Los retos son grandes y los enemigos poderosos.
Por: Miguel Ángel Albizures
Podríamos decir que el país va hacia donde el pueblo quiere, hacia donde lo conduzca la población con su actuar en pro de la democracia, la justicia, el Estado democrático de derecho o la paz. Pero un pueblo tan pasivo como el nuestro, o que actúa tan pasivamente ante esta crisis, acaba dejando en manos de unos cuantos el destino del país, que se aprovechan de esa pasividad para imponer un Estado que les beneficie, creando un engranaje injusto, opresivo y excluyente que ignora las necesidades del país.
Como se dice popularmente, el presidente Giammattei, quien solo responde a los intereses de los poderes paralelos, está dando por dónde. Cada declaración y cada berrinche es un golpe a la dignidad del pueblo, siendo el mismo pueblo, como único responsable de su dignidad, el que le debe poner un alto o mandarlo con sus tanates a otra parte. Pero para eso es necesario la unidad, y que la clase obrera, los estudiantes y otros sectores, llamados democráticos, asuman el papel que les corresponde y empiecen la lucha por construir ese país que todos soñamos.
Los retos son grandes y los enemigos poderosos, pues enfrentar al CACIF, representante de la más rancia oligarquía, no es fácil, pues no solo tienen el dinero suficiente para comprar conciencias, sino que cuentan, desgraciadamente, con el apoyo del ejército. La tajada es grande y les permite mantener en el poder a alguien que se desvive, no solo en alabanzas, sino en darles, en plena crisis, grandes sumas de dinero para armamento, y lo más importante, la libertad para seguir traficando. Además, están las iglesias encargadas de hacer parecer al Presidente un hermano piadoso, respetuoso de Dios, pero no de los seres humanos. Siendo estos los tres poderes fácticos que intentan mantener las cosas como están y adormecer al pueblo, aprovechándose, unos más que otros, de los treinta mil millones de quetzales y de la implementación de políticas neoliberales que se siguen impulsando a costa del sacrificio de la clase obrera.
Por eso el pueblo debe despertar, que lo zarandeen los trabajadores, estudiantes, movimientos mayas y los religiosos, que han tomado conciencia de la situación que vivimos y hacia a donde siguen conduciendo el país quienes se dicen los dueños de Guatemala. Algunos hechos deberían bastar para movilizarnos: El desalojo y destrucción de viviendas en la finca de Alta Verapaz, dominio de la familia Dieseldorft; las amenazas a comunitarios de la microrregión de Ixquisis, en Huehuetenango, donde imperan los intereses de una hidroeléctrica y la revisión del proceso del caso Molina Theissen, siempre con el objetivo de buscar la impunidad para los militares que tuvieron que ver en diversos hechos del pasado. Si a eso agregamos el antejuicio contra el PDH y a los magistrados de la CC, los posibles cambios a la Constitución y la suspensión de garantías ciudadanas en diversos municipios, ya deberíamos de estar en la calle, no ladrando como lo dijo el presidente, sino exigiéndole pleno respeto a los derechos del pueblo y gritándole en su cara el entreguismo del país a los poderes fácticos.
https://elperiodico.com.gt/opinion/2020/08/20/a-donde-llevan-a-guatemala/
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