Miguel Ángel Albizures
Los magistrados de la Corte de Constitucionalidad (CC), no todos por
suerte, están contribuyendo a crear confusión en la ciudadanía y creo
que lo hacen intencionalmente, pues de tontos o neófitos, en aspectos
jurídicos, no tienen nada, pues no por gusto llegaron a esa alta
magistratura con la responsabilidad de reforzar y fortalecer todo el
sistema de justicia en el país y fallar conforme a derecho en todos los
amparos que llegan a sus manos.
Primero, conozcamos quiénes son los actuales magistrados de la CC, porque muchas veces no se conocen los nombres de quienes, con su fallo, pueden debilitar hasta grados insospechados el sistema de justicia y dejar que impere la impunidad en todas sus expresiones: El presidente de la Corte es Héctor Hugo Pérez Aguilera, y los demás magistrados son: Gloria Patricia Porras Escobar, Roberto Molina Barreto, Alejandro Maldonado Aguirre y Mauro Roderico Chacón Corado. Todos ellos pasarán a las páginas de la historia de acuerdo a la actitud que asuman en el juicio histórico que se sigue contra los generales Ríos Montt y Rodríguez Sánchez.
Todos han dado votos razonados, unos reafirmando su fallo, otros en forma disidente de la decisión, pero dando en el clavo del porqué el juicio no debe atrasarse más ya que afecta el derecho de los procesados y de las víctimas a obtener un pronunciamiento que termine con la incertidumbre, obteniendo justicia en un plazo razonable. Otro, al razonar su voto, da una lección de lo que debe ser la ética, la cual el abogado defensor de Ríos Montt no conoce, insistiendo en que el abogado (García Gudiel), tenía conocimiento previo de las causales que podrían provocar la separación de los jueces y que “en apego al principio de lealtad y buena fe procesal, tenía que abstenerse de intervenir en un proceso ya iniciado, “a efecto de no entorpecer el correcto desenvolvimiento de este, concluyendo que, en un acto carente de ética asumió la defensa con el objeto específico de provocar la separación de los jueces que ya intervenían”.
La Corte, no es celestial, es terrenal, y lo que hoy decida en lo que respecta a este histórico juicio, tendrá efectos positivos o negativos para el futuro del país, pues puede fortalecer la democracia, la justicia, el Estado de Derecho o la impunidad y a los grupos fascistas de antaño que están envenenando a las nuevas generaciones, con programas, artículos y panfletos escritos por la derecha más atrasada del continente. Por eso, la reacción de la sociedad debe ser contundente, exigir a los magistrados en pleno de la CC, una actitud digna y ética.
http://www.elperiodico.com.gt/es/20130514/opinion/228228/
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