miércoles, 5 de septiembre de 2012

¡Pido perdón! “Tétrico extremo al que hemos llegado”.



¡Pido perdón!

“Tétrico extremo al que hemos llegado”. 
Anabella Giracca

Pido perdón a la niñez guatemalteca por escribir de hechos tan macabros. Por la escasez de buenas prácticas de esperanza. Por la falta de ese ingrediente de futuro que debe de embargarnos pese a las duras circunstancias. Por pedirle a la cigüeña que  no haga alto en estas tierras, porque los campos de aterrizaje están minados de perversidad.  Ustedes, estimadas lectoras y lectores, están a tiempo de cambiar de página. ¿De qué sirve hablar del vaso que jamás termina de rebalsarse? ¿O cerrar los ojos para consumir el morbo de un dolor cristalizado en tantos paisanos?   

Las últimas semanas son un emblema de la descomposición social que digerimos. Del tétrico extremo al que hemos llegado. Eso ocurre cuando la crueldad incrustada de un país, toma a sus niños. Una pequeña de tres años aparece sin vida a causa de la tortura, golpes severos en el rostro y mordidas en el abdomen. Dos adolescentes aparecen desmembradas en matorral junto a su madre, al parecer, por no haberse anotado en las filas perversas de una pandilla. Menor aparece muerta en terreno baldío, ultrajada. Bebita es abandonada en confesionario de iglesia, apenas envuelta por una frazada. Encuentran a recién nacida sin vida (dicen que murió de frío), dentro de bolso negro de mujer. Becas escolares no fueron entregadas este año: ¿se imagina ser acreedor de una beca para poder acceder al futuro y, en el camino, es cortada de tajo por pretextos burocráticos? 

Mitad de la niñez guatemalteca padece desnutrición crónica: esta noticia se repite sistemáticamente y la capacidad de respuesta resulta inútil, absurda, como una espiral sin destino. No llegan los fondos para la refacción escolar: pasó un año más, y los resultados son nefastos. Cuatro niños mueren al día por enfermedades prevenibles. El reciente auge de trata infantil ya no es noticia: los catálogos de niños a la venta siguen circulando. Niños con precio, “objetos” de explotación sexual comercial. Número alarmante de niñas embarazadas cada año (con menos de 14 años). Menor: víctima mortal por bala perdida (decenas anuales). Pequeña de tres años secuestrada por adolescentes. ¿Y el drama de los niños cambiados en un hospital público?. 

¿Cómo fortalecer el sistema de protección a la niñez? Seguimos sin hacer nada. Impunidad, ¿falta de prevención? Cómplices del silencio. Sin fuerza para apostar por la infancia, ni con una manifestación de cacerolas. Se lo dije. Puros lamentos. Frustración.
http://www.elperiodico.com.gt/es/20120905/opinion/217433/

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