María Aguilar
El caso es, además, importante porque toca a una cúpula dentro del Ejército, que se asumía intocable.
Para el jueves 1 de marzo está programado el inicio del juicio contra los militares de alto rango, Benedicto Lucas García, Manuel Callejas y Callejas, Francisco Luis Gordillo Martínez, Edilberto Letona Linares y Hugo Ramiro Zaldaña Rojas, acusados de delitos contra los deberes de la humanidad, violación con agravación de la pena y desaparición forzada por la detención, violación y tortura de Emma Guadalupe Molina Theissen y por la desaparición forzada de su hermano Marco Antonio, el 6 de octubre de 1981 en la Ciudad de Guatemala. Marco Antonio, un niño de solo 14 años, fue sacado violentamente de su casa frente a los ojos de su madre como venganza, ante el escape de su hermana Emma Guadalupe de la cárcel clandestina ubicada en la zona militar 17-15, Manuel Lisandro Barillas de Quetzaltenango, donde fue torturada y violada.
El proceso es ya un precedente para Guatemala y la humanidad, porque lleva a los tribunales los delitos que las fuerzas de seguridad cometieron contra la niñez. En otros procesos de justicia transicional se había mencionado la tortura, asesinato, violación, robo y desaparición de niños, pero no de forma independiente sino como parte del conjunto de personas o comunidades victimas de masacres. Por eso, ante el caso Molina Theissen es imposible sustentar la tesis del Gobierno y el Ejército que justifican sus brutales delitos aduciendo que eran parte de la lucha contra el comunismo. El caso es, además, importante porque toca a una cúpula dentro del Ejército, que se asumía intocable.
La importancia de la justicia transicional radica en poner precedentes para la no repetición. La brutalidad de la guerra no tiene justificación, menos la violencia cometida contra niños. Comprender y apoyar estos procesos es fundamental para Guatemala, porque el Estado, de diferente forma, continúa masacrando y desapareciendo niños.
Para la familia Molina Theissen, el jueves empieza la culminación de un proceso de décadas por buscar justicia para Marco Antonio, su madre y hermanas son solamente una de miles de familias que han cargado con la tortura eterna que causa la desaparición forzada. Solidaridad y apoyo para ellas, que su ejemplo fortalezca a miles de familias que siguen buscando o esperando a sus seres desaparecidos.
https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/02/26/emma-y-marco-antonio-molina-theissen/
lunes, 26 de febrero de 2018
jueves, 22 de febrero de 2018
DÍA NACIONAL DE LA DIGNIDAD DE LAS VICTIMAS
Día nacional de la dignidad de las víctimas
El derecho a la justicia no se le puede ni debe quitar a las víctimas, ni mucho menos el derecho del pueblo a expresarse en la forma que quiera y por cualquier medio.
Miguel Ángel Albizures
Como una afrenta a las víctimas, y a sus familiares, los diputados encabezados por el dinosaurio de corbatín, preparan sus baterías para aprobar reformas a la Ley de Reconciliación Nacional porque pretenden que queden en plena libertad, y veinticuatro horas después de aprobarse las reformas, quienes se encuentran en la cárcel por los crímenes de lesa humanidad cometidos a lo largo del conflicto armado interno, y más concretamente, durante los gobiernos dictatoriales de Romeo Lucas García, Efraín Ríos Montt y Oscar Humberto Mejía Víctores.
No hay que olvidar que ya intentaron pasar otras iniciativas para desocupar la cárcel de Mariscal Zavala y Matamoros de quienes han sido acusados de corrupción y de formar estructuras criminales, pero no lo han logrado, ni creo que el pueblo se quede de brazos cruzados ante semejantes propósitos, pues además sigue la amenaza de restringir y penalizar el derecho de libre expresión, las manifestaciones y protestas y hasta el derecho de libre locomoción. Si además de ello, la Comisión de Postulación le deja abierta la puerta al Presidente para que, entre los seis candidatos a Fiscal General, pueda seleccionar a uno que se pliegue a los intereses de los corruptos, estamos fritos, la depuración de las instituciones del Estado se paralizaría, y los miembros de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, y el Comisionado, serían perseguidos y expulsados del país. El Ministerio Público quedaría en sus manos, a su servicio, para que la impunidad se mantenga, como sucedió a lo largo de los treinta y seis años de conflicto armado e incluso con los gobiernos posteriores a la mal llamada apertura democrática, tal como lo demuestran las múltiples capturas.
