SON MOMENTOS DIFÍCILES, DE RETROCESO ACELERADO A LOS TIEMPOS DE VIGILANCIA, PERSECUCIÓN, MUERTE O EXILIO PARA SALVAR LA VIDA.
Por: Miguel Ángel Albizures
Poco a poco el círculo se va cerrando y, los periodistas y medios que no se venden al mejor postor, corren el riesgo de pagar con su vida el ejercer su derecho de informar al pueblo de lo que acontece en la vida política nacional, pues los funcionarios, unos más que otros, no comparten que la verdad sea dicha y temen que sus trapos sucios sean expuestos al sol y, por aquello de que les toque el turno, se manifiestan abiertamente en apoyo a las restricciones que se impongan a los periodistas y medios.
Como se ha de recordar, se empezó, entre risa y risa, rociando a los periodistas para alejarlos del “señor presidente”, pero las agresiones han aumentado en el último año de gobierno y pareciera que van a continuar y empeorar antes de que termine su periodo para dejar vía libre a quien harán ganar las elecciones para continuar con el plan de gobierno al servicio de unos pocos.
Hay una agresiva campaña que, seguramente, la está dirigiendo un conocido enemigo de los periodistas independientes, apoyado por ultraderechistas que sienten que, en algún momento, se descubren sus fechorías y serán denunciados sin importar nombres y posiciones que ocupen. Así fue publicado un panfleto contra quienes se dirige esta primera embestida, atacando y acusando a Prensa Comunitaria y a sus miembros, a la Asociación de Periodistas de Guatemala y, lógicamente, a sus asociados. Y esto también ha sido en contra de operadores de justicia, tal el caso de la Fiscal Anticorrupción Virginia Laparra, que guarda prisión injustamente en condiciones deplorables que atentan contra su vida, por difíciles condiciones de salud; o el caso de José Rubén Zamora y elPeriodico que les sigue provocando escozor y quieren que desaparezca totalmente hasta de las redes sociales.
Por el peligro de perder la vida, varios jueces y fiscales se encuentran en el exilio, pues el surgimiento de grupos paramilitares nos lleva a una situación de inseguridad ciudadana que se refleja no solo en las amenazas, sino en el asesinato de varios líderes comunitarios que han luchado por su derecho a la tierra o contra el saqueo de minerales por parte de compañías extranjeras que también han arrebatado tierras comunitarias y utilizado y dañado el curso de los ríos.
Son momentos difíciles, de retroceso acelerado a los tiempos de vigilancia, persecución, muerte o exilio para salvar la vida. Por ello es necesario que el pueblo se manifieste y que las organizaciones continúen la denuncia nacional e internacional y rechacen con fuerza cualquier atentado a la libertad y a los derechos humanos. Es el tiempo de cerrar filas y acuerparnos para proteger nuestras vidas y la misma democracia.
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