Por: Kajkoj Máximo Ba Tiul 1
“Es necesario recuperar la historia
de los vencidos para redimir su sufrimiento
y transformar el presente”
(Walter Benjamin)
Desde 1970, el territorio de Alta y Baja Verapaz, fue uno de los territorios en donde se implementó la política contrainsurgente dirigida principalmente contra los pueblos originarios, considerándolos como los enemigos del Estado. El objetivo no solo fue crear miedo en las comunidades indígenas para que no se sublevaran en contra el Estado terrorista de esas décadas, sino desplazarlos de sus lugares, para que sus tierras y territorios pudieran quedar en manos de grupos criminales que luego tranzarían para construir el modelo que actualmente ha empobrecido mucho más a las comunidades.
Si los años de 1981 a 1983 son los años de más terror, no significa que los años anteriores no haya sido de igual magnitud. No olvidemos la masacre de Panzós, el 29 de mayo de 1978 y de allí las sucesivas masacres, detenciones arbitrarias, desapariciones, control militar, amenazas, intimidaciones, represión.
Esta represión en su mayoría fue dirigida por el mismo ejercito; y en esta región funcionaron de forma articulada: la zona militar de Cobán, Alta Verapaz; la de Teleman, Alta Verapaz; la escuela de Kaibiles de Poptun, la escuela de Paracaidistas de Santo Tomás de Castilla, así como la G2, S5 o los famoso grupos de “especialistas”, la judicial, la Policía Militar Ambulante, la Policía Nacional. También actuaron con toda libertad los comisionados militares, orejas y patrulleros de autodefensa civil (PAC). Jugaron un papel importante en el clima de represión y control; guardias de seguridad de fincas, fábricas como la Fabrica de Calzado Cobán, en San Cristóbal Verapaz, empresas constructoras como la Hochtief (alemana), COGEFAR (italiana), Solel Bonell (israelí-guatemalteca), estos en su mayoría eran miembros de la Policía Militar Ambulante (PMA), G2 y seguridad privada.
Es en este escenario de muerte y terror, donde se ejecuta la masacre y desaparición forzada de la aldea Pambach, del municipio de Santa Cruz Alta Verapaz. Fue el 2 de junio de 1982, cuando “un grupo de militares llegaron a la comunidad para registrar viviendas, amedrentar y agredir sexualmente a varias mujeres”2. “Los militares ingresaron a las viviendas, robaron sus bienes de valor, mataron a los animales y a las personas les ordenaron que debían estar frente a la escuela de la comunidad donde separaron a los hombres de las mujeres, niños y niñas, ler ordenaron que se colocaran boca abajo y les gritaban que eran guerrilleros y que los iban a matar. Ese día en la tarde, el ejército trasladó a más de 80 hombres a una finca de Tactic, Alta Verapaz, donde fueron asesinados y dejados tirados en el lugar. En horas de la noche llegó un camión a llevarse los cuerpos y trasladarlos a la Zona Militar No. 21 de Cobán, Alta Verapaz”3 .
Como en todo el país, los familiares de las víctimas comenzaron la búsqueda de los desaparecidos. Se presentaron a las autoridades del país, juzgados, comandancias de zonas militares, comandancias se reservas militares, comisarías de la policía nacional y nunca obtuvieron respuesta. En el año 2012 se inició con las exhumaciones en el lugar donde estaba la Zona Militar No. 21 de Cobán, Alta Veraz, hoy conocido como CREOMPAZ, donde fueron encontrados y reconocidos 37 de las víctimas de Pambach.
Cuarenta años después el pueblo Poqomchi y la comunidad de Pambach, exige justicia. Nos vuelve a recordar que en Guatemala si hubo genocidio. Traer a la memoria a las víctimas de este genocidio, es un compromiso no solo para que nunca se repita, si no para comprometernos a avanzar hacia la construcción de un país más justo y más solidario.
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