Sandra Xinico Batz
sxinicobatz@gmail.com
Un elemento determinante del origen del concepto de ladino fue el idioma. En su origen hispánico, la categoría ladino definía al extranjero en España (como los moros) que dominaban el castellano o que tenían la capacidad de aprenderlo. En principios de la Colonia en América, el idioma también determinó el uso o la aplicación de esta categoría.
El idioma fue fundamental en la colonización porque implicó un proceso de castellanización que no se trataba únicamente en hablar el castellano sino en adoptar un nuevo sistema (o estructuras) de pensamiento, o sea, una ideología relacionada a la forma de concebir la vida y el entorno. Los primeros ladinos fueron los indios que hablaban castellano. Este es un elemento más para reafirmar como la categoría ladino no es sinónimo de mestizo.
El contexto de invasión implica necesariamente la imposición. La adopción del castellano, lógicamente, no fue una opción para los nativos, pues aprenderlo y hablarlo les posibilitaba cosas que no obtendrían si sólo hablaban sus idiomas originarios. (Esta situación no ha cambiado hasta hoy).
Esto hace en un principio que el ladino más que una categoría de identidad se consolide como una categoría política determinada por el contexto colonizador y que como define Arturo Taracena en “Contribución al estudio del vocablo ‘ladino’ en Guatemala (siglo XVI-XIX)” (Boletín N° 25. AFEHC, 2006): “El castellano va a significar, para el indio que lo domina, un instrumento de privilegio. Es decir, que todo aquel que lo habla encuentra en la estructura colonial una ubicación que le permitirá escapar a la encomienda y al trabajo forzado. Ello creará un grupo social que a finales del siglo XVII se verá incorporado al sector denominado ladino. O sea que, la lengua será, como la mezcla racial, un factor de mestizaje.”
Este tipo de mestizaje no implicó una integración entre distintas culturas. La construcción del Estado se formó bajo esta ideología. El estado fue fundamental en definir socialmente la identidad del ladino. Declaró para ello, el castellano como idioma oficial, la creencia en el Dios cristiano como religión, por ejemplo.
Tal como lo explica Isabel Rodas en “Ladino: una identificación política del siglo XIX”: “El ser ladino, más que por elementos culturales, se definió por su composición política y económica en la desarticulación de las comunidades coloniales indígenas. La discriminación fundamentada en el racismo, el abuso de autoridad y las acciones en contra de la propiedad comunal se elucidan bajo esos marcos explicativos… Para las élites criollas, los ladinos se encontraban en un estadio más cercano al de la civilización que las poblaciones indígenas, y a ellos se les abrió la posibilidad para conducir el desarrollo social de las hasta entonces comunidades exclusivamente de indígenas”.
Es por esto, que lo ladino no puede extraerse como concepto aislado del contexto que le definió en este territorio. Ha sido una construcción histórica que ha implicado un proceso político, económico y social determinado por las élites para el mantenimiento del poder. Necesitó y necesita de una estructura/proceso: la ladinización.
http://lahora.gt/ladino-parte-iii/
http://lahora.gt/ladino-parte-iii/
http://lahora.gt/ladino-parte-i/
No hay comentarios:
Publicar un comentario