Siempre surge la duda; ¿una vida vale más
que otra?, ¿es importante una etiqueta? En el caso específico de Venezuela, ¿se
tiene que ser Miss camisa blanca para que la vida valga algo? Algo así como la noticia
internacional. En el artículo de
Venezuela no es una Miss, comentaba la extraordinaria cobertura que se le dio a
la muerte de una Miss en una manifestación de las últimas semanas, ¿Por ser
Miss o por camisa blanca? ¿Usted qué cree?
En esos días decían los medios
internacionales volcados a defender a la oligarquía venezolana que, la vida de
todo ser humano debe ser respetada. En lo que estoy absolutamente de acuerdo.
¿Qué ha sucedido que hoy no dicen lo mismo con la muerte de la chilena Giselle
Rubilar? Extraña coincidencia con una balazo en la sien. ¿Será aquello de ojo
por ojo y diente por diente?
Qué pasa que las cadenas internacionales
de noticieros no hacen enlaces para una cobertura gigantesca que denuncie el
fascismo de la oligarquía venezolana que ha cobrado la vida de una mujer que
apoyaba la Revolución Bolivariana. Porque con la Miss camisa blanca lanzaban
pestes contra la ciudadanía socialista, contra ese pueblo honesto que ha
levantado la cara y ha salido de las alcantarillas gracias a una revolución
incluyente. Un país que no tiene que pedirle nada a nadie porque ha sido capaz
de lanzar fuera de sus fronteras a cuanto buitre extranjero estuvo sangrándole
las costados con apoyo de venezolanos oligarcas. En dónde están los columnistas y periodistas
que tecleaban a favor de la imposición estadounidense y que proclamaban paz
para el arrodillado pueblo venezolano en manos de comunistas asesinos. Porque para ellos cualquiera que defienda la
libertad de la patria es un terrorista y asesino, violador, torturador y
genocida. Es decir: cualquier persona
honesta y leal, es de temer.
Ni una sola mención de su muerte en los
medios en Estados Unidos. En dónde está
el gremio de artistas camisas blancas que hace unos días decía: Paz
para Venezuela. Venezuela estamos contigo. Los ojos del mundo están contigo
Venezuela. No estás sola. Lamentamos la
muerte de una insigne Miss. ¿Y Giselle, qué es Giselle?
Claro, Giselle no pertenecía a ninguna
oligarquía, a ninguna burguesía de clase alta. Giselle era una ciudadana
chilena estudiando en Venezuela, madre, hija, hermana, amiga, revolucionaria. ¿Qué pasó que no hablan en los medios
oficiales de su biografía?
¿En dónde están los comunicados de
entidades internacionales enviando sus condolencias a Chile por el
fallecimiento de una ciudadana de esa nacionalidad? ¿Condolencias a sus familiares? ¿En dónde están aquellos
artistas de “ideología independiente” expresando condolencias de la misma forma
cuando murió la Miss?
Cuando expulsaron de Venezuela a las lacras
de periodistas amarillistas los medios internacionales oficiales brincaron,
bueno pues Giselle era de nacionalidad chilena, ¿por qué no brincan? ¿por qué mantienen esta muerte al margen de
la noticia? Por qué el mundo debe saber
que fascistas encapuchados armados con
pistolas dispararon y de esas armas
salió el disparó que le dio en la cabeza. No era ni siquiera una manifestación en esas en que ambos grupos
de encuentran y se forma una batalla campal. Le dispararon cuando se acercaba a un lugar
donde estaban las barricadas puestas por los camisas blancas, territorio
obligatoriamente transitable para quienes viven en el barrio. Murió en Merida, Venezuela.
La hoja de vida de Giselle es extensa,
ferviente defensora de los derechos humanos, socialista -¿qué más se puede ser
en la vida si no de izquierda? Defensora de la lucha de los pueblos marginados,
de las mujeres en resistencia que acompañan la revolución.
Veamos pues en donde está aquel pueblo de
doble moral, de camisas blancas, denunciando la muerte de esta chilena de 47
años de edad, estudiante de la
Universidad de los Andes de Mérida. Por si van a decir que era una bochinchera,
vaga, desempleada, huele pega, cocainera,
prostituta y el sinfín de adjetivos calificativos para desestimar su vida, su
visión revolucionaria y su actuar en pro del progreso venezolano, ahí está su
biografía una ferviente hembra en resistencia de la opresión y del abuso, de la
burla y de la charlatanería de la oligarquía venezolana apoyada por este
imperio estadounidense.
Nosotras mujeres de pueblo no esperamos
para nada una migaja de los medios de comunicación oficiales, vendidos y
sobornados, solapadores de una
imposición y deslealtad de propios y extraños . Por esta razón nuestro grito es
de independencia en los medios alternativos, clandestinos, un eco sonoro que
sale del corazón rojo, rojo, rojo.
Descanse en paz Giselle y todas las víctimas - de izquierda y de derecha- de esta guerra
fascista que trata de desestabilizar a un gobierno socialista y revolucionario,
de esta sed capitalista del monstruo mundial desde donde escribo. Este opresor
que pone a pelear hermanos contra hermanos: unos manipulados y otros en la
defensa de la lealtad a la patria. Unos
acomodados y otros en la lucha por la equidad. Unos aburguesados y otros desde
el suelo desnudo donde respira la entraña y fidelidad.
Qué la sangre derramada no se seque en el
olvido, que la Revolución Bolivariana siga tan viva y la hermosa Venezuela tan lozana como el
jardín en flor que Chávez tanto abonó.
Para
y por las Giselle habidas y por haber en este mundo de injusticias y
podredumbre.
¡Viva el socialismo! ¡Viva Venezuela!
¡Viva Chávez! ¡Vivan por siempre las rebeldes hembras que luchan por la
equidad! ¡Viva la Patria Grande!
Ilka Oliva Corado.
Marzo 10 de 2014.
Estados Unidos.
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