No hay duda que en el Congreso de la República, han de ser pocos los diputados que tienen voluntad política para crear instrumentos legales que puedan combatir la corrupción o el enriquecimiento ilícito, pues la ley anticorrupción lleva más de diez años esperando ser aprobada y ante ayer se dio otra de las acostumbradas maniobras para continuar la discusión, precisamente cuando se entraba a una parte medular que amarraría, en el futuro, las manos de funcionarios y particulares. Y esto no ha sucedido solo en esta legislatura, sino en otras donde la influencia de grupos de poder se ha hecho presente.
El objetivo de paralizar la aprobación por artículo, metiendo mociones amañadas, unas tras otras, es quitarle los dientes a la ley y dejar una caricatura que ni servirá para transparentar el uso de los recursos del Estado, ni para combatir la corrupción, que sigue campeando en las instituciones públicas. Cuando los diputados descaradamente hablan de “enmiendas”, están respondiendo a los bombazos de quetzales que les lanzan para que se opongan a los principales artículos que afectarán sus intereses, por eso, a unos les dio ganas de orinar y se refugiaron en el baño, otros aducen que el tablero, como en otras ocasiones similares, se descompuso, pero de todas formas, la mayoría de sinvergüenzas votaron para que se postergue la discusión mientras tasajean la ley, lo cual tira a la basura la petición de varias organizaciones de que se aprueba sin modificaciones que alteren su objetivo y alcance principal.
Uno quisiera referirse a todas las y los diputados como los “dignatarios de la patria”, pero salen tantas sinvergüenzadas a luz, que embarran todo el recinto parlamentario y son contadas con los dedos las leyes que favorecen al país y protegen a la población de los abusos de transnacionales, autoridades y particulares, porque la dignidad, la honorabilidad, la honestidad y hasta el criterio propio brillan por su ausencia, y la voluntad política para crear instrumentos que sirvan para la fiscalización no ha existido en los diputados, pues antes que nada ven el color del billete.
Esta y otras leyes son parte de la vara con que hay que medir el desempeño de cada diputado y estar atentos a quienes torpedean leyes positivas, y los intereses a los que responden.http://www.elperiodico.com.gt/es/20120906/opinion/217485/
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