México es mucho más que la enorme fosa
clandestina, más que las desapariciones forzadas, que las emigraciones, mucho
más que el amarillismo de los medios de comunicación. México es más que el turismo mediático de Televisa y sus aliados.
Mucho más que Salinas de Gortari y Carlos Slim. México es más que la corrupción
institucionalizada. Que las grandes mafias que se sientan en poltrona de embajadas
y consulados. Mucho más que la bullaranga acapulqueña donde se divierten los
niños ricos. Mucho más que las telenovelas baratas en horario estelar. Más que
los vende patrias fascistas.
Claro que sí, es mucho más que el
Instituto Nacional de Migración, desapareciendo, torturando, vendiendo y
asesinando migrantes. Es más que la falta de respeto de un presidente corrupto
y asesino. Más que los pactos que se
sellan dentro de las cuatro paredes de
La Casa de los Pinos.
Lo escuché en su voz cuando me dijo:
“Igual, tierra de paz.” Es la voz sonora de los mexicanos diciendo: Iguala
somos todos.
Diciendo: México ya se cansó. Pienso
luego me desaparecen. Todos somos Ayotzinapa. Se necesita sangre tipo Zapata
para los mexicanos. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia. A
fuego se los llevaron, a fuego serán vengados. México despierta.
México es la dignidad de su gente, su
cólera y su valor. Es la rebeldía de sus estudiantes. Es la honra de la
Universidad Nacional Autónoma de México. México es las Autodefensas. Es los presos
políticos como Mireles. Es los sacerdotes honestos del calibre del Padre
Solalinde, Fray Tomás González y Pedro Pantoja. Las revolucionarias como Sor Juana Inés de la
Cruz. Los maestros como Lucio Cabañas. México es el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
La cuadrilla de vendedores ambulantes. Los jornaleros, las mujeres que trabajan
en las fábricas y maquilas. Es la sonrisa de los niños que crecen en el campo.
Es la solidaridad de las vecindades. México es Frida Kahlo y Chavela Vargas. México
es Las Adelitas. Es Poniatowska, Aristegui, Lydia Cacho y Sanjuana Martínez. México es el sinfín de obreros. Es Las
Patronas y Elvira Arellano. México es Café Tacuba, denunciante.
Así lo entendí cuando me dijo: “Iguala,
tierra de paz.”
Que México es más que los tacos y los
mariachis y el tequila. Es mucho más que el silencio, el temor y la omisión.
Que la apatía y el flagelo. México es su Revolución. Es mucho más que el grito
homofóbico y discriminador -puto- en los
estadios. Más que el machismo. Mucho más que sus élites de clase.
México es sus movimientos sociales, tan
poderosos como el Popocatépetl. Es su juventud energética y su madurez
concienzuda. México es los millones de mexicanos que se levantan todos los días
en la madruga para irse a trabajar honradamente. Es la decencia y seriedad de un
pueblo milenario. Es sus idiomas y etnias. Es su diversidad hermosa.
México más que la violencia
gubernamental, la desmemoria, la falta de identidad, es la consecuencia de la
denuncia, es la rebelión que está tomando sus calles, es las manifestaciones de
sus hijos exigiendo paz, justicia y la renuncia de Peña Nieto. Es sus
estudiantes honrando la oportunidad de acceso a la educación superior. Es los
padres, los hermanos, las comunidades, es la sociedad exigiendo paz.
México es la revolución que renace, es el
pueblo que se ha puesto de pie, para decir: ya no más, ya nos cansamos,
exigimos que se nos respete.
Cómo quisiera que México no tuviera
fronteras para que la dignidad abarcara también Centroamérica, donde nos
desaparecen estudiantes, nos matan mujeres, nos violan y embarazan niñas, nos
matan a la juventud en emboscadas de limpieza social, nos venden la tierra, nos
matan la niñez de pobreza y hambruna; y a los pocos líderes comunitarios los
encarcelan en bajeza de gobiernos opresores y dictatoriales, o los asesinan, mientras el pueblo guarda
silencio escondido en su sumisión, lamiendo el recuerdo de las heridas de un pasado que arrasó con la
dignidad y el arrojo.
“Iguala, tierra de paz.” Dijo, y me hizo
pensar en que aún falta mucho por hacer
y que debemos involucrarnos todos, sin distinción de clases, fronteras,
ni de fumadas que dividen la dignidad humana.
Mucho gusto, le dije, mientras este artículo comenzaba a gestarse
en la noche fría del noviembre estadounidense, al compas de la legendaria
canción de Alí Primera, No basta rezar.
Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado
Noviembre 17 de 2014.
Estados Unidos.
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