jueves, 10 de julio de 2014

Entre chafas te veas


HELMER VELÁSQUEZ

Manifiestas limitaciones para gobernar.

Chafa hace referencia al hombre que profesa la milicia (sic). Obviamente habrá otras acepciones, yo me refiero a esta. Al respecto, razono: nadie a la firma de la Paz, pensó con seriedad –salvo los acuartelados– que el armisticio allanaría el camino para la vuelta de la cúpula militar, a la administración del Estado. Sin embargo, nadie sabe para quién trabaja. Lo cierto es, que están de vuelta y ejerciendo liderazgo: en el Ejecutivo, Congreso, aduanas, puertos, aeropuertos, aparatos de seguridad y… hasta la Seguridad Social; un segundo círculo opera como asesor por aquí y por allá. En síntesis, coparon administración pública y poder político.

Al pueblo y los estamentos democráticos nos va mal, muy mal. Los chafas siempre han sido pésimos gobernantes. Nuestra historia hace acopio de aquello. La segunda mitad del siglo pasado, ejercieron 30 años de forma continuada. Es evidente el lamentable estado en que dejaron esta sociedad. Hasta el fútbol se corrompió y como resultado, pasamos a ser la cola de Centroamérica, en este deporte. Nuestra última hazaña un campeonato de Concacaf, hace varios lustros. Para castigo social y como si la comprobación histórica no fuera suficiente, los tenemos “a prueba” de nuevo. Evidentemente luego de 30 meses de gobierno Pérez, se confirma la regla: ni estadistas ni gobernantes. Un verdadero fiasco. Las finanzas del Estado a la quiebra, corrupción recurrente, ánimo social pésimo, pobreza en crescendo. Visibilidad mundial ganada a pulso, por violencia cotidiana, irrespeto a los Derechos Humanos e impunidad.

Son, eso sí, obedientes y no deliberantes, con el poder corporativo. Con esta alianza solo deben cuidarse del ojo del Norte; no vaya a ser que los agarren con las manos en la masa y se les vaya a ocurrir extraditarlos. Las vergüenzas del país son abundantes, aquí una muestra: expulsar a dos Cooperantes de las Brigadas Internacionales de Paz, por “meterse” en asuntos internos –el Canciller guarda silencio–, si eso no fuese suficiente, el flamante militar director de la Seguridad Social. Sí ese mismo que tomó posesión del cargo vitoreado por una unidad militar de asalto; arremete ahora, financiado con el dinero de los trabajadores –que pagamos su salario– en contra de la libre expresión; para el efecto encausa a Jose Rubén Zamora. Una verdadera vergüenza. En cuerda separada, pero desde la misma equina, los oenegeros aquellos, que hacen apología del terrorismo de derecha pretenden determinar qué puede expresar Daniel Pascual y qué no. Triste momento para la democratización del país. De nuevo en un bache chafa.
http://www.elperiodico.com.gt/es/20140710/opinion/250558/

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