Una de las estrategias más antiguas de la guerra psicológica es “mentir para confundir y generar caos”. El uso sistemático de mentiras y falsedades, unido al de improperios y ataques personales, no pretende esclarecer los hechos sino confundir la percepción de la realidad y desviarla por rumbo equivocado. En los ataques que se han formulado contra mi persona a través del grupo Albavisión y Radio Sonora, que forman parte del monopolio de la televisión que sigue existiendo en Guatemala, se repiten falsedades ya formuladas anteriormente y hoy agregándole el ataque de valores personales.
Esta campaña es compartida también por la Fundación Contra el Terrorismo, por intereses de cada uno. Para el monopolio, es el de manifestar su rechazo a lo expresado al informe que, como Relator de Libertad de Expresión de la ONU, cuestioné al Estado de Guatemala por permitir en pleno siglo XXI la existencia de un monopolio en las comunicaciones. Y, en el caso de la Fundación Contra el Terrorismo, es fácil entender los motivos de lanzar campañas de desprestigio, lo cual hacen regularmente contra diferentes personas, por el simple hecho de reivindicar los derechos humanos. El principio fundamental de la libertad de expresión a través de los medios es el de “diversidad y pluralismo”, que fue establecido por la Unesco.
En el mundo desarrollado, desde EE. UU. hasta Sudáfrica estos son los principios reconocidos y solo reaccionan negativamente quienes desean preservar sus privilegios económicos de monopolio. Las afirmaciones hechas en esta campaña son un refrito de temas ya aclarados en su momento, y de los cuales no hay ningún secreto. En el caso de Pavón, la función de Copredeh fue la de estar afuera para observar el traslado de los reos de Pavón a Pavoncito, porque se habían dado algunas medidas cautelares por la CIDH, esto era competencia del mandato. Personalmente entré hasta que llegó el presidente de la República y la comitiva de prensa, y acompañé el recorrido de Pavón. Esto lo planteé públicamente ante la prensa cuando se me preguntó y lo reiteré ante la fiscalía que investigó el caso en el MP, por lo que no hay nada que ocultar, pues ni yo ni el equipo de Copredeh participó de ninguna parte del operativo.
Hoy surgen nuevas acusaciones, como haber participado en atentados contra personas a quienes admiro y con quienes además tengo una excelente relación personal, como monseñor Ramazzini. Es muy fácil acusar a alguien de cualquier cosa, y atacar en lo personal para distraernos y pretender hacernos olvidar que en Guatemala sí hubo genocidio.
Las relatorías de Naciones Unidas son temporales, todas duran tres años. Yo termino en agosto y mi último informe al Consejo de Derechos Humanos fue presentado en junio. Termino mi mandato con la satisfacción de que mis informes han sido solicitados por los Estados porque marcan temas centrales de libertad de expresión, recibí el reconocimiento, tanto del personal de Naciones Unidas, de las misiones y de Sociedad Civil, y sigo dispuesto a enfrentar cualquier obstáculo o amenaza, pues quien trabaja por los derechos humanos en Guatemala puede sobrevivir en cualquier parte del mundo.
http://m.prensalibre.com/ultima-hora/nota/127092549
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