sábado, 22 de febrero de 2025

PARA QUE NO SE REPITA, 25 de febrero Día Nacional de la Dignificación de...


https://youtu.be/MFVeXi_q22U?si=qqnx7RWzoCF04xte

PARA QUE NO SE REPITA

 25 DE FEBRERO DÍA NACIONAL DE LA DIGNIFICACIÓN DE LAS VÍCTIMAS DEL CONFLICTO ARMADO INTERNO


Hoy, después de 26 años de presentado el informe es necesario dar a conocer de nuevo este valioso contenido. Por lo que representa para las víctimas del conflicto armado interno.

El 25 de febrero quedó instituido como el Día Nacional de la Dignificación de las Víctimas del Conflicto Armado en Guatemala, en recuerdo del día en que se entregó el Informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, un 25 de febrero de 1999, que fue creada a raíz de los Acuerdos de Paz, cuyo fin primordial fue, precisamente, esclarecer qué fue lo que sucedió en los 36 años que duró el conflicto armado. Este documental, que hoy compartimos, fue producido hace 24 años, con el objetivo de dar a conocer parte de las Recomendaciones que La Comisión hizo al Estado guatemalteco, para poder llevar a cabo, no solo la implementación de dichos Acuerdos sino también, contribuir a la construcción de la verdadera paz en el país.

Realizadores: 

Arturo Albizures

Boris Hernández




GUATEMALA: Pensamiento político de Guillermo Toriello Garrido



Por: Factor Méndez


Conocido como el Canciller de la Dignidad, el doctor Guillermo Toriello Garrido, ganó respeto y reconocimiento nacional e internacional en los ámbitos políticos y diplomáticos por su inclaudicable trayectoria en defensa de la dignidad, soberanía y libre autodeterminación de los pueblos.

Canciller guatemalteco de los Gobiernos revolucionarios de Juan José Arévalo y de Jacobo Árbenz Guzmán entre 1945 y 1954, se distinguió por sustentar una posición antiimperialista y salvaguardar ante foros regionales e internacionales la soberanía e integridad del territorio nacional.En 1954 le correspondió denunciar ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU), la inminente invasión mercenaria armada contra Guatemala, que organizó y financió el Gobierno estadounidense, la Agencia Central de Inteligencia (CIA por sus siglas en inglés) y la United Fruit Company (UFCO), que en junio de ese mismo año invadieron el país para derrocar al Gobierno revolucionario de Árbenz.


Para visibilizar, preservar y actualizar los aportes de Toriello ante el mundo diplomático y la clase política local, el próximo lunes 24 de febrero se presenta el libro “Universalidad del pensamiento político de Guillermo Toriello Garrido”, escrito por Mario Roberto Morales, Marcio Palacios Aragón y Factor Méndez Doninelli. Tal evento tendrá lugar en el auditorio “Luis Cardoza y Aragón” de la embajada de México en Guatemala a partir de las 18:00 horas.

Aclaración necesaria. Se trata de un trabajo académico de investigación sociopolítica iniciado en 2016, fruto de un largo tren de tertulias, desclasificación de archivos, diálogos y una serie de lecturas y discusiones, en las que el motor intelectual fue Mario Roberto Morales. Es desde sus aportes, que se elaboran los nudos metodológicos que se sustentan por tres principios: Criticidad: Poseer criterio científico crítico. Radicalidad: Interpretar la raíz de la conflictividad social. Historicidad: Desde la larga data, múltiples temporalidades y larga duración histórica, al margen de las versiones oficiales del historicismo.

En 2017 en La Habana, el desaparecido Centro de Estudios Latinoamericanos