El apoyo para que ellos continúen su trabajo, es fundamental y necesario.
Por: Miguel Ángel Albizures
Hace treinta años, en 1990, y casi de la nada, la Asociación Comunicarte comenzó a documentar la realidad del país, con tres jinetes al frente de ella: Arturo Albizures, Boris Hernández y Estuardo Álvarez, quienes cámara en mano recorrieron casi todo el país, registrando los momentos y hechos más importantes de la historia reciente de Guatemala. Habían encontrado el apoyo de Rodolfo Robles, que por ese tiempo iniciaba una seccional de la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación (UITA), quien proporcionó las primeras cámaras VHS en las que quedaron grabados hechos que hoy son historia. Compartí con ellos, desde sus inicios, las penas, alegrías y hasta las amenazas que sufrieron a causa del trabajo que realizaban, y para el cual no escatimaron esfuerzos, lo dieron todo sin esperar nada a cambio, pues apenas se valoraba la documentación en video de las luchas de los trabajadores o de organizaciones de derechos humanos.
Con la cámara VHS empezaron a documentar las denuncias de violaciones a los derechos humanos, que luego se compartían con instituciones internacionales, como Amnistía Internacional y otras, para que se conociera lo que sucedía en Guatemala. El rescate de la memoria histórica se convirtió en su objetivo principal, que se compartía con las organizaciones del movimiento social. Todavía no se firmaba la paz y todos nos movíamos sigilosamente para salvaguardar la vida y los de Comunicarte se la jugaban en medio de las manifestaciones, protestas, huelgas o exhumaciones en cementerios clandestinos, cuando apenas comenzaban a realizarse, en 1994-95, en lo que fuera la comunidad de las Dos Erres en el Petén y posteriormente en Panzós, Río Negro o Rabinal, lugares en donde habían sido arrojados los cadáveres después de la masacre. Por eso no fue casual el allanamiento a su sede en el año 2000, el robo de sus instrumentos de trabajo y ametrallamiento posterior a la casa Arturo Albizures, donde, por suerte, no hubo víctimas que lamentar.
Tal como lo señalan ellos, su formación política, comprometida con los cambios planteados desde la lucha revolucionaria, marcaron la visión que habrían de plasmar en cada uno de los importantes videos y documentales que han hecho, donde reflejan las diversas problemáticas que habían dado lugar al surgimiento del conflicto armado: La lucha por la tierra, los luchas estudiantiles o magisteriales, la lucha de los pueblos indígenas y la represión a la que eran sometidas las comunidades y las organizaciones sociales por parte de las fuerzas de seguridad.
No era fácil andar cámara en mano recogiendo los hechos y por eso hablar hoy de memoria histórica o de memoria colectiva, es hablar del trabajo que Comunicarte ha desarrollado a lo largo de treinta años en medio de penurias económicas y falta de equipamiento actualizado para seguir documentando las luchas de este pueblo por la democracia. El apoyo para que ellos continúen su trabajo, es fundamental y necesario.
https://elperiodico.com.gt/opinion/2020/10/01/memoria-historica-con-la-camara-en-la-mano/
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