Miguel Ángel Albizures
Así titula su página la Asociación Comunicarte al referirse a los y las secuestradas el 24 de agosto de 1980 del centro de retiros Emaús, ubicado en Palín, Escuintla, hecho olvidado por muchos e incluso por sindicalistas que deberían ser los llamados a reivindicar a quienes en la década de los setenta se jugaron la vida en defensa de los derechos de los trabajadores.
En el momento que el presidente de la República da un tremendo paso en falso, y las declaraciones de la Fiscal General son contundentes en defensa de Iván Velásquez, Jefe de la CICIG, se cumplen 37 años de la desaparición en 1980, de los 17 sindicalistas y estudiantes de la Escuela de Orientación Sindical de la Universidad de San Carlos, así como del administrador de la finca Emaús, cuyo cuerpo apareció días después. Su delito, ser testigo de la llegada de las fuerzas de seguridad y del brutal y masivo secuestro de quienes estaban reunidos en ese local.
Todos los días, y todos los meses del año ochenta fueron de dolor y rabia, ya en una oportunidad dijimos que el mes de agosto fue trágico como lo fue septiembre, pues tampoco se puede olvidar el secuestro, desaparición y asesinato de diez líderes estudiantiles, cuando en agosto y septiembre de 1980, los esbirros se dedicaron a detener violentamente, en diferentes lugares, a quienes exigían la transformación de la Usac. En ambos casos cayeron varias jóvenes mujeres que, como siempre, estaban en las calles reivindicando los derechos del pueblo.
En estos momentos políticos tan difíciles, en que el gobierno se tambalea y da pasos hacia al abismo, en que el movimiento sindical y estudiantil es invisibilizado, en que el sistema de justicia busca su independencia, y los sectores de poder debilitarlo, es importante que la nueva dirigencia estudiantil se ponga a la altura de los acontecimientos, busque la granítica unidad frente a la adversidad, y que la dirigencia sindical busque la unidad de todos los trabajadores y discuta estrategias conjuntas para defender los derechos, no solo de los trabajadores, sino del pueblo que se debate en una situación económica desesperante.
Por ello, es prohibido olvidar a los dirigentes estudiantiles y sindicales y todos a los que cayeron en aras de la transformación del país y a quienes les debemos los pocos espacios de expresión que tenemos. Es prohibido olvidar el papel que la Fiscal General Thelma Aldana ha jugado al frente del Ministerio Público y la contribución del jefe de la CICIG para ir extirpando la corrupción de las instituciones del Estado. Es prohibido olvidar a los jueces y fiscales probos que contribuyen a rescatar al país de las manos de las mafias. Hoy los estudiantes universitarios han dado un paso importante para rescatar la AEU, falta ver sus pasos siguientes al lado del pueblo como lo hicieron décadas anteriores, y falta ver un movimiento sindical seriamente unificado, cuestionando la realidad y luchando por transformarla, tal como lo hicieron los mártires estudiantiles y sindicales.
https://elperiodico.com.gt/opinion/2017/08/24/prohibido-olvidar/
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