jueves, 31 de octubre de 2013

Monumento a la impunidad



Ya habían dado un zarpazo anulando la condena contra Efraín Ríos Montt.
Miguel Ángel Albizures
Para la comunidad internacional parece increíble lo que sucede en Guatemala, un pequeño país en donde unos cuantos magistrados, con el apoyo o bajo las órdenes de una elite económica que financió el genocidio, estén levantando un monumento a la impunidad   y pretendan darle validez a un decreto de amnistía recetado por los propios militares, después de que cometieron los más atroces crímenes contra la humanidad.

Para nosotros, acostumbrados a ver los más escandalosos fallos judiciales y las maniobras más sucias de abogados defensores de todo tipo de criminales, no es una sorpresa, porque no es la primera vez que hechos símiles acontecen en el país. Es lo común, es lo corriente, pero también es lo que amerita una rotunda condena de los sectores conscientes de la sociedad que persisten en construir otro tipo de país en donde impere un sistema de justicia a prueba de cañonazos económicos.

Es inconcebible que quienes deberían contribuir al avance del sistema de justicia, asuman actitudes tendentes a que siga imperando la impunidad y saquen de la manga el Decreto 8-86 que feneció al firmarse la Ley de Reconciliación Nacional, que no deja margen para amnistiar los crímenes de lesa humanidad. Ya habían dado un zarpazo anulando la condena contra Ríos Montt, pero saben que el reinicio del juicio en abril del próximo año, les pone nuevamente en aprietos, pues las pruebas son contundentes y los testimonios en contra de los acusados no puede ningún juez desestimarlos, y eso pone nerviosos a quienes en una u otra forma tuvieron que ver con el genocidio que se cometió en Guatemala contra el pueblo Ixil, incluso a quienes después del macabro paso de los fusiles y el estruendo de las bombas, llegaron con cara de ángeles a dar alimentos y contribuyeron a cercar a las comunidades. La historia lo registra todo.

No soportan haber sufrido una derrota judicial y por ello llevan a extremos la situación del país que puede tender a complicarse, pues si antes practicaron la persecución, tortura, desaparición y muerte, no es raro que de la amenaza pasen al atentado, pero la respuesta debe ser la movilización, la resistencia, la lucha contra la impunidad y ojalá, estas ofensivas de la extrema derecha, nos lleve a comprender la importancia de la unidad y la solidaridad.

La juventud, los hijos de los desaparecidos y de quienes murieron en las 626 masacres comprobadas, nos están dando el ejemplo de resistir y oponerse a la amnistía, porque solo pueden pretenderla quienes cometieron crímenes de lesa humanidad que jamás prescriben.
http://www.elperiodico.com.gt/es/20131031/opinion/237073/

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