Prensa Comunitaria
La Puya: En Defensa del Derecho a Informar y Opinar
El miercoles 3 de julio, en el Juzgado Segundo
de Primera Instancia Penal, Narcoactividad y
Delitos contra el Ambiente de la Ciudad de
Guatemala -Torre de Tribunales del
Organismo Judicial-, se llevó a cabo la
audiencia de primera declaración en el
Proceso 01186-2013-0106, por la agresiónes
y amenazas sufridas por comunicadores
sociales y comunicadores independientes en
La Puya el día 22 de noviembre de 2012
.
El exteniente Pablo Silas Orozco Fuentes y
Juan José Reyes Carrera, defendidos por el
abogado Fernando Linares Beltranena
, quedaron ligados a proceso. El juez ordenó
cárcel domiciliar, prohibición para salir del
país, caución económica y la orden de firmar el
libro de actas en la fiscalía del MP cada 15
días. La próxima audiencia fue fijada para el 2
de octubre del 2013.
Esta medida es un paso importante en la lucha
contra la impunidad, por la libertad de prensa
y de expresión, por los derechos de las
comunidades a la información veraz de lo que
les ocurre en sus luchas de resistencia
pacífica, frente a la violencia de las empresas.
Santiago Bastos y Quimy De León
1 ¿Qué fue lo que pasó en La Puya el 22 de noviembre?
En marzo de 2012 instalaron un plantón pacífico en el lugar conocido como “La Puya”, la organización comunitaria vio nacer al Frente Norte del Área Metropolitana -FRENAM, con el que desde entonces han impedido la puesta en funcionamiento de la mina, a base de su mera presencia y de sus cánticos religiosos[2].
Tanto la empresa como el Gobierno han intentado acabar con esta muestra de resistencia pacífica, pues se fue convirtiendo en un ejemplo para las luchas en todo el país.
La resistencia pacífica en “La Puya” lograría el incumplimiento de los trabajos dentro del plazo de un año de la licencia de exploración, sin que las empresas KCA y EXMINGUA realizaran trabajo alguno. El silencio complice de la Embajada de los EEUU frente a las agresiones de la empresa KCA y el Gobierno guatemalteco quienes han intentado de forma violenta acabar con esta muestra de resistencia pacífica.
Así, la empresa implementaria una nueva fase de violencia contra las comunidades, durante los meses de noviembre y diciembre de 2012, un grupo de personas, supuestamente trabajadores de KCA-EXMINGUA, estuvieron hostigando y provocándoles para romper el plantón. Como parte de su trabajo, desde el día 13 de noviembre un grupo de comunicadores sociales estuvieron cubriendo durante dos semanas estas constantes agresiones e intentos de ingresar de forma violenta hasta el lugar en donde se encuentra la mina.
Violencia contra las mujeres, insultos, amenzas, difamaciones, intinidaciones, racismo, discrinación y acciones homofobicas fueron parte de las agresiones de los personeros de la empresa y sus trabajadores que fueron documentadas y publicadas a traves de diversos medios de comunicación.
El 7 de diciembre hubo un intento ilegal de desalojo por parte de efectivos del pelotón antimotines de la PNC.[3]
En ese contexto de violencia, el día 22 de noviembre del 2012 se dio uno de esos momentos criticos en que “los mineros”, todos ellos con sus cascos azules al frente de los personeros de la empresa con cascos amarillos se acercaron a hostigar a las personas instaladas en el plantón. Teniendo de fondo los cánticos religiosos desde el plantón, se acercaron y ostensiblemente borraron la línea marcada con yeso que previamente había puesto la Procuraduría de Derechos Humanos PDH como límite o zona cero, para evitar conflictos y la posibilidad de un desenlace violento que pudiera justificar la represion del Estado.
Video: personeros de EXMINGUA-KCA agreden a comunicadores sociales y periodistas en La Puya.
Video: defensoras de DDHH fueron agredidas por mineros de EXMINGUA-KCA
Video: Agresiones de empresa minera KCA - EXMINGUA contra pobladores y pobladoras en resistencia pacifica en la Puya.
El hombre que les dirigía, claramente distinguible por su casco amarillo y el altavoz que usaba para gritar sus órdenes y consignas;
“…vamos a demostrar que somos gente que no se deja arrastrar por esos malditos, que no les tenemos miedo, y que sus cámaras y sus pendejadas no les tenemos miedo….
