Por: Miguel Ángel Albizures
Este Primero de Mayo la manifestación terminó sin pena y sin gloria; quienes encabezaban la marcha fueron incapaces de romper el cerco tendido por la policía, quizá por prudencia o por miedo a enfrentarse y tomar el parque central o la histórica concha acústica, donde el 20 de octubre de 1978, Oliverio Castañeda de León les gritó, señalando hacia el palacio, “Donde haya pueblo habrá revolución”… y pocos minutos después fue vilmente asesinado.
Las plazas públicas, las calles de la ciudad, son del pueblo y el Estado debe respetarlas. El derecho de manifestación pacífica está consagrado en la constitución y en la normativa internacional de la cual es parte Guatemala.
Quizá las nuevas generaciones no conocen la historia de las luchas y protestas que se han librado en las calles de Guatemala, en el parque central y en el parque centenario, donde por cualquier abuso de los gobiernos se congregaba el pueblo exigiendo sus derechos y levantando las banderas de dignidad. No importaba si eran militares o civiles en el poder, no importaba si arremetían con fuerza contra los manifestantes, pero la clase obrera y los ciudadanos conscientes salían a las calles, no solo en las fechas memorables del Primero de Mayo y Veinte de Octubre, sino cada vez que la situación lo exigía y, de ello, no solo hablan las calles, sino las plazas públicas e históricas.
¿Cuál es el miedo?, quién sabe, pero por cualquier cosa el palacio o la casa presidencial están cercados por montón de policías, supuestamente protegiendo sus instalaciones de cualquier protesta, protegiendo los edificios de la gente que siempre manifiesta desarmada, porque sus armas son el pensamiento, la palabra, la denuncia.
Estamos en un proceso de regresión de la democracia y en camino hacia la instauración de una dictadura; el presidente Giammattei se ha prestado conscientemente para ello, porque le beneficia a él y a sus allegados. En ese proceso, cada día más son conculcados los derechos humanos, el derecho de libertad de expresión y, evidentemente, la libertad de prensa.
Por ello la Asociación de Periodistas de Guatemala, se unió a la marcha de los obreros y levantó sus mantas en las que con claridad se leía “APG exige la renuncia de Giammatei y Consuelo Porras. Guatemala libre de corrupción”, así como “La APG exige respeto a la libre emisión del pensamiento y a la libertad de prensa garantizados en la Constitución de República. No más ataques ni asesinatos en contra de periodistas”.
En su pronunciamiento por el Día Mundial de la Libertad de Prensa, la APG se refirió a todas las agresiones que se han dado contra periodistas y señalo que esas agresiones “afectan particularmente a las mujeres periodistas, quienes son víctimas de acoso sexual, ataques por su condición de género, discriminación racial y burlas sexistas. Y, pese a la gravedad de estos actos, el Estado y el sistema judicial permiten que estos netcenters y personas actúen con impunidad.”
Pero sí debemos tener claro que esta situación de regresión de la democracia, de instalación de una autocracia, no se resuelve con marchas en fechas históricas o con publicaciones en Facebook o Twitter. La lucha hay que realizarla con el objetivo concreto de hacer respetar los derechos fundamentales. Si las élites que han copado los tres poderes del Estado no son capaces de impulsar un país democrático, que se larguen del poder y permitan realizar un proceso de rescate del país y transformación de todas las instituciones tomadas por el Pacto de Corruptos. Las plazas públicas son del pueblo, y hay que volver a tomarlas para seguir haciendo historia.
https://elperiodico.com.gt/opinion/opiniones-de-hoy/2022/05/05/las-plazas-publicas-son-del-pueblo/
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