Desde hace más de 20 años hemos venido participando en encuentros relacionados al tema, unos a nivel nacional y otros a nivel regional. Después de la firma de la paz en 1996 empezaron a venir ‟expertos” del Sur, contratados por ONGs locales, para que nos enseñaran los rudimentos del tema porque, como ya se había firmado la paz, era el momento de empezar a estudiar, aprender, documentar y hablar de la Memoria en sus distintas connotaciones. Nosotros siempre participamos porque, queríamos entenderla desde la teoría y así poder hacer mejor nuestro trabajo. El problema que teníamos era que, todo lo estábamos haciendo al revés, primero empezamos con la práctica y después aprendimos la teoría.
Nuestra tarea de recopilación de la memoria histórica, relacionada fundamentalmente con lo acontecido durante el conflicto armado interno, había iniciado aproximadamente en 1989, de manera empírica y desde el audiovisual, sobre lo que a las comunidades en el interior les estaba aconteciendo: persecución por parte del ejército guatemalteco, destrucción de sus comunidades, desplazamientos internos y externos y, como producto de todo esto, los niveles de organización que empezaron a desarrollar para poder sobrevivir ante tanto asedio. Pero también, del surgimiento y desarrollo de los distintos movimientos sociales, que vinieron a cumplir un papel importante en la lucha y defensa por los derechos humanos: sindicatos, grupos de mujeres, movimiento estudiantil, grupos eclesiales de base, organizaciones indígenas y de familiares de detenidos desaparecidos entre otras, lo que nos permitió ir dando a conocer lo que durante el conflicto armado había sucedido en el país.
Empezamos a hablar de “memoria histórica” a principios de los años 90 con los documentales que empezamos a producir sobre casos específicos y, una manera de hacerla valedera y real fue que, empezamos a compartir estas imágenes con las comunidades a manera de intercambio, es decir que, a una comunidad de occidente le proyectábamos imágenes de lo sucedido en comunidades del norte o del noroccidente, para que se comprendiera que la represión había alcanzado a los distintos puntos cardinales, principalmente donde habitaban pueblos indígenas. Esta fue una primera y eficaz forma de dotar de dinamismo a la memoria.
En este 2019 nos sucedió un hecho importante y que viene reforzar la trascendencia del archivo de COMUNICARTE. En 1993 empiezan a retornar a territorio guatemalteco poblaciones que se habían tenido que refugiar en México en los años 80, para salvar su vida de la persecución del ejército y de la destrucción de sus comunidades. Estos retornos terminaron en 1998 y, muchos de ellos quedaron documentados en nuestro archivo. El 16 de noviembre de 1998 se da uno de estos retornos que documentamos, el cual quedó plasmado en un documental que se le entregó a la comunidad pero, por diversas circunstancias la mayoría de la población no lo conocía y habían perdido el contacto con nosotros.
Este año, 21 años después, permitió que se reactivara la comunicación y nos invitaron a que les presentáramos el documental. Fue una experiencia muy grata para nosotros porque, nos permitió comprender el gran valor que nuestro archivo ha tenido en la preservación de la memoria. La mayoría de la población no recordaba muchas de las cosas que sucedieron cuando retornaron y, fue muy especial ver la emoción de la gente al verse 21 años después pero también, ver a muchas personas que ya no están porque fallecieron.
Así como esta experiencia hemos tenido muchas otras y, no conocemos que alguien más esté trabajando la memoria desde esta perspectiva. No quiere decir que no existan más archivos de este tipo, es que la memoria hoy se ha institucionalizado y, desde esa dimensión pierde su verdadero valor.
Durante el desarrollo de este Encuentro Centroamericano tuvimos oportunidad de compartir con otros colegas fuera de la actividad oficial y, hablamos de muchas anécdotas que nos han sucedido a lo largo de estos 30 años de trabajo. Lo interesante fue comprobar la importancia que tiene la anécdota para reforzar momentos vividos y que son parte de la Memoria de los pueblos, de su desarrollo social y de su conciencia de ser y, nos planteábamos la necesidad de que, en un próximo Encuentro se incluya un espacio para hablar de ello, espacio que se puede denominar como “anecdotario de la memoria” porque, muchas veces se puede recoger más información de esta manera que con documentos teórico-metodológicos que solo nos refuerzan como estudiosos del tema, sin llegar a hacer efectiva la dialéctica de la memoria.
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