domingo, 24 de septiembre de 2017

Guatemala: Kojk’astäj / Despertemos


Sandra Xinico Batz
sxinicobatz@gmail.com

Al revisar los listados y nombres de los posibles suplentes de los 106 diputados, si estos renunciaran, la esperanza de que las cosas cambien (realmente) desde el Congreso de la República, para el país y bienestar de todos los pueblos, se diluye. Sacar a Jimmy Morales para dejar en su lugar a un Jafeth Cabrera no es una luz en el camino de la recomposición de este Estado. Jafeth también tiene el tiempo contado por corrupto.

Para los pueblos indígenas, cambiar a unos por otros no soluciona nada porque mientras la estructura no cambie, el racismo, el dinero y el poder seguirán determinando quienes serán esos otros “suplentes”. El dinero y el poder no están en manos de los pueblos porque somos pobres y principalmente indios.

Solemos pensar que el problema son sólo las personas, pero desafortunadamente no es así, la historia de esta república nos muestra que cientos de rostros y nombres han pasado por allí (por su administración) y que muy poco se puede hacer porque hasta lo legal no siempre o necesariamente es ético. La interpretación de las leyes no siempre implica la búsqueda de justicia y muchas veces en nombre de ellas se permite la impunidad. En el origen de este Estado es hacia donde no se quiere ver: La Constitución Política de la República. Se niegan a cambiar.

El contexto de 1993 es un claro ejemplo. Hubo depuración del Congreso y hasta renuncias. La estructura no cambió y por ende la situación tampoco. De haber cambiado no estaríamos hablando de esto ahora, 24 años después.

¿Cómo estamos los pueblos reflejados en todo esto? No lo estamos, porque no somos parte de los beneficios que este Estado podría darnos. Somos los “ciudadanos de tercera categoría” ¿Cómo así? Ha sido una mentira que recibimos todo del Estado porque no nos gusta trabajar, esto es un estereotipo racista para que no veamos que no recibimos nada del Estado y sus gobiernos, que al contrario, con los impuestos que pagamos (hasta por un fósforo en la tienda) sostenemos las buenas vidas de los funcionarios.

Por más que el trabajo de un funcionario sea bueno, eso no justifica o no debería justificar que sus salarios cuadrupliquen o más, a las miserias que reciben miles de mujeres y hombres en este país a quienes por jornada les paga incluso Q15. En Guatemala la esclavitud sigue existiendo.

Si esta es una oportunidad para cambiar el sistema político ¿cómo los pueblos empobrecidos podremos tomar decisiones en ese proceso de cambio? ¿Cómo creamos esas condiciones para quienes nunca han estado reflejados en la construcción del Estado y del país?

Las representaciones de los pueblos nativos en estos procesos no pueden remitirse a las ONG o a la cooperación internacional. Necesitamos puentes para que esas voces reales y honestas no vuelvan a quedar una vez más fuera de esa construcción, porque entonces sería de nuevo cambiar para no cambiar nada.
http://lahora.gt/kojkastaj-despertemos/

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