Se cumplen 72 años de la gesta heroica de los
revolucionarios de 1944, que se enfrentaron de forma victoriosa a la dictadura
de los 14 años de Jorge Ubico, una de las más cruentas y sanguinarias que la
oligarquía le impuso a nuestro pueblo.
Las revolucionarias y revolucionarios de ese entonces nos
legaron un ejemplo. Soñaron un país con justicia social. Por eso, entre 1944 y
1954 trabajaron y lucharon por garantizarnos derechos a todas y todos. Con la
reforma agraria hicieron realidad la consigna justa de “la tierra para quien la
trabaja”; instituyeron el Código de Trabajo, se eliminó el trabajo forzoso y se
instauró la jornada laboral de ocho horas. Nos legaron el Instituto
Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), la educación y la salud pública.
Crearon el Banco de Guatemala y el Banco de Desarrollo Agrario, como
instituciones orientadas al desarrollo del país. Construyeron la carretera al
atlántico, el puerto Santo Tomás, la planta hidroeléctrica Jurún Marinalá. Se
garantizó la autonomía para la USAC, las municipalidades, al deporte, entre
otras. Se decretó el derecho al voto a la mujer. Se garantizó el derecho de
organización, la libertad
política, la participación real y una democracia verdadera. Nos ensañaron que
se puede avanzar para construirnos como un país soberano, independiente y
solidario.
Desde la invasión y el golpe de Estado de 1954 contra
nuestro presidente Jacobo Árbenz Guzmán, la oligarquía, las empresas
transnacionales y el imperio de Estados Unidos se han encargado de destruir y
robarse todas esas obras y logros revolucionarios. A partir de ese año, quienes
han dominado el país nos hicieron entrar en un período de oscuridad, genocidio,
saqueo, explotación, opresión, que dura hasta la fecha y que se expresa en:
miseria, desnutrición, hambruna, desempleo, violencia y muerte; en explotación
y despojo de nuestros bienes comunes; en la negación de los derechos a la salud
y educación; en la criminalización y represión; en la corrupción que sigue
campante como forma de acumulación de riqueza para la oligarquía y sus
secuaces, en la reproducción de la opresión étnica y del sistema patriarcal y
machista.
Es por eso que seguimos conmemorando la gesta revolucionaria
de 1944. Porque estamos empeñados en recuperar esos logros y esas raíces
históricas para hacer renacer el proyecto político que nos permita construir un
país verdaderamente democrático, donde todas y todos vivamos dignamente, con
trabajo, seguridad, justicia y bienestar. Porque seguimos comprometidos en
luchar de forma organizada como clase trabajadora, como pueblos indígenas, como
mujeres, como juventud, para hacer avanzar una estrategia en unidad coherente
con nuestros intereses, a sabiendas que tenemos que enfrentarnos al poder de la
oligarquía, de las empresas transnacionales y del imperio estadounidense.
Enfrentándolos y venciéndolos con las más altas convicciones y estrategia de
unidad haremos realidad ese proyecto de país que anhelamos.
Por eso afirmamos: es necesario recuperar las ideas,
prácticas, el proyecto y la estrategia revolucionaria, que nos permita la toma
del poder del Estado, para construir un país POPULAR, de beneficio para la
clase trabajadora y las grandes mayorías; MULTISECTORIAL, donde estemos
representados todos los pueblos, las comunidades, los campesinos, los obreros,
las mujeres, los jóvenes, los pobladores; PLURINACIONAL, donde los pueblos
indígenas puedan ejercer sus derechos y ser parte en la conducción política del
nuevo Estado. Pero no podemos perder de vista: esto será posible sólo en un
ESTADO SOCIALISTA, donde la oligarquía, las empresas transnacionales y el
imperio de Estados Unidos ya no sean quienes decidan por nosotros, ni por
nuestro presente ni por nuestro futuro.
SOLO EN EL SOCIALISMO OTRA GUATEMALA ES POSIBLE
¡VIVA LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE DE 1944!
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