NUNCA COMO AHORA, EL DERECHO A LA LIBRE EXPRESIÓN Y DE PRENSA HA ESTADO EN TANTO PELIGRO.
Nuevamente este gobierno, y la camarilla de trasnochados que está detrás de él, hizo de las suyas poniendo estado de sitio en una región rica del país, El Estor, Izabal; como siempre, para proteger los intereses de una transnacional y asegurarles condiciones para que se sigan llevando los bienes y riquezas de Guatemala. Junto a ello, para acallar las voces de denuncia, se han dedicado a allanar casas y detener arbitrariamente a líderes comunitarios, periodistas, y a cualquiera que proteste contra los daños que sigue provocando la minería en la región.
Aunque no hay estado de sitio en todo el país, en otros departamentos y en la capital también restringen derechos fundamentales y amenazan a medios de comunicación y periodistas que denunciemos, analicemos y opinemos sobre la trágica situación que vivimos y de la cual son responsables las mafias que están incrustadas en el poder. Nunca como ahora, el derecho a la libre expresión y de prensa ha estado en tanto peligro, pues todo el Gobierno huele a dictadura, con el apoyo descarado de personajes de los otros poderes del Estado.
Hoy se cierne una amenaza sobre elPeriódico, la cual se extiende, alarmantemente, a otros medios y periodistas que sufren criminalización y amenazas de diversa índole, seguimiento, agresiones o insultos cuando están cumpliendo con su deber. Todo lo anterior tiene como objetivo callarlos y callarnos, pues a ello hay que agregar las campañas de odio, deslegitimación y desprestigio, que tienen el mismo fin. El peligro mayor está en que, al no lograr su propósito de que los periodistas y defensores de derechos humanos silencien sus voces, estos energúmenos procedan a la eliminación física de periodistas o comunicadores sociales, tal como lo hicieron en la época oscura que vivimos recientemente.
El fatal retroceso que vivimos actualmente no es casual, es planificado; son los pasos que da todo dictador antes de consolidarse, pues para ellos los medios de comunicación y los periodistas somos la piedra en el zapato que, a través de la denuncia de los hechos, llamamos al pueblo a que no se deje arrebatar sus derechos ni ser sometido al silencio. Es por eso que hago un llamado al gremio periodístico para que se mantenga a la expectativa, para que denuncie abiertamente cualquier tipo de presión o agresión en contra del derecho de libre expresión y de prensa.
La movilización de cientos de efectivos militares y policía a El Estor, el sobrevuelo de helicópteros y aviones amenazando al pueblo, los cateos y las detenciones son una muestra de lo que son capaces de hacer para silenciar al pueblo e ir consolidando la dictadura tipo ubiquista.
Por ello, necesitamos unir fuerzas con los sectores populares, trazar estrategias y tácticas conjuntas para rechazar con fuerza la existencia de las mafias en el poder. El temor, el silencio y la indiferencia en estos críticos momentos es lo peor que podemos hacer, porque representa la pérdida de derechos fundamentales contemplados en la Constitución y una vuelta estrepitosa a las décadas de los setenta y ochenta, cuando perdieron la vida miles de guatemaltecos y el exilio o el silencio fue la tabla de salvación de muchos. Los datos del Observatorio de Periodistas de la APG hablan por sí solos: en los primeros 10 meses de 2020 fueron denunciados 124 casos de agresión, y hasta el 31 de octubre de este año van 116 casos. No son números que debemos descartar.
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