Por: Miguel Ángel Albizures
No podíamos esperar otra cosa de la Policía y del Ejército guatemalteco más que ensañarse contra los indefensos migrantes. Las tomas son más que evidentes y el lujo de fuerza empleado, provoca indignación y dan ganas de estar presentes apoyando a los hermanos centroamericanos con piedras, palos o lo que se tenga a mano porque ellos van de paso, buscan un porvenir mejor ante la miseria que viven en sus países y por la cual también, miles de guatemaltecos abandonan el suelo patrio, teñido de sangre y cubierto de injusticias.
Da grima ver a mujeres, niños o ancianos arrollados por las fuerzas militares, todo por la defensa de intereses norteamericanos, pues indudablemente el Gobierno de Guatemala en forma servil, cumplió órdenes de contener, a como diera lugar, a los migrantes que en otras oportunidades habían atravesado el suelo patrio sin mayores problemas y que siempre, han encontrado el apoyo del pueblo para seguir su travesía llena de incontables penurias y peligros, pero que deciden exponer hasta la vida, para salvar su vida y la de sus familias que están muriendo de hambre.
Los nicaragüenses, los hondureños, los salvadoreños y los guatemaltecos que migran lo hacen por el sistema excluyente en que viven, sin porvenir alguno, abandonados a su suerte por el Estado, pero los gobiernos, como el de Guatemala, se llenan la boca hablando de los miles de dólares que representan las remesas de los migrantes, pero no se mide en reprimir a los hermanos que van en busca del sustento para ellos y sus familias que han dejado.
Los militares y policías guatemaltecos, son valientes con gente inocente y desarmada, pero los narcos atraviesan el país de norte a sur y en vez de enfrentarse a ellos, los custodian y los protegen porque así les ordenan sus jefes que reciben grandes sumas de dinero del narco y del crimen organizado. Son fuerzas de seguridad también para proteger los bienes de los grandes finqueros y empresarios y para reprimir las justas protestas del pueblo o del campesinado que lucha por la defensa de sus tierras, o por obtener un pedacito de tierra de las grandes extensiones sin cultivo y tener donde vivir y sembrar los granos básicos que necesita para su sobrevivencia, pues el Estado es incapaz de ayudarles y brilla por su ausencia en gran parte del territorio nacional y cuando se hace presente es única y exclusivamente para reprimirlos.
Es posible frenar la migración con mayor inversión social, con la creación de oportunidades para un porvenir mejor, con el respeto de los derechos humanos y de los derechos de los pueblos mayas, xincas y garífunas. Con la transformación de los sistemas centroamericanos y con gobiernos que estén al servicio del pueblo y no de los grandes intereses económicos, nacionales y extranjeros.
https://elperiodico.com.gt/opinion/opiniones-de-hoy/2021/01/21/valientes-fuerzas-de-seguridad/
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