No se necesita romperse los sesos pensando en los puntos que nos pueden unir para una lucha conjunta, pues todo lo que hay que hacer, es dejar atrás las diferencias políticas e ideológicas que nos carcomen, y entrarle con fuerza a la defensa de los derechos fundamentales del pueblo, que pretenden ser pisoteados. Los responsables están en el Congreso y, detrás de ellos, hay militares y gente del poder económico que sienten que el brazo de la justicia les puede alcanzar.
El próximo domingo 25 de febrero, se cumplen 19 años, desde que fue estremecido el Teatro Nacional con la entrega del informe Memorias del Silencio, especialmente cuando Christian Tomuschat dijo que todo indica que hubo genocidio o cuando se mencionó el nombre de Monseñor Juan Gerardi y los gritos de ¡justicia!, ¡justicia! rompieron el silencio y el presidente Álvaro Arzú y los militares presentes no pudieron ocultar su nerviosismo. Ese grito, se sigue escuchando, y el derecho a la justicia no se le puede ni debe quitar a las víctimas, ni mucho menos el derecho del pueblo a expresarse en la forma que quiera y por cualquier medio.
https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/02/22/dia-nacional-de-la-dignidad-de-las-victimas/
El derecho a la justicia no se le puede ni debe quitar a las víctimas, ni mucho menos el derecho del pueblo a expresarse en la forma que quiera y por cualquier medio.
Miguel Ángel Albizures
Como una afrenta a las víctimas, y a sus familiares, los diputados encabezados por el dinosaurio de corbatín, preparan sus baterías para aprobar reformas a la Ley de Reconciliación Nacional porque pretenden que queden en plena libertad, y veinticuatro horas después de aprobarse las reformas, quienes se encuentran en la cárcel por los crímenes de lesa humanidad cometidos a lo largo del conflicto armado interno, y más concretamente, durante los gobiernos dictatoriales de Romeo Lucas García, Efraín Ríos Montt y Oscar Humberto Mejía Víctores.
No hay que olvidar que ya intentaron pasar otras iniciativas para desocupar la cárcel de Mariscal Zavala y Matamoros de quienes han sido acusados de corrupción y de formar estructuras criminales, pero no lo han logrado, ni creo que el pueblo se quede de brazos cruzados ante semejantes propósitos, pues además sigue la amenaza de restringir y penalizar el derecho de libre expresión, las manifestaciones y protestas y hasta el derecho de libre locomoción. Si además de ello, la Comisión de Postulación le deja abierta la puerta al Presidente para que, entre los seis candidatos a Fiscal General, pueda seleccionar a uno que se pliegue a los intereses de los corruptos, estamos fritos, la depuración de las instituciones del Estado se paralizaría, y los miembros de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, y el Comisionado, serían perseguidos y expulsados del país. El Ministerio Público quedaría en sus manos, a su servicio, para que la impunidad se mantenga, como sucedió a lo largo de los treinta y seis años de conflicto armado e incluso con los gobiernos posteriores a la mal llamada apertura democrática, tal como lo demuestran las múltiples capturas.
No se necesita romperse los sesos pensando en los puntos que nos pueden unir para una lucha conjunta, pues todo lo que hay que hacer, es dejar atrás las diferencias políticas e ideológicas que nos carcomen, y entrarle con fuerza a la defensa de los derechos fundamentales del pueblo, que pretenden ser pisoteados. Los responsables están en el Congreso y, detrás de ellos, hay militares y gente del poder económico que sienten que el brazo de la justicia les puede alcanzar.
El próximo domingo 25 de febrero, se cumplen 19 años, desde que fue estremecido el Teatro Nacional con la entrega del informe Memorias del Silencio, especialmente cuando Christian Tomuschat dijo que todo indica que hubo genocidio o cuando se mencionó el nombre de Monseñor Juan Gerardi y los gritos de ¡justicia!, ¡justicia! rompieron el silencio y el presidente Álvaro Arzú y los militares presentes no pudieron ocultar su nerviosismo. Ese grito, se sigue escuchando, y el derecho a la justicia no se le puede ni debe quitar a las víctimas, ni mucho menos el derecho del pueblo a expresarse en la forma que quiera y por cualquier medio.