Se fue acercando a los comunicadores que cubrían y documentaban la actividad, les amenazó y les increpó:
“…respetamos los derechos humanos pero nos encontramos a estos malditos insultándonos con sus cámaras … Partida de maricones, huecos…”
Y después dirigiéndose directamente a ellos, les dijo: “los (no se entiende) los vamos a respetar, pero a estos maricones, jamás. Más a este peludo, a este (no se entiende) arrastrado, no lo vamos a respetar. Le tiembla la mano al hueco éste. Si sigue grabando va a ser el provocador de que toda esta mierda estalle y estalle ahorita”...
Video: Ex teniente Pablo Silas Orozco amenaza y agrede a comunicadores sociales.
Después, ante la firmeza de las mujeres en resitencia, se empezaron a retirar de nuevo a la línea que ellos mismos habían borrado. Pero suavizaronn su fracaso atacando verbalmente a hombres y mujeres por el uso de su fe y usar los estereotipos más vulgares: "Nosotros no nos escondemos atrás de un muro de marías ofendiendo a Dios y depues decimos 'mineros hijos de la gran puta'...", "....si quieren ver al diablo en calzoncillos lo van a ver, pisados", "tiene pecho y se jala la verga", "vamos, muchá, vamos a ir recibir la hostia". Mientras, de forma ostensible y amenazante, varios hombres y mujeres toman fotografias y graban tanto a los miembros del plantón como a los comunicadores.
Pero no acabó ahí cosa. Después se dirigió a una mujer y le gritó “¡¡¡apagá esa mierda!!!, ¡¡¡apagá esa mierda!!!”. Dejó el altavoz, y a menos de un metro, con las venas hinchadas y los ojos desorbitados, le volvió a gritar “¡¡¡apaga esa mierda!!”, mientras ella resistía pacíficamente, con gran valentía. Finalmente golpearon en la cara a una líder comunitaria y a otro comunitario lo agarraron ente varios para golpearlo.
(sentimos tener esta conexión sólo via facebook, pero merece la pena)
Todas estas actitudes y estas palabras quedaron grabadas en los videos que les acompañamos. Si pueden mírenlos, puede sentirse el mismo miedo que nos dio esa capacidad de transmitir odio, la intolerancia, el irrespeto y la criminalización ante la creatividad, la diferencia, el pensamiento crítico, la insumisión y la potencialidad de defensa de la vida, lamentablemente un mal social.[4]
Tras la presión, amenazas e insultos, los comunicadores se vieron en la necesidad de retirarse y dejar su labor, pues las amenazas iban dirigidas en torno a que podría “ocurrir algo muy grave” en contra de las personas en resistencia pacífica si ellos no se retiraban del lugar.
“violan el libre derecho de información al agredir física y verbalmente a los comunicadores que estamos presentes en La Puya. Las amenazas llegaron incluso a ser de muerte y linchamiento si no nos retiramos de lugar". [5]
Gracias a la velocidad y eficacia de las redes de comunicación independiente, supimos muy pronto que ese personaje de casco amarillo voz destemplada y ojos inyectados en sangre era Pablo Silas Orozco, militar retirado del Ejército de Guatemala, y empleado de la empresa KAC para el Tambor.
Días después se incrementó la situación de conflictividad en el lugar, pues hubo una carga ilegal por parte del pelotón antimotines de la PNC, lanzaron gases lacrimógenos a los presentes, se detuvo ilegalmente a cuatro líderes comunitarios. El acoso y la represión policial contra la resistencia pacífica, se dio a pesar de que las comunidades han cumplido con los procedimientos establecidos por la ley, no agredían ni violan ningún derecho como el de la libre locomoción como lo han querido manejar tantos los medios, autoridades y empresarios. [6].
Las comunidades, población y la Resistencia de la Puya, han estado dispuestas a resolver esta problemática por la vía pacífica, de esa cuenta han estado anuentes a conversar con el gobierno, piden que se les escuche y se respeten sus derechos elementales como el derecho a la vida. [7]
Resultado de estos hechos, tanto las comunidades como los comunicadores denunciaron todas estas agresiones ante el Ministerio Público.
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