Prácticamente eso fue lo que nos dijo la
flamante vicepresidenta de la república al enterarse del ataque armado contra
dos alumnas –hermanas- del Instituto Normal Centroamérica, el mismo que
ocasionó la muerte de una de ellas y tiene a la otra en estado delicado.
“Pero no entendemos, cómo puede ser que
puedan atacar a niñas que van a estudiar, de verdad eso ya es mucha enfermedad.
Y le pedimos a Dios que nos cuide y que nos bendiga y que no sucedan este tipo
de cosas”. Declaraciones de la vicepresidenta Roxana Baldetti.
O sea pues, algo así como que no deben
atacar a las niñas que van a estudiar pero a las otras sí, si atacan a las que
estudian es enfermedad y si atacan a las que no, no pasa nada seguramente “en algo
andaban”, “saber ni en qué andaban metidas”,
“ por putas de seguro”. Es decir el feminicidio
es justificable según las declaraciones de la señora, todo
dependiendo del nivel de la sociedad al que pertenecía la víctima, a qué se dedicaba, qué
tipo de amistades tenía, qué lugares frecuentaba y si tenía novio, amante o
esposo. Las que tienen novia, amante o compañera no son clasificables porque en
Guatemala las personas homosexuales son culpables de toda la violencia que
puedan recibir por parte de la sociedad, no son merecedoras de la justicia porque la justicia no defiende
a “aberraciones de la naturaleza” a esas
almas impuras que lo que merecen es arder en el infierno, por eso oremos
hermanos.
Siendo Guatemala un país de doble moral,
de cucuruchos, tres golpes de pecho y alfombras - no solo en Semana Santa-, las
declaraciones de la señora vicepresidenta vienen a caer como anillo al dedo. En
lugar de salir a manifestar y exigir
un alto a la violencia abarrotemos las
iglesias y oremos, pidamos al Santo Sepulcro que nos libre de La Muerte Quirina, vámonos haciendo romería
hasta la Esquipulas -en la caravana de
buitres- y pidamos al Cristo Negro -o a Quirio Cataño- que nos libre de
todo mal ya que el Gobierno del país
está ocupado en desfalcar, vender y extraer lo poco que le queda a Guatemala. Y nosotros pueblo indigno necesitamos lavar
nuestras culpas y desvergüenza, nuestra deslealtad y mezquindad, aprovechemos
entonces la invitación de la
vicepresidenta y oremos hermanos.
Para quien disfrute de las bebidas
espirituosas puede cambiar de oración y de romería y dirigirse con su
cargamento a visitar a Maximón, le fuma
el puro y comparte del agua bendita y sus pecados serán lanzados al pozo del
olvido por lo menos mientras le dura la
goma de tres días.
Es inconcebible que una autoridad gubernamental como lo es la
señora vice, explique la violencia con este tipo de declaraciones que más que una burla al dolor de la familia
de las víctimas es un aplauso a la impunidad que ellos mismos como Gobierno se
han encargado de sostener.
Mientras una declara que hay que orar
–hincados en granos de máiz- el señor presidente –genocida- aprovecha la
noticia para caminar por la alfombra roja –por tanta sangre derramada- y hacer
acto de presencia en el hospital a donde fueron llevadas las víctimas, con la
única finalidad de ser el centro de atención del momento, atribuir a su administración el estar al pendiente de la
investigación. Mucho ayuda quien no estorba. Muchas son las obligaciones que
tiene como presidente de la república y que no cumple como para
que abuse y ande chumpipeando.
No necesitamos sus declaraciones de
Agente 007, lo que urge es que finalmente se ponga a trabajar que es lo menos
que ha hecho en el tiempo que lleva ejerciendo como presidente.
Y nosotros pueblo de miseria, de
inconciencia, descarado, sumiso, ruin, acomodado, holgazán, mezquino y solapador
tenemos como única salvación como bien lo
ha dicho la distinguida y recatada vicepresidenta de la república:
hincarnos y orar día y noche para que el dios de los amodorrados sea quien se
encargue de exigir justicia ya que
nosotros somos unos viles espectros que
hedemos a indiferencia.
Ningún tipo de violencia es justificable,
ninguna muerte, más aun el feminicidio. Sigamos durmiendo que ya será la
impunidad la encargada de despertarnos cuando toque a nuestra puerta y ahí sí,
ni orando, ni orando vamos a poder con ese dolor. Ya usted dirá si se echa un guacalazo de agua
fría y se sacude la apatía, se le quita lo vasallo o duerme
con su gusto y con su gana en la tranquilidad de la sumisión. Mientras se averigua, KEEP CALM AND OREMOS
HERMANOS.
Ilka Oliva Corado.
Abril 04 de 2014.
Estados Unidos.
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