domingo, 14 de octubre de 2018
MIENTRAS HAYA PUEBLO...HABRÁ REVOLUCIÓN
Mientras haya pueblo… habrá revolución
-Ruth del Valle Cóbar / HILANDO Y TEJIENDO: MEMORIA Y DERECHOS HUMANOS–
Es difícil hablar de Oliverio Castañeda de León sin que las lágrimas nublen los ojos y el corazón se estruje. Debí escribir esto el mes pasado, pero me bloqueé, no salían las palabras. Octubre es un mes de grandes cosas, triunfos como la gesta revolucionaria de 1944 y las jornadas de 1978, alegrías como el nacimiento de Oliverio y tragedias como la ejecución extrajudicial del secretario general de la Asociación de Estudiantes Universitarios.
Todos los años sus compañeros nos reunimos temprano, caminamos en su memoria y depositamos flores y discursos frente a la placa que indica dónde fue abatido por las balas. Nos abrazamos con la rabia contenida desde hace 39 años y seguimos exigiendo justicia.
Oliverio era un joven brillante, excelente estudiante, amigo solidario y cariñoso, visionario y buen analista; pero también era buen hijo y hermano de una familia cuyo origen se remonta a las tierras de Zacapa, donde en los años 60 se asentó el primer foco guerrillero. Era un “dirigente casi niño”, como lo catalogó el líder sindical Miguel Ángel Albizures, quien presentaba propuestas, discutía y daba sus opiniones en las reuniones de las organizaciones.
Durante octubre de 1978 hubo manifestaciones y protestas contra el alza del precio del pasaje al transporte urbano; la AEU participó activamente coordinando con otros sectores sociales y populares. Las protestas fueron reprimidas por las fuerzas de seguridad, las tomas de edificios y paro de labores también fueron reprimidas brutalmente. El Gobierno finalmente dio marcha atrás al incremento y autorizó subsidios a los transportistas para mantener los cinco centavos que costaba el pasaje.
Después, la dirigencia del movimiento social y popular fue vigilada y perseguida, algunos salieron del país. El 18 de octubre los medios de comunicación divulgaron un boletín del Ejército Secreto Anticomunista con una lista de personas “condenadas”, entre los primeros nombres aparecía el de Oliverio. No quiso irse del país, no quiso evadir su cita con la muerte.
La juventud de aquellos años se sentía poderosa, comprometida con las luchas populares, levantaba su voz para denunciar las injusticias y salía a las calles a defender a los más débiles. ¡Cuánta juventud perdida en esos años por causa de la represión!
Oliverio siempre se preocupó de los más jóvenes, nos recomendaba tener mucho cuidado y que no anduviéramos solos, nos advertía del peligro de las fuerzas de seguridad y el ejército.
Imposible olvidar su voz en el mitin conmemorativo de la revolución en la Concha Acústica y señalando al gobierno asesino de Lucas García; imposible olvidar después el chirrido de los carros, el sonido de la metralla, el deseo interior de que fueran “cohetes”. Imposible olvidar la rabia y la desesperanza, pero también su fuerza y coraje como dirigente.
Oliverio se fue despacito, como despidiéndose lentamente de sus colegas, su familia, sus amistades. Y se nos fue haciendo un gran vacío con su pérdida. Lo acompañamos al cementerio, bañándolo con claveles y llanto, con gritos de rabia e impotencia, ratificando nuestro compromiso de seguir la lucha. Hoy seguimos exigiendo justicia y esclarecimiento de su asesinato.
Imposible olvidar sus palabras premonitorias de los últimos minutos de su discurso: “Podrán masacrar a nuestros dirigentes, pero mientras haya pueblo… habrá revolución”. Oliverio se ha multiplicado en miles de estudiantes que han seguido su ejemplo y en quienes hoy también luchan por rescatar a la AEU del letargo y de las mafias que la habían secuestrado. Aprender del pasado nos permite construir un mejor futuro.
http://gazeta.gt/mientras-haya-pueblo-habra-revolucion/
Jóvenes como Oliverio hubieron y habrá siempre en la lucha de los pueblos, los admiramos y reconoceremos siempre pero a este joven estudian le recordaremos siempre por toda la eternidad, como a uno de los más sobresalientes en su empeño y ejemplo de entrega,honestidad, rectitud y dignidad, muy claro y bien identificado con la lucha de las organizaciones estudiantiles y populares de nuestro pueblo. Levantó su puño muy en alto que las distintas generaciones de este país jamás podrá olvidarlo. Sus palabras claras,contundes en su último discurso hicieron temblar a los enemigos de este país; por eso fueron tan cobardes no soportaron escucharlo. Aún se escucha el eco de su voz, quien pasa por la concha acústica del parque Centenario, siempre oirán sus palabras y si camina por el portal verá su figura. Un joven valiente,decidido jamás se acobardo y se entregó a su pueblo con verdadera conciencia y heroísmo. Oliveira Castañeda de León,siempre estará presente en nuestra memoria,en nuestra historia.
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