“El pensamiento nace de la ira, no de la quietud de la razón; no nace del hecho de sentarse, razonar y reflexionar sobre los misterios de la existencia, hecho que constituye la imagen convencional de lo que es “el pensador”” (Holloway, 2005)
Por: Kajkoj Máximo Ba Tiul
Vemos caer a pedazos nuestro país y no hacemos nada. Un día nuestros hijos y nuestras hijas nos preguntarán, ¿y Ustedes que hicieron para detener tanta destrucción? ¿Qué hicieron para detener la corrupción y la impunidad? ¿si salimos a manifestar en contra este pequeño grupo de criminales que se han adueñado de todo? ¿si supimos que el CACIF, los militares, los narcotraficantes, políticos, algunas iglesias, algunos medios de comunicación son quienes controlan el poder? Nos preguntarán; ¿Por qué les estamos entregando un país y un Estado totalmente destruido? ¿Qué les vamos a responder? Les responderemos cómo cuando nos hacían sus preguntas de niños y niñas. ¿Los vamos a callar? ¿Vamos a fortalecer el espíritu del miedo, de la represión en ellos? O los enviaremos de nuevo a sus cuartos, para que ya no sigan con sus preguntas.
Nuestros hijos y nuestras hijas, un día nos reclamaran; porque supimos que los corruptos y corruptores, están contentos y vitoreando a los cuatro puntos cardinales;
¡que están logrando con paso firme su proyecto de restauración! y nosotros no hacemos anda. Nuestros hijos e hijas nos reclamaran por qué les tuvimos o les tenemos miedo. Por qué nos estamos dejando que hagan lo que quieran con nosotros.
Nos dirán, que no aprendimos nada de quienes dieron su vida por un mejor país. Nos reclamaran que somos unos cobardes, porque pareciera que no nos importa que la corrupción y la impunidad, está cada vez creando pobres, migrantes, desnutridos, analfabetos, etc. Que los corruptos están obligando a jueces a exiliarse, a encarcelar a periodistas, a perseguir, encarcelar y condenar a líderes y lideresas comunitarias. Que los corruptos, están entregando a las empresas internacionales nuestros recursos. Que los ricos, sobre todo quienes están en el CACIF son cómplices de tanta cochinez. Que las iglesias han convertido a dios en un fetiche para ser cómplices de la corrupción. Que, a Dios, lo han encarcelado en palacios de mármol (iglesias, juzgados, congreso, casa presidencial, zonas militares, mansiones de narcos), en donde los criminales se santiguan, rezan, oran, antes de emitir una sentencia o aprobar una ley en contra del pueblo.
Nuestro país, se cae a pedazos. Los corruptos y corruptores, están a la orden del día. No tienen vergüenza, andan por todos lados. Empresarios, políticos, militares, religiosos, algunos líderes sociales, con discursos demagógicos. Universidades, académicos, intelectuales, profesionales, profesores, etc., andan coqueteando con la sarta de criminales. De esto no se salva la única universidad nacional, la USAC, que está en manos de mafiosos y podría seguir en sus manos, si se consolida el pacto criminal que han hecho de esta casa de estudios, una de sus trincheras para mantener y fortalecer el crimen organizado.
Hoy se hace pertinente inculcar en los jóvenes, la conciencia de no olvidar. La conciencia de no callar. La conciencia de entender y comprender nuestra realidad. De saber las causas de nuestros principales problemas. Nuestros jóvenes tienen derecho a que les digamos la verdad o por lo menos a que conozcan nuestra verdad. Como dice nuestro amigo Sergio Godoy; “No debemos olvidar ni acallar el clamor por la justicia, por el bien de las futuras generaciones y por la paz de nuestra conciencia”2. Hoy se manifiesta imprescindible que transmitamos a las próximas generaciones que no deben callar, que deben gritar, que deben expresar lo que sienten, que deben saber que no es este lugar que les queremos dejar. Contarles la historia, nuestra historia, sus historias. Hablarles de angustias y esperanzas. Hablar de compromiso. Que exijan en sus centros educativos que les hablen con objetividad, sin racismo, sin exclusión. Que no les enseñen solo deberes sino también derechos. Que les digan que la causa de la pobreza, la extrema pobreza, la desnutrición y otros problemas de nuestros pueblos, no es por la pereza, es por el sistema económico y político.
Les tenemos que contar porqué; la estatua de Justo Rufino Barrios en los parques. La de Cristóbal Colon, de Bartolomé de las Casas. Porqué en muchos parques está la estatua de Ubico, de Estrada Cabrera. Porque en la avenida reforma presentan a la Guatemala criolla, oligárquica, corrupta, mezquina, criminal. Digámosle porqué nosotros tenemos miedo, porque crecimos con el miedo, por qué nos da miedo gritar, disentir. Por qué no nos dejaron gritar, disentir. Nos enseñaron a decir siempre si, aunque fuera no.
En fin, digámosle que este mundo tiene que cambiar. Habría que preguntarles
¿Cómo podemos hacerlo? y ¿qué podemos hacer junto con ellos? Búsquenos con ellos el camino hacia la libertad, hablémosles de libertad, hablémosles de rebeldía. Caminemos hacia la libertad, con rebeldía. Gritemos, que otro mundo puede ser posible, si caminamos juntos.
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