Hay que continuar con el trabajo de la depuración de esos espacios.
Por: Miguel Ángel Albizures
Se ha estado hablando mucho de la integración de las cortes y especialmente de la Corte de Constitucionalidad y siempre salen a relucir los nombres de abogados, fogueados casi todos, en los malos negocios y, por supuesto, no son mayas, xincas o garífunas, porque siempre en este país han estado en segundo plano y con mayor razón hoy en día, en que el Pacto de Corruptos sigue en su afán de seguir copando todo el aparato de justicia. Por eso, se puede decir que nos encontramos en momentos sumamente delicados, porque está en juego el futuro de Guatemala en los próximos años, pues en manos de mafiosos, ni la CC, ni la CSJ ni las salas de Apelaciones, pueden cumplir con su objetivo central, que tiene que ver con fallos justos, imparciales, apegados al derecho.
Pues, como todos lo sabemos por las evidencias de los últimos años, no son pocos los abogados que están al servicio incondicional de las mafias, solapando sus actividades ilícitas y criminalizando a comunitarios y líderes que exigen el cumplimiento de las leyes y que se persiga a funcionarios, hombres y mujeres que se venden al mejor postor. Por suerte no todo está perdido en Guatemala, siempre hay organizaciones que se oponen y luchan porque las Cortes puedan ser recuperadas, proponiendo o exigiendo que los profesionales que lleguen a ocupar las magistraturas sean íntegros. Pero en toda esta batalla que se libra entre el Pacto de Corruptos y las organizaciones de la sociedad civil que velan por un auténtico Estado de derecho, falta que exijan que haya representatividad de abogados indígenas honestos e íntegros, hombres y mujeres en los que se pueda tener la confianza de que asumirán el compromiso de pensar primero en el futuro de Guatemala y no en sus intereses personales ni mucho menos en los de funcionarios corruptos. Muchos critican esto de las “cuotas”, pero en un Estado cuyo régimen se fundó y se sostiene con el colonialismo, el racismo y el patriarcado, no hay otra forma de asegurar participación incluyente que refleje la diversidad del país.
Pero también se trata de que se proponga a profesionales íntegros y capaces en las candidaturas a las altas cortes. Hay que luchar por llegar a esos espacios, que no son imposibles… si no, veamos los hechos… ¿Cuándo se había pensado que llegara a fiscal general una profesional proba y capaz, como lo fue Claudia Paz? Pero, ¿qué hubiera pasado si no se lanzaba esa candidatura?
¡Hay que animarse! Hay profesionales de altura que deberían estar al frente de nuestro sistema de administración de justicia. Hay que continuar con el trabajo de la depuración de esos espacios.
https://elperiodico.com.gt/opinion/opiniones-de-hoy/2021/02/18/y-los-abogados-mayas-y-las-mujeres/
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