https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/02/22/dia-nacional-de-la-dignidad-de-las-victimas/
lunes, 12 de febrero de 2018
LA RELEVANCIA DEL CINE DOCUMENTAL
Paulo Alvarado
OPINIÓN - PRESTO NON TROPPO
Difícil recordar; difícil olvidar. Difícil, también, decir la verdad; incluso, difícil mentir. Más difícil, hacer justicia; muy difícil, no buscarla. Memoria, Verdad y Justicia. Un lema que se aplica a la necesidad de enmendar toda una historia, la historia de América Latina. Es el nombre, al mismo tiempo, de una muestra cinematográfica que desde 2010 busca descorrer algunos de los velos que ancestralmente se han utilizado para esconder el conocimiento y la comprensión de la realidad de estas tierras. Un camino que ha recorrido el cineasta alemán Uli Stelzner, para llegar a miles y miles de guatemaltecas y guatemaltecos. Con nosotros ya ha compartido nueve de estos festivales cinematográficos y, desde hace dos décadas, sus películas.
La importancia del cine como una herramienta educativa, profundamente influyente en la vida de millones de personas, no se puede desestimar. Sobre todo, si el cine es documental y no puede valerse de recursos propios de la ficción, de todas maneras necesita guardar una visión poética que, sin desvirtuar la realidad —con frecuencia, muy cruda y dolorosa—, logra trasladar esa realidad al espectador solo cuando cumple con el postulado de constituirse en obra de arte. Si a esto le agregamos las condiciones totalmente inadecuadas que imperan en nuestro medio para el emprendimiento de cualquier iniciativa cultural, se comprenderá la dificultad que enfrentan los realizadores para crear un cine guatemalteco relevante y de muy alto nivel. Una demostración pequeña, aunque significativa, de esa relevancia, tuvo lugar el viernes por la noche en uno de los centros generadores de cine en el país, la Casa Roja. Se proyectaron dos cortometrajes prácticamente desconocidos, producidos hará ya medio siglo. Es el caso de la documental francesa “Alerta Guatemala” que incluye filmación de personalidades como Carlos Guzmán Böckler, Adolfo Mijangos y el entonces primer mandatario, Julio César Méndez Montenegro. Es el caso, asimismo, de la cinta “Todo Berlín está en tus Ojos”, rodada en la antigua República Democrática Alemana, sobre el poeta y militante revolucionario Otto René Castillo.
Fue ocasión, también, de rememorar la labor de documentalistas como el fallecido Alfonso Porres, Sergio Valdés Pedroni y, muy urgentemente, Boris Hernández y Arturo Albizúrez. Guatemala requiere de personas como Boris y Arturo, a la cabeza del proyecto Comunicarte, con una faena de producción y recopilación de más de un centenar de documentales y materiales fílmicos desde la década de 1990. Ahora son ellos y Comunicarte, quienes requieren de Guatemala. Mas, ¿estamos en la capacidad de entender que cuando hablamos de la lucha por recuperar la memoria, por evidenciar la verdad, por alcanzar la justicia, no hablamos de una lucha entre entes celestiales ni fuerzas sobrehumanas? Hablamos, con tristeza, de la lucha de unos seres humanos contra otros. El mejor ejemplo lo proporcionan siempre las instituciones armadas. En ninguna época, en ningún lugar, los ejércitos han sido aliados de sus pueblos. Su rol histórico, en cualquier circunstancia que nos tomemos el trabajo de investigar, ha sido el de constituirse en un enemigo común que, por ironía, brota de esa misma población, con la connivencia de aquellos que pueden salir beneficiados. Tal como lo señala Guzmán Böckler, en un momento de la documental francesa, es esa indisposición que exhibe nuestra sociedad —en especial sus clases altas— para cuestionarse y poner en duda sus verdades convenientes, a pesar de una memoria que persiste y de una justicia de la que estamos muy apremiados, y que el cine pone ante nuestros ojos.
OPINIÓN - PRESTO NON TROPPO
Difícil recordar; difícil olvidar. Difícil, también, decir la verdad; incluso, difícil mentir. Más difícil, hacer justicia; muy difícil, no buscarla. Memoria, Verdad y Justicia. Un lema que se aplica a la necesidad de enmendar toda una historia, la historia de América Latina. Es el nombre, al mismo tiempo, de una muestra cinematográfica que desde 2010 busca descorrer algunos de los velos que ancestralmente se han utilizado para esconder el conocimiento y la comprensión de la realidad de estas tierras. Un camino que ha recorrido el cineasta alemán Uli Stelzner, para llegar a miles y miles de guatemaltecas y guatemaltecos. Con nosotros ya ha compartido nueve de estos festivales cinematográficos y, desde hace dos décadas, sus películas.
