HELMER VELÁSQUEZ |
Un Estado con caminos torcidos.
A propósito del aniversario 144 de la milicia, bien vale la pena preguntarse por los aportes de la misma al país; se trata de un ejercicio bastante ocioso, sin embargo, dada la magnitud de los recursos que consumen del erario nacional y lo funesto de sus “ejecutorias”, una pequeña reflexión viene al caso: los cuadros destacados del Ejército, han detentado el poder político por más de una centuria, de manera cuasi consecutiva, con la sola excepción de Árbenz Guzmán, todos, absolutamente todos, no han legado al país más que situaciones ridículas, dignas de vergüenza nacional, o han traicionado los principios patrióticos; baste con recordar la entrega de Chiapas y Tabasco por su fundador Tata Rufo Barrios.
La Saga chafarotesca; recoge historias de vida de burdos dictadores dedicados por entero a satisfacer intereses propios, engordar alforjas y actuar permanentemente al servicio de la elite terrateniente –en su momento– y de la elite económica en su conjunto. Digno es recordar que los gobernantes militares que ha tenido el país –exceptuando Árbenz– han bajado la cerviz frente al poder colonial del norte. Sus mejores cuadros gobernantes, durante el período del conflicto armado interno, ganaron tal calidad por sus gestas en combate, lo que en este país y en aquel período significó aquellos que tenían capacidad de organizar y dirigir masacres en contra de campesinos indígenas: hombres, mujeres, niños desarmados, armar escuadrones de la muerte para secuestrar estudiantes universitarios y desaparecerlos, luego de aplicarles crueles torturas: ¡estos son los héroes de la milicia! a quienes por su destacada actuación “en combate” se les asignó la silla Presidencial.
Buena parte de aquellos gobernantes, pasaron de zope a gavilán –como reza el dicho popular– al transformarse en pocos años, en terratenientes y nuevos ricos, a costa de tierras nacionales y el erario público. Bajo aquellos liderazgos el Ejército pasó a ser un factor de poder y el verdadero contralor de la actividad del Estado en obediente alianza con los poderes económicos y el apoyo del norte imperial. Bajo la égida militar se asesinó a miles de intelectuales guatemaltecos: hombres y mujeres, urbanos, agrarios, sindicales y se abandonó la inversión en salud y educación pública, incluso fuimos estigmatizados en el mundo como país paria, condenados al aislamiento internacional. La última muestra de un cuadro militar en el poder, la tenemos en el militar Otto Pérez Molina, este no ha hecho más que confirmar la regla: represión, entreguismo al capital transnacional, corrupción y torpeza política, en conclusión: Botas y casco.
http://www.elperiodico.com.gt/es/20150702/opinion/14399/¿Sirve-para-algo-el-Ejército.htm
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