MIGUEL ÁNGEL ALBIZURES |
Los trágicos hechos que acontecieron en la aldea Los Pajoques, de San Juan Sacatepéquez, es el desenlace –por el momento– de múltiples provocaciones y muerte sembrada en otros puntos cardinales del país, a raíz de una serie de movilizaciones y justas protestas de organizaciones sociales y movimientos indígenas en contra de la imposición de leyes lesivas, la defensa del territorio, la entrega de recursos naturales a capital transnacional y de la corrupción e impunidad imperantes en las más altas esferas de Gobierno.
Dos días antes un grupo de encapuchados apareció en las protestas que se realizaban en Cubilhuitz-Salacuín, Alta Verapaz, instando a los participantes a que incendiaran las instalaciones de la Moscamed y ante la oposición de los líderes comunitarios, los encapuchados la emprendieron contra la oficina de esa entidad y no tardó la Policía Nacional Civil (PNC), en llegar y agredir a los miembros de la comunidad que estaban en la protesta pacífica, pero hechos similares se sucedieron en otros lugares de protestas. En Camotán, Chiquimula, fue detenida la periodista Norma Lila Sut Sansir, cuando apenas llegaba a cubrir la protesta de los comunitarios, diez agentes se le fueron encima, la engrilletaron y junto a ella también fueron detenidos Carlos Alfredo Juárez miembro de la organización “Nuevo Día”, Marco Tulio Vázquez Martínez, Domingo Pérez Ávalos y Santos Bernaldino Pérez Ávalos.
En San Juan Sacatepéquez, a pesar de las constantes peticiones para que agentes de la Policía Nacional Civil intervinieran, no lo hicieron ni la noche del viernes ni en la madrugada del sábado, es decir se hicieron totalmente babosos, lo cual dio lugar a que aumentaran las muertes en esa aldea que trae como consecuencia que se acuse a las organizaciones que se oponen a la cementera y no sería raro que se capturara a varios de los líderes comunales que defienden su territorio, todo ello encaja en los planes del Ministro de Gobernación de impedir por todos los medios el ejercicio del derecho de organización, protesta y resistencia frente a la arbitrariedad que caracteriza a los funcionarios de Gobierno.
No respaldamos la violencia en ninguna de sus formas y menos aún, cuando el resultado es la pérdida de vidas humanas, por lo que los hechos de San Juan Sacatepéquez deben ser profundamente investigados y deducir las responsabilidades, tomando en cuenta la negligencia de los agentes. Ojalá y la suspensión de garantías en ese municipio, no dé lugar a más abusos de autoridad. Con la presencia de más de mil agentes, no se resuelven los problemas, mientras todo se siga haciendo en defensa de los intereses empresariales y no se tome en cuenta la opinión y el sentir de las comunidades, pues la provocación solo trae violencia y muerte.
http://www.elperiodico.com.gt/es/20140925/opinion/2365/Provocación-y-muerte.htm
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