El país de los desaparecidos, ese donde no hay lugar para pensar, soñar y protestar contra el sin sentido.
Por: Lorena Medina
Donde los verdugos y los cobardes hacen gala de sus dotes de fuerza bruta; allí donde las letras florecen clandestinas y se abren una y otra vez las heridas, porque pedir perdón y perdonar se hace una fea y asfixiante costumbre; acicalando el deslucido y vacío discurso de la falaz democracia, con maquillaje de reconciliación y el olvido. Allí en ese país es en el que vivo.
En el país de los desaparecidos, la poesía fue siempre perseguida y asfixiada con polvo, humo y metralla; mercenarios de la oligarquía secuestraron las palabras, para darle voz alta y estridente a una amplia gama de pensamientos fascistas y canallas.
Algunos esperan décadas solo para ser reconocidos como víctimas inocentes de los crímenes cargados de todo tipo de excentricidad, comparados solamente con la vileza hitleriana que aún hoy lesionan la memoria de toda la humanidad.
En la Guatemala de los desaparecidos no hay tregua alguna para todo aquel que busca un ser querido, que fue amenazado, perseguido y finalmente detenido- desaparecido.
La necesidad imperativa de conocer la verdad hace que cada día tenga sentido hacer una y otra vez sin cesar, recorridos macabros por morgues, cementerios clandestinos y caminos que no llevan a ningun lugar.
Listas largas e interminables marcadas con “xx” ocultan a las madres, amigas, hermanos, esposos, hijos, compañeros de alguno que me pueda escuchar.Son todos ellos y otros más a quienes quizá un día no muy lejano soñamos con volvernos a encontrar en el barrio, en la plaza, en el rincón de un bar, en una banqueta esperando a que la tormenta cese de una vez por todas, para poder echar a andar con la mirada al horizonte.
Cómo quisiera verlos llegar de nuevo a ese instante congelado en el tiempo y en la memoria de quienes aún hoy les anhelamos abrazar y decirles a pecho abierto que aquí seguimos luchando para darle vuelta a esta historia desgarrada, que lleva escritos todos sus nombres en la frente; que ellas y ellos siempre han estado presentes, que jamás se nos olvidarán.
L.Medina
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