MIGUEL ÁNGEL ALBIZURES
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El allanamiento a la casa de Ramón Cadena, es un mal síntoma de lo que se viene encima.
Revuelo ha provocado saber que siguen las amenazas, allanamientos, controles y escuchas a ciudadanos que en alguna forma, tienen que ver en aspectos políticos o de opinión sobre la situación del país. Esto no es nada nuevo, siempre ha existido, pues las estructuras quedaron intactas a pesar de la desaparición del tenebroso Estado Mayor Presidencial, responsable en su tiempo, no solo del control, sino de las amenazas y asesinato de políticos, sindicalistas, periodistas o líderes comunales.
Podríamos exigir al presidente Jimmy Morales la desarticulación de los nuevos y viejos aparatos de inteligencia, pero es pedir peras al olmo¸ cuando de sobra sabemos que tiene las manos atadas y que el poder real está en quienes le rodean, de quienes han sido conocidos como la “Juntita”, que si bien uno de ellos pasa a gozar de impunidad, como el militar retirado y ahora diputado, Armando Melgar Padilla, hay muchos de los viejos zorros, agazapados en instituciones de gobierno y agrupados en su asociación de veteranos y fundaterror, que tienen mucha experiencia en espionaje y control ciudadano, en guerra psicológica, en amenazas y ejecuciones extrajudiciales e incluso en desestabilización de gobiernos.
El allanamiento a la casa de Ramón Cadena, reconocido defensor de derechos humanos es un mal síntoma de lo que se viene encima, pues se trata del Director en Centroamérica de la Comisión Internacional de Juristas, quien ha estado acompañando a víctimas del conflicto armado interno. No se trata de un acto simple, sino de algo similar a los hechos del pasado, pues la llegada de ocho hombres armados, con los rostros cubiertos y el registro de su vivienda, no tiene solo el propósito de robar información, sino de lanzar un mensaje a todos los abogados y defensores de derechos humanos.
A este hecho hay que agregar que hace pocos días, se conoce lo sucedido en la casa de César Montes, conocido por su activa participación en el conflicto armado interno y como el impulsor de la Fundación Turcios Lima, por suerte no se encontraba en su casa y si no quien sabe qué hubiera sucedido, pues ha sufrido constantes amenazas de muerte y hace dos meses, le fue retirada la protección que tenía, posiblemente para facilitar un atentado. Al igual que en la casa de Ramón Cadena, hicieron registro general y se llevaron computadoras y documentos. No se trata de hechos aislados, por robo de objetos de valor, sino un plan premeditado para seguir sembrando temor y silenciar las voces de protesta, pues son múltiples las denuncias que se han hecho de periodistas agredidos y amenazados de muerte. Nuestra solidaridad con quienes han sido víctimas de estos ataques. Compartimos lo que expresó César Montes “Si por esas luchas vienen estas acciones que pretenden intimidarnos, se equivocan. Con estas acciones solo nos llevarán a redoblar los esfuerzos por construir todos una Nueva Guatemala”.
http://elperiodico.com.gt/2016/08/25/opinion/amenazas-y-allanamientos/
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