jueves, 3 de septiembre de 2015

El voto nulo: un valor democrático

Su complemento: depurar el Congreso.

HELMER VELÁSQUEZ

Este título que puede interpretarse como una contradicción, es más bien un acto de fe en las fórmulas que prevé la democracia para la expresión electoral ciudadana, así que asistir a las urnas y mostrar rechazo a las fórmulas Presidenciales y hastío al sistema político, anulando el voto, no debiese ser motivo de alarma, menos de señalamientos vacíos de que este voto no vale nada y que facilitará que ganen aquellos a quienes estamos repudiando. El valor político de esta expresión ciudadana reside en su legitimidad y en que envía un claro mensaje de rechazo a operadores y sistema político, cuestiona la legitimidad de ambos, es constatar, que uno es producto del otro, funcionan como elementos indisolubles y –en su caso– los candidatos Presidenciales son parte de esa imbricación podrida. Es sencillo: el voto nulo indica que la ciudadanía no avala lo que hoy sucede.
Ahora bien, en la coyuntura que vivimos existe la urgente necesidad de renovar en su totalidad –si fuese posible– la representación parlamentaria actual, esto previendo que el debate por la reforma del Estado “apenas empieza” y de seguir el curso actual, su desarrollo se dará dentro de los cánones de la legalidad vigente –no se ven rupturas en el horizonte inmediato– en tal sentido el parlamento se constituye en pieza clave para lograr aquellas reformas, por lo cual visto desde esta perspectiva, el voto hacia el parlamento se transforma en útil; con la ventaja política de que en esta lid encontramos candidatos que surgen de la dirigencia popular, representantes de pueblos indígenas, intelectuales de vena democrática, mujeres llegadas de la militancia feminista, estos –hombres y mujeres– en conjunto pueden marcar la diferencia y constituirse en los agentes políticos de la transformación, a partir de las pautas que marquen los movimientos sociales. Entonces, cruzar el voto: entre voto nulo en rechazo a las duplas Presidenciales y decantar nuestro voto útil, por candidatos al Congreso de la República surgidos de los movimientos sociales, es a nuestro juicio, un voto entre el presente oscuro y una previsión política de futuro.
Es decir, ejercer el voto nulo es un derecho ciudadano, amparado por la legalidad y la legitimidad democrática; en ese sentido tiene razón la Asamblea Social y Popular cuando llama al pueblo a votar nulo. Es un voto de castigo al sistema en su conjunto: político y económico. Este le ha fallado a las aspiraciones populares. Sin embargo, “dejar un pie” adentro del parlamento. Pronto demostrará su utilidad política.
http://elperiodico.com.gt/2015/09/03/opinion/el-voto-nulo-un-valor-democratico/

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