Por: Miguel Ángel Albizures
Ya se dio el banderazo de salida para las próximas elecciones y los medios de comunicación nos empezaran a traer las fotos de candidatos sonrientes, cariñosos con los niños, atendiendo muy amablemente a los correligionarios y dándoles fuertes abrazos a ellos y a ellas que muestran su respaldo incondicional al candidato de las mayorías, al que según lo piensan sus simpatizantes, lleva las posibilidades de pasar a una segunda vuelta y después saltar al poder y algún puesto podrá ofrecer en recompensa a los esfuerzos que los y las principales militantes y dirigentes hicieron para que llegara al guacamolón.
Nunca les falta a los candidatos en las concentraciones, el grupito de aplaudidores o aduladores, hombres y mujeres, familiares, amigos y simpatizantes. Muchos de ellos no creen que gane las elecciones, pero como se lanzó al ruedo hay que apoyarlo, por si acaso, o para que después no les diga que fueron pura lata.. Por eso es que todos los candidatos, por mediocres que sean, tienen sus simpatizantes y quien les suelte algo de plata para la campaña, pues sin dinero es difícil montar una campaña y levantar el perfil de un político ambicioso de dirigir los destinos del país y aprovecharse de los recursos del Estado, es decir de los recursos del pueblo.
Por eso hemos hablado de las alegres elecciones, porque unos dan más risa que otros, más pena que alegría y no pocos expresamos “y ese que se cree, ni siquiera llegará a un décimo lugar, mucho menos a una segunda vuelta” o bien, expresan otros, “Quiere llegar al poder para seguirse enriqueciendo”. Nuestro pueblo, si bien es cierto ha llevado a la presidencia a los candidatos del poder económico, no deja de ser crítico y al poco tiempo está manifestando su desacuerdo con las políticas económicas y sociales que impulsan o dejan de implementar. Pero eso tampoco significa que sea muy consciente al votar.
Revisemos la lista de candidato y nos daremos cuenta de los personajes, buenos, malos o mediocres que quieren llegar al poder. Los mejores, por los que quizá el pueblo votaría, no los inscribiria el registro electoral, porque es otro organismo que está al servicio del mejor postor y siempre encuentra cualquier excusa para no inscribirlos y desgraciadamente hoy en día las instituciones más importantes están copadas por gente servil a los intereses del gobierno, del CACIF y elementos del ejército que no quieren la construcción de la nueva Guatemala. Tiempo es ya que los sectores políticos progresistas dejen por un lado las contradicciones e intereses personales y de grupo y presenten al pueblo una alternativa política.
https://elperiodico.com.gt/opiniones/opinion/2023/03/30/las-elecciones/
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