Ojalá la proximidad del 13 Bak’tun permita a los pueblos vencer sus diferencias, buscar los puntos de unidad e iniciar un proceso de lucha por construir un Estado no excluyente que reconozca en la práctica la igualdad de oportunidades, pero fundamentalmente, de los seres humanos y que rompa la existencia de ciudadanos de primera, segunda o tercera categorías, sacando a Guatemala de los vergonzosos últimos puestos en vivienda, educación, salud y recursos en el concierto de los países del mundo.
Así como se han realizado más de 60 Consultas Comunitarias de Buena Fe, en las que han participado más de un millón de personas con el espíritu de defender la vida, la tierra, el territorio, igualmente podrían unirse los dirigentes y organizaciones para recibir la nueva era bajo el signo de la emancipación de los pueblos, y poner punto final al despotismo de las familias que se han apropiado del país y siguen entregando los recursos a los postores extranjeros.
A regañadientes, el Estado ha ido aceptando, pero también violando en forma sistemática, normas y convenios internacionales, como el 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En nuestro país siguen prevaleciendo los intereses de las grandes transnacionales y del grupito de familias que anteponen sus intereses a los del país y, por supuesto, al de las comunidades y pueblos indígenas, xíncas o garífunas.
Un paso importante en el reconocimiento de los derechos de los pueblos, sería que la Corte de Constitucionalidad resuelvan a favor de las comunidades indígenas una acción de inconstitucionalidad contra la Ley de Minería.
http://www.elperiodico.com.gt/es/20120918/opinion/218027/
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