Es indudable que el Estado guatemalteco necesita transformaciones profundas, pues los pilares que lo sustentan: discriminación, racismo y exclusión, siguen intocables porque siguen siendo los mismos los que lo mantienen secuestrado y a su servicio. Pero esa transformación tiene que venir desde abajo, desde el sentir del pueblo, de los movimientos sociales, desde dentro y no desde Panamá, pues aunque César Montes plantea que no se trata de rescatar a un personaje que está en el exterior, ese es el intento que recién hicieron con su presencia y sus aplausos en la reunión en Panamá.
Presente tengo cuando frente a la casa donde vivía, pasaba una hilera de soldados y la noticia del autogolpe empezaba a difundirse. Ese día, recordé los temibles años de persecución y como pude, me fui a las oficinas de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (Famdegua). El acuerdo en esa reunión improvisada fue empezar a hacer cartelones y unirnos a la resistencia. La censura ya había caído contra los medios de comunicación, pero ya no importaba si nos quedábamos en el camino como sucedió a muchos compañeros en 1984-85 cuando Mejía Víctores emprendió la última limpieza de líderes sociales, o lo sucedido en 1989 con los dirigentes estudiantiles asesinados y desaparecidos.
Por eso no comparto las afirmaciones de César Montes quien en esa reunión señaló que: “los militares que están aquí, fueron los que nos enfrentaron a nosotros sin enlodar su uniforme con crímenes, son los que combatieron, como combatimos nosotros, por ideales”, se le olvidó que fue la época en que no hubo presos políticos, solo asesinados y desaparecidos y que ellos, los militares, se pusieron a las órdenes de la oligarquía para defender el sistema de represión, opresión e injusticia. Señaló también que estaban presentes: “patrulleros que defendieron las fincas, que defendieron las fábricas de todos aquellos que se enriquecieron con el proceso de enfrentamiento”. La historia recoge la participación de patrulleros en muchas de las masacres por las cuales varios han sido juzgados. No se puede negar que en esa reunión hubiera gente digna y que la propuesta sea importante, pues fue una de las exigencias en las movilizaciones del año pasado. Compartimos con César Montes que, al igual que él, “queremos un Ejército digno, patriótico, al servicio de las comunidades”, no de la oligarquía y el sistema.
Pero insistimos, nada se puede hacer si no están presentes en la lucha, quienes abiertamente se han enfrentado al sistema y han hecho temblar a la oligarquía del país, y eso es lo que han hecho las principales vertientes campesinas que marcharon por el agua y quienes realizaron el último paro nacional y hoy en día, son las organizaciones criminalizadas, con presos políticos y líderes comunitarios asesinados. Lo mismo se puede decir de las organizaciones de mujeres y de jóvenes que han estado en las calles reivindicando sus derechos y que ya se han pronunciado en rechazo al proyecto Serrano.
http://elperiodico.com.gt/2016/05/19/opinion/refundar-el-estado/
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