panfletos que están tirando en todos lados, los campos pagados, los artículos, las entrevistas que logran en los medios, no podrán borrar de la mente de una parte importante del pueblo, los testimonios que demuestran que sí hubo genocidio y que tenían la intención de exterminar al pueblo Ixil, porque como otros pueblos mayas, soñaron y siguen soñando con la construcción de un Estado que deje atrás el racismo, la discriminación y la exclusión a que han sido sometidos por la oligarquía y los militares. Gracias a los jueces y magistrados que están devolviendo la dignidad a las víctimas y contribuyendo a la construcción de un verdadero Estado de Derecho.
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