Fosa 34. en donde fueron encontradas una docena de personas (Foto: cpr urbana) |
Si esto no mueve al pueblo para oponerse rotundamente a la libertad de criminales, no lo moverá nada.
Miguel Ángel Albizures
En cualquier momento, será la segunda lectura de las reformas a la Ley de Reconciliación Nacional (LRN), pues según el jefe de los Dinos, pedirá que así sea, pues le urge ver libres a los criminales que fueron condenados y se paralice cualquier investigación y juicio pendiente por los crímenes que se cometieron durante la guerra. En la LRN, quieren introducir un artículo que no solo cabe en la mente de los del pacto de corruptos, sino de quienes forman hoy, el pacto de criminales que se ensañaron con niños, mujeres y ancianos indefensos que vivían en áreas en donde según la estrategia militar, “había que quitar el agua al pez”, es decir exterminar poblaciones completas para que no se refugiaran guerrilleros. 440 aldeas fueron arrasadas.
Unos ejemplos bastan para demostrar la bestialidad con la que actuaron: En 1995, llegamos al parcelamiento de Las Dos Erres, un lugar que tenía escuela, iglesia católica y evangélica y por supuesto tiendas. No quedaba nada, absolutamente nada, solo algunos escombros entre el crecido monte. En el pozo que llamamos de la vergüenza, el equipo argentino de antropología, empezó a extraer osamentas, arriba las de los hombres, en medio, las de las mujeres y al fondo, las de los niños. A mazazos, a la orilla del pozo, primero mataron a los niños delante de sus papás o hermanas, después a ellas y luego a los hombres. De 162 osamentas, 67 eran de niños menores de 14 años. Quienes participamos, jamás olvidaremos esos días de exhumaciones bajo amenaza, día y noche porque no querían que la verdad, de lo sucedido en tiempos de Ríos Montt, se supiera. Dos kaibiles, se atrevieron a ser testigos, dieron detalles de lo que habían visto y nombres de los que hoy guardan prisión. Cuando les pregunté por qué declaraban, dijeron “no podemos dormir, tenemos niños pequeños y cuando los vemos, nos acordamos de lo que pasó en las Dos Erres”. A los dos hubo que sacarlos del país, pues si no, fueran hombres muertos.
El 21 de junio de 1980, en los tiempos de Lucas García, taparon calles y avenidas en la zona uno. En la 9a. avenida 4-29 estaban reunidos unos treinta sindicalistas, todos directivos de diversos sindicatos. Allanaron la central obrera, lograron agarrar a 27 y de ellos nunca más se supo nada. El 24 de agosto, 17 sindicalistas fueron secuestrados después que el ejército rodeó el Centro Emaús, en Palín, Escuintla, nada se sabe de ellos. Podríamos hablar de la masacre de Río Negro, del arrasamiento en Chajul, Cotzal, Nebaj o Zacualpa en Quiché, de Panzós, o de las aldeas de Chimaltenango donde se sembró la muerte. Hoy, los dinos, bajo la dirección de Fernando Linares Beltranena que se ha caracterizado por proponer o apoyar iniciativas de ley nefastas, es quien quiere que “Toda persona que haya sido juzgada y se encuentre en cumplimiento de condena o en proceso penal… se le deberá decretar la amnistía y el sobreseimiento en su caso y ordenarse su libertad por el tribunal correspondiente en el plazo de 24 horas”. Si esto no mueve al pueblo para oponerse rotundamente a la libertad de criminales, no lo moverá nada, y veremos a los criminales pasearse por las calles como si nada hubieran hecho. Su libertad, no solo sería una afrenta al pueblo, sino un peligro para la sociedad.
https://elperiodico.com.gt/opinion/2019/01/24/la-ley-de-los-dinosaurios/
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