La importancia del cine como una herramienta educativa, profundamente influyente en la vida de millones de personas, no se puede desestimar. Sobre todo, si el cine es documental y no puede valerse de recursos propios de la ficción, de todas maneras necesita guardar una visión poética que, sin desvirtuar la realidad —con frecuencia, muy cruda y dolorosa—, logra trasladar esa realidad al espectador solo cuando cumple con el postulado de constituirse en obra de arte. Si a esto le agregamos las condiciones totalmente inadecuadas que imperan en nuestro medio para el emprendimiento de cualquier iniciativa cultural, se comprenderá la dificultad que enfrentan los realizadores para crear un cine guatemalteco relevante y de muy alto nivel. Una demostración pequeña, aunque significativa, de esa relevancia, tuvo lugar el viernes por la noche en uno de los centros generadores de cine en el país, la Casa Roja. Se proyectaron dos cortometrajes prácticamente desconocidos, producidos hará ya medio siglo. Es el caso de la documental francesa “Alerta Guatemala” que incluye filmación de personalidades como Carlos Guzmán Böckler, Adolfo Mijangos y el entonces primer mandatario, Julio César Méndez Montenegro. Es el caso, asimismo, de la cinta “Todo Berlín está en tus Ojos”, rodada en la antigua República Democrática Alemana, sobre el poeta y militante revolucionario Otto René Castillo.
Fue ocasión, también, de rememorar la labor de documentalistas como el fallecido Alfonso Porres, Sergio Valdés Pedroni y, muy urgentemente, Boris Hernández y Arturo Albizúrez. Guatemala requiere de personas como Boris y Arturo, a la cabeza del proyecto Comunicarte, con una faena de producción y recopilación de más de un centenar de documentales y materiales fílmicos desde la década de 1990. Ahora son ellos y Comunicarte, quienes requieren de Guatemala. Mas, ¿estamos en la capacidad de entender que cuando hablamos de la lucha por recuperar la memoria, por evidenciar la verdad, por alcanzar la justicia, no hablamos de una lucha entre entes celestiales ni fuerzas sobrehumanas? Hablamos, con tristeza, de la lucha de unos seres humanos contra otros. El mejor ejemplo lo proporcionan siempre las instituciones armadas. En ninguna época, en ningún lugar, los ejércitos han sido aliados de sus pueblos. Su rol histórico, en cualquier circunstancia que nos tomemos el trabajo de investigar, ha sido el de constituirse en un enemigo común que, por ironía, brota de esa misma población, con la connivencia de aquellos que pueden salir beneficiados. Tal como lo señala Guzmán Böckler, en un momento de la documental francesa, es esa indisposición que exhibe nuestra sociedad —en especial sus clases altas— para cuestionarse y poner en duda sus verdades convenientes, a pesar de una memoria que persiste y de una justicia de la que estamos muy apremiados, y que el cine pone ante nuestros ojos.
jueves, 8 de febrero de 2018
Guatemala: #YoNoSoyImpunidad
Miguel Ángel Albizures
La ciudadanía debe retomar la plaza, pues es la única alternativa que queda, ante los arrebatos desesperados de quienes se consideran dueños del país.
El último viaje de la canciller Sandra Jovel y del presidente Jimmy Morales, da vergüenza, pues es un acto desesperado en apoyo a los corruptos para que siga imperando la impunidad en Guatemala. Cae de su peso que pretenden que se paralice todo el sistema de justicia y se deje de aplicar la ley a quienes forman parte de las diversas redes criminales que siguen operando y se han incrustado en el Estado. A ellos, y a otros funcionarios que respaldan esas posiciones, así como la camarilla oportunista y corrupta de la extrema derecha, poco o nada les importa el pueblo y quieren mantener el Estado a su servicio.
Indudablemente hay tres bandos en Guatemala: Uno, los que protestamos, condenamos y atacamos la corrupción, a los corruptos, a la impunidad y queremos un Estado democrático de derecho y libre de todo tipo de mafias: Dos, las redes criminales incrustadas en el Estado y que se codean con el crimen organizado en sus diversas expresiones. Y tres, los que defienden a los corruptos y atacan a todo aquel que alza su voz contra la corrupción y a quienes aplican la justicia porque quieren que la impunidad siga imperando. Estos últimos son los han orquestado una fuerte campaña para desprestigiar la acción del Ministerio Público (MP) y de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala para lograr la salida del Comisionado Iván Velásquez, cambiar al Procurador de los Derechos Humanos y preparar sus baterías para llevar al MP a un fiscal que haga caso omiso de las investigaciones y se pliegue a sus intereses. Es decir, mantener copadas las instituciones del Estado y hasta lograr leyes que favorezcan a quienes hoy guardan prisión por corrupción y, a la vez, proteger a quienes les puede caer el peso de la ley por formar parte de las redes criminales que han desfalcado al Estado.
Por todo ello, no hay lugar para la indiferencia, para el silencio, para la aceptación pasiva de la desastrosa situación que vivimos y de las embestidas de los sectores más corruptos y reaccionarios. La ciudadanía debe retomar la plaza, pues es la única alternativa que queda, ante los arrebatos desesperados de quienes se consideran dueños del país y de quienes se han enriquecido a costa del pueblo. Ellos, los amantes de la impunidad, son los menos y no quieren que el pueblo despierte, pues está demostrado que la fuerza del pueblo no la detiene ningún gobierno corrupto, ningún dictador, ni mucho menos un aprendiz que pone al país en manos de un energúmeno que ya se adueñó de la municipalidad y vive amenazando a los periodistas. El momento de parar todos los planes funestos que representarían un grave retroceso de los pocos pasos que hasta hoy ha dado el país, es hoy, mañana será demasiado tarde. La plaza puede derrotar a los impunes.
https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/02/08/yonosoyimpunidad/
La ciudadanía debe retomar la plaza, pues es la única alternativa que queda, ante los arrebatos desesperados de quienes se consideran dueños del país.
El último viaje de la canciller Sandra Jovel y del presidente Jimmy Morales, da vergüenza, pues es un acto desesperado en apoyo a los corruptos para que siga imperando la impunidad en Guatemala. Cae de su peso que pretenden que se paralice todo el sistema de justicia y se deje de aplicar la ley a quienes forman parte de las diversas redes criminales que siguen operando y se han incrustado en el Estado. A ellos, y a otros funcionarios que respaldan esas posiciones, así como la camarilla oportunista y corrupta de la extrema derecha, poco o nada les importa el pueblo y quieren mantener el Estado a su servicio.
Indudablemente hay tres bandos en Guatemala: Uno, los que protestamos, condenamos y atacamos la corrupción, a los corruptos, a la impunidad y queremos un Estado democrático de derecho y libre de todo tipo de mafias: Dos, las redes criminales incrustadas en el Estado y que se codean con el crimen organizado en sus diversas expresiones. Y tres, los que defienden a los corruptos y atacan a todo aquel que alza su voz contra la corrupción y a quienes aplican la justicia porque quieren que la impunidad siga imperando. Estos últimos son los han orquestado una fuerte campaña para desprestigiar la acción del Ministerio Público (MP) y de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala para lograr la salida del Comisionado Iván Velásquez, cambiar al Procurador de los Derechos Humanos y preparar sus baterías para llevar al MP a un fiscal que haga caso omiso de las investigaciones y se pliegue a sus intereses. Es decir, mantener copadas las instituciones del Estado y hasta lograr leyes que favorezcan a quienes hoy guardan prisión por corrupción y, a la vez, proteger a quienes les puede caer el peso de la ley por formar parte de las redes criminales que han desfalcado al Estado.
Por todo ello, no hay lugar para la indiferencia, para el silencio, para la aceptación pasiva de la desastrosa situación que vivimos y de las embestidas de los sectores más corruptos y reaccionarios. La ciudadanía debe retomar la plaza, pues es la única alternativa que queda, ante los arrebatos desesperados de quienes se consideran dueños del país y de quienes se han enriquecido a costa del pueblo. Ellos, los amantes de la impunidad, son los menos y no quieren que el pueblo despierte, pues está demostrado que la fuerza del pueblo no la detiene ningún gobierno corrupto, ningún dictador, ni mucho menos un aprendiz que pone al país en manos de un energúmeno que ya se adueñó de la municipalidad y vive amenazando a los periodistas. El momento de parar todos los planes funestos que representarían un grave retroceso de los pocos pasos que hasta hoy ha dado el país, es hoy, mañana será demasiado tarde. La plaza puede derrotar a los impunes.
https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/02/08/yonosoyimpunidad/