domingo, 7 de julio de 2013

Los farsantes. Son o contratan abogados diestros en retorcer la ley, inventar amparos.

Miguel ÁngelAlbizures
 
Foto Sandra Sebastian
¿Quiénes son?, se preguntará usted, y por eso empezaremos por definir esa palabrita que le cae como anillo al dedo a quienes se escudan con una farsa de organización que dicen es contra el terrorismo, pero que su objetivo es la lucha contra la justicia. Los farsantes son mentirosos, dicen una cosa y hacen otra, su teoría no tiene nada que ver con su práctica y con su pulcritud externa, tratan de ocultar su podredumbre interna. Se carcajean pensando que pendejean a la sociedad y no se dan cuenta que el saco, la corbata, los zapatos bien lustraditos, no la cubren. 

Por ejemplo, hablan del respeto al debido proceso a los acusados de cualquier crimen o desfalco, pero son o contratan abogados diestros en retorcer la ley, en inventar decenas de amparos para entorpecer los procesos demostrando con ello, su incapacidad de presentar al tribunal argumentos sólidos que contribuyan a mejor fallar. Todo en defensa de su cliente, su héroe o su amigo, que una vez pague, no importa cuánto tarde el juicio o que tengan qué hacer, pues toda vez logren maniatar a la señora justicia o inclinar la balanza. El fin, justifica los medios. 

Dicen que quieren que la justicia funcione parejo y utilizan el soborno o la amenaza a jueces y fiscales para retorcerla, por las buenas o por las malas. Hablan de democracia y Estado de Derecho, mientras hacen circular panfletos fascistas y acusan públicamente a la Fiscal General de hechos y acciones que jamás realizó, y tratan de cobarde al Presidente de la República porque no la destituye.

Ahora la emprenden con fuerza contra el Procurador de los Derechos Humanos, porque no quieren que procure nada sobre los crímenes del pasado. Anhelan, desean y están luchando abiertamente por tener, cuanto antes, un Fiscal General, un Procurador y Magistrados de las Cortes, plegados a sus espurios intereses.

Por eso, farsante es sinónimo de embustero, mentiroso, y todo ello queda claro en la campaña publicitaria en la que han gastado miles de quetzales que, según uno de los militares asimilados, les paga gente del poder económico, tratando de deslegitimar la lucha por encontrar la verdad de los hechos y la aplicación de la justicia. En el fondo pretenden el borrón y cuenta nueva y por eso no han dudado en atacar al Procurador, a los jueces y fiscales, a líderes o defensores de derechos humanos, a la CICIG y saludan la salida de Dall’Anese Ruiz, condenando a todo aquel que quiera la depuración y funcionamiento imparcial del sistema de justicia.
Opinión: elPeriódico, 4 de julio de 2013

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