Tanto en su Constitución como en la firma de convenios y tratados internacionales, Guatemala muestra formalmente un compromiso con la vigencia de los derechos y libertades universalmente reconocidas. Sin embargo, en la práctica estamos lejos de ser un país en donde se nos respete como personas, grupos y pueblos. El derecho a la vida y a la integridad son constantemente vulnerados cuando los índices de muertes violentas, inseguridad alimentaria, inseguridad ciudadana y muerte materno-infantil son tan elevadas. El derecho a la seguridad y la libertad es constantemente vulnerado cuando la trata de mujeres, niñas y niños con motivo de explotación sexual y laboral y contra los migrantes se aprovecha de la pobreza de las personas; cuando cientos de empresas y grupos son contratados para dar la seguridad que el gobierno no nos brinda; cuando periodistas y medios son perseguidos por sus opiniones.
El derecho a la asociación y libertad de reunión se viola cuando el gobierno no garantiza el derecho de manifestación y la libertad de locomoción simultáneamente; cuando se viola la libertad sindical al no permitir la creación de nuevos sindicatos y no investigar las agresiones en contra de sindicalistas. El derecho a la justicia y el debido proceso es aún una promesa para la población guatemalteca ya que continúan los elevados índices de impunidad por crímenes del pasado y del presente, en tanto que, los procesos de selección de operadores de justicia muestran total ausencia de independencia judicial.
Los pueblos indígenas en Guatemala aun no son reconocidos en su pleno derecho. El derecho a la consulta en torno a las políticas públicas que afectan su desarrollo es constantemente violado y el racismo aún permea tanto la opinión como las decisiones públicas. Las mujeres mantienen elevados índices de exclusión y la juventud y la niñez son constantemente olvidadas como sujetas de derecho. El derecho al desarrollo y a un ambiente sano se ha reducido a una discusión de empleo y pago de impuestos (reducción de la informalidad) y se ha olvidado que el objeto de nuestros derechos económicos, sociales, culturales y ambientales es el buen vivir.
Es por ello, que hoy, en el día internacional de los derechos humanos, queremos reconocer que lo que hoy tenemos y las posibilidades de cambio están en el compromiso que todas y todos tengamos como personas, grupos y pueblos ante los derechos humanos. Si queremos una Guatemala Distinta, tenemos que ser todos DEFENSORES Y DEFENSORAS DE DERECHOS HUMANOS:
Felicitamos en este día a todas las personas y grupos que defienden algún derecho o alguna libertad e invitamos a quienes no lo hacen a que se involucren porque hasta que la dignidad de todos y todas sea respetada lograremos ser una sociedad democrática y en paz.
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