Por ello nos preocupa grandemente la niñez desnutrida y expuesta, que no solo tienen que enfrentarse al COVID-19, sino al hambre y a la desnutrición…
Por: Miguel Ángel Albizures
Cuando hablamos de la situación de la niñez, nos referimos por supuesto a los niños y niñas de los departamentos, municipios y las aldeas más apartadas, pero también de las barriadas y asentamientos en situaciones críticas, en donde los padres o las madres solteras hacen esfuerzos sobrehumanos para llevarles las tortillas y frijoles todos los días, cuando bien les va, pues desgraciadamente la niñez guatemalteca está expuesta a cualquier enfermedad, porque sus defensas o no existen o son sumamente bajas, a lo que hay que sumar los factores ambientales, y la falta de acceso a servicios básicos, como el agua, fundamental para poder combatir esta pandemia. Muchos, e incluso el Presidente han mostrado su preocupación por los otros niños, por los que ya vivimos lo suficiente y no fuimos capaces de entregar a las nuevas generaciones, otra Guatemala donde la comida no faltara en las mesas, donde el sistema de salud no colapsara por una epidemia y donde el ejercicio de los derechos no fuera reprimido. Es decir, una Guatemala auténticamente democrática que dejará atrás los años de represión y temor.
Hasta el momento seguimos careciendo de una información real, contamos con lo que oficialmente se informa, pero la situación es más grave de lo que se dice, pues el colapso de hospitales es un hecho, aparte de que ya están al límite de la saturación, ninguno cuenta con unidad de cuidados intensivos, a cargo de médicos especializados, y la situación del personal médico, que se juega la vida atendiendo a los pacientes, es desastrosa, según lo han denunciado los propios médicos y personal de salud. A pesar de grandes donaciones recibidas por el gobierno y los miles de millones que han salido de las arcas públicas, para atender la emergencia, la gestión ha sido deficiente. El Procurador comprobó esta situación y la denunció públicamente, pero parece que en las esferas de gobierno se padece de una grave sordera y creen que los medios y los periodistas critican por criticar, sin tomar en cuenta que la población necesita tener más información de lo que está sucediendo, para tomar más precauciones y asumir las decisiones y restricciones gubernamentales, pero dicen que cuando “el río suena, piedras trae” y las denuncias, no solo de mala utilización de los recursos, sino de corrupción y falta de transparencia de los funcionarios, están a la orden del día, en momentos como los actuales eso representa, no solo una amenaza para la salud de la población, sino un crimen que debe ser castigado drásticamente y no ocultado.
Por ello nos preocupa grandemente la niñez desnutrida y expuesta, que no solo tienen que enfrentarse al COVID-19, sino al hambre y a la desnutrición, que con esta crisis aumentara en proporciones alarmantes, pues según los datos hay regiones en donde la desnutrición se ha cuadruplicado por la carencia de todo, pero además se agravará por los miles de personas que no tienen ingresos y por la gran cantidad de trabajadores, que en medio de la crisis, han sido despedidos o suspendidos en su trabajo sin el goce de sueldo respectivo.
https://elperiodico.com.gt/opinion/2020/05/14/la-ninez-ante-el-hambre-y-el-coronavirus/
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