Apuesta miope. Un golpe de Estado en marcha
Dina Fernández
Al principio no lo creí. Pensé que eran fantasmas de teorías conspirativas. ¿Reformar la Constitución a 12 meses de la convocatoria a elecciones para alargar el periodo presidencial? ¡Por favor, aquí la gente no está tan loca!
Ahora no me queda más que admitirlo: al parecer me equivoqué. Vamos a demostrar ¡otra vez! que bien podríamos ser la meca de la psiquiatría contemporánea, dada la abundante y variada patología que nos rodea. Luego de que Arístides Crespo hablara públicamente de alargar el periodo presidencial, luego de que esta idea recorriera los pasillos del Congreso como una plaga de grillos, luego de que el columnista Gustavo Berganza sacara al tema a las páginas de Contrapoder, el presidente Otto Pérez Molina se ha asomado a las cámaras con un sonrisita cómplice y socarrona, a decir que sí, que podría ser, que se puede analizar. Si fuera por mí, desde ese momento habría hecho sonar las alarmas de fuego antiaéreo, pero ya saben cómo va la cosa por aquí: de cruda por celebrar la Décima del Real Madrid o el esfuerzo del Cholo Simeone, que tenía detrás a todos los culés. Tan en serio va la propuesta que hay quienes afirman que podrían contratar al famoso gurú continental de las campañas negras –el venezolano JJ Rendón, ahora acusado de canalizar dinero del narcotráfico hacia el candidato uribista en Colombia-- para darle a esta idea el spin necesario. Pues bien se lo pueden ahorrar, porque yo no veo a la ciudadanía alzada, lo cual resulta lo más preocupante de todo: que mientras unos siguen su camino como si nada, otros, los que más influyen, lleguen a pensar que hasta conveniente es. Ya lo dijo Berganza: a muchos políticos les gusta la idea. Dos años más no le vienen mal a diputados y alcaldes, no digamos a otros funcionarios. Del lado del sector privado y sus distintas expresiones, parece que la idea tampoco levanta muchas ampollas. Baldizón va bien en las encuestas y muchos temen que un triunfo de Lider sea inevitable si hay elecciones en 2015. Retrasar los comicios por dos años podría abrir la puerta para otras posibilidades. Yo escucho atónita semejantes ideas. Me parece de una insensatez totalmente insondable que tan siquiera nos lo estemos planteando. Primero: Solo sugerir estos cambios en el periodo presidencial linda con lo delictivo, es tan sedicioso como plantear la posibilidad de un golpe de Estado. Dar por buena la idea, retorcer el sistema para que cuaje, es meterle una puñalada a la Constitución: una puñalada artera y desvergonzada. ¿La última antes de que la institucionalidad colapse? Segundo: ¿A dónde nos llevaría este precedente? ¿De dos en dos van alargando el mandato para siempre? ¿Y qué detendría a otro loco de seguir los mismos pasos si ya el camino está abierto? ¿Qué tal que el gobierno de OPM se extiende dos años más, pero luego de cualquier forma resulta electo Baldizón y él decide quedarse ad eternum? Tercero: ¿Qué garantiza que con este cambio se evita que “venga el Coco” y nos devore de un lengüetazo? La ley no está para encontrar la forma de jugarle la vuelta, en especial si con semejantes vericuetos lo que se pretende es beneficiar intereses puntuales y particulares. La ley está para respetarla, porque establece el marco de una convivencia pacífica. Esta semana se debe celebrar en el Congreso una sesión solemne para conmemorar el Día de la Constitución. Ojalá que los diputados asistan en la calidad que juraron hacerlo, no para regocijarse en una violación tumultuaria.
http://elperiodico.com.gt/es/20140526/opinion/248088/
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