Las historias que serán expuestas en la primera declaración en contra de los 14 militares que fueron capturados el miércoles.
En esta fosa dentro de la zona militar 21, se identificaron varias osamentas que pertenecen a niños y mujeres.
Civiles fallecieron en esa masacre ocurrida el 14 de
mayo de 1982, en el caserío Los Encuentros, de acuerdo con los testimonios
obtenidos por la fiscalía.
“Las balas
silbaban”, “a las mujeres que estaban ahí las llevaron al río y las violaron”,
“los soldados pusieron música y se pusieron a bailar”, “se llevaron a mujeres y
niños en un helicóptero”. Todo ocurrió el 14 de mayo de 1982, en el caserío Los
Encuentros. Un niño y una mujer embarazada relataron la masacre, 30 años
después de sobrevivirla.
“El Ejército llegó
con los patrulleros, sin decir nada, solo bajaron y empezaron a disparar en
dirección de la casita”, narró Anselmo Osorio Lajuj, quien en esa fecha tenía
ocho años. “La casita” a la que se refería era el lugar donde “cocinaban y
descansaban un ratito” con su mamá y su hermano.
La familia de
Anselmo y un centenar de personas más se refugiaron en Los Encuentros, después
de las masacres cometidas en la aldea Río Negro, Rabinal, Baja Verapaz, el
sitio que en ese entonces eran obligados a dejar por la construcción de la
represa Chixoy.
“Las balas se
oyeron” esa mañana y Anselmo huyó de ese sonido junto a su familia. “Caminamos
como a cincuenta metros de la galera, pero la aldea tiene quebradas donde no se
podía pasar, y mamá no podía correr porque estaba embarazada y a mi hermanito
pequeño lo tuvo que cargar”, recordó en una audiencia judicial realizada en
2012, en la que su testimonio fue aceptado como medio de prueba contra los
militares detenidos hace dos días.
Su madre no continuó
la huida. Cinco metros de distancia los separaban ya cuando escuchó las últimas
palabras que recuerda de ella: “escapate, yo ya no puedo”. “Me di cuenta que
ella no murió y se quedó abrazando a mi hermanito”, relató Anselmo.
Su mamá supo de la
llegada de los soldados tres días antes de ese 14 de mayo, pero no huyó del
caserío “porque sin tortillas no se podía sobrevivir en la montaña”. Ella las
preparó como lo hicieron sus familiares que abandonaron la aldea.
DESDE LAS SOMBRAS
“Yo estaba escondida
y vi cuando a las mujeres las llevaron a la orilla del río, las violaron
primero los solados y luego los patrulleros, les pegaban con unas varas y una
pala porque ellas no se dejaban”, describió Carmen Sánchez Chen en su
testimonio que también fue aceptado como evidencia.
Carmen estaba en el
río bañándose cuando el Ejército arribó a Los Encuentros. Ella permaneció desnuda
detrás de unos matorrales. Desde ese lugar observó la saña con la que los
bebés, de las mujeres que ultrajaban, eran arrojados a la orilla del río por
los soldados, según su relato.
A los hombres del
caserío los mataron desde que los soldados llegaron, eso refirió Carmen al
igual que otros testimonios de sobrevivientes que están incluidos en la
imputación del Ministerio Público (MP).
“A mi hijo lo vi
cuando estaba tirado en una quebrada llorando, no estaba golpeado, pero no
podía hacer nada porque no podía salir de donde estaba”, detalló. Su hijo luego
fue recogido por una vecina de la aldea. Era pasado el mediodía.
Para Carmen, ese 14
de mayo finalizó con música y el ruido de una aeronave. Ella y otros testigos
afirmaron que los soldados obligaron a bailar a las mujeres que sobrevivieron.
Ella también relató que finalizado ese jolgorio aterrizó un helicóptero que
minutos después se llevó a su hijo.
“Vi cuando a mi
suegra y a mi hijo se los llevaron en el primer viaje junto a los ancianitos
–eran dos y los únicos que dejaron vivir aquel día-”. El cuerpo de su hijo fue
uno de los hallados en una de las fosas del Comando Regional de Entrenamiento
de Operaciones de Mantenimiento de Paz del Ejército, ubicado en Cobán, Alta
Verapaz. Esa sede, durante 1981 a 1988, estaba bajo el mando de los militares
hoy capturados.
JOSÉ DAVID LÓPEZ JLOPEZ@ELPERIODICO.COM.GT
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