MIGUEL ÁNGEL ALBIZURES
Guatemala ocupa el tercer lugar de mortalidad infantil en la región centroamericana.
En 1957, Otto René Castillo soñó un mundo mejor para la niñez, los vio, a finales del Siglo XX, sonreírle a la vida y disfrutar plenamente su niñez, a ellos dedicó su poema “Retorno a la Sonrisa”, sonrisas que, 59 años después, siguen siendo truncadas y en vez de ellas vemos doloridos rostros pidiendo clemencia y un poco de atención de una sociedad indiferente ante la muerte lenta, pero segura de quienes les falta el pan de todos los días, y que jamás pondrán un pie en la escuela porque unos cuantos se aprovechan de su gran necesidad y de su débil fuerza para enriquecerse. Otto René les vio así “Los niños nacidos a finales del siglo serán alegres. (Su sonrisa es de sonrisas, colectivas.) Yo, hombre en lucha a mediados del siglo, digo: a finales del mismo los niños serán alegres, volverán otra vez a reír, otra vez a nacer en los jardines”.
Pero hoy, pasados 16 años del nuevo siglo, nuestra realidad es la que dice Prensa Libre de ayer “Muerte de 63 bebés se atribuye al agua sucia”, refiriéndose a Jalapa. Y elPeriódico señala “Niños pobres, malnutridos y sin educación”, y nos remite a los datos que nos da la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado y que siguen siendo aterradores, pues la desnutrición crónica en menores de cinco años pasó de uno por cada mil habitantes en el 2009, a veintiséis por cada mil en el 2015; la mitad de las personas que viven en pobreza extrema, son niños menores de quince años, pero en San Mateo Ixtatán, Huehuetenango, que puede ser también en aldeas de San Marcos, Quiché o Alta y Baja Verapaz, nos dice el informe que de cada diez niños menores de cinco años, ocho padecen de desnutrición crónica. Por su parte el informe del Procurador de los Derechos Humanos ratifica la situación de miseria que vive la niñez y los efectos que tiene mortales que tiene, pues Guatemala ocupa el tercer lugar de mortalidad infantil en la región centroamericana y las muertes de niños y niñas menores de cinco años por enfermedades diarreicas agudas, tienen el segundo lugar en el continente con 10.9 por ciento, mientras que en relación a las infecciones respiratorias agudas, tenemos el mayor porcentaje de América, 22.2 por ciento y en el 2015, de cada mil nacidos vivos, 35 niños menores de cinco años murieron.
Todo lo anterior, para decir también que hay madres que sufren el dolor más atroz que dejó la actitud bestial del Estado guatemalteco, la desaparición forzada y premeditada de más de cinco mil niños y niñas, entre ellas las hijas de Adriana Portillo: Rosaura y Glenda de diez y de nueve años, y de su hermana Alma de año y medio, así como el secuestro y desaparición de Marco Antonio Molina Theissen de 14 años de edad, hijo de Emma, quien al cumplir hoy, un año más de haber sido desaparecido por las fuerzas de seguridad, ella dice que: “Quienes lo hicieron no tomaron en cuenta que más allá del odio y la destrucción que sembraron, existen el amor y la dignidad y que con ellos se impulsaría la justicia que él y todas las víctimas esperan para cerrar sus ojos y descansar en paz”. Nuestra solidaridad con las familias que tienen niños desaparecidos y con aquellas madres que ven morir a sus hijos por falta de recursos.
http://elperiodico.com.gt/2016/10/06/opinion/ninez-sin-futuro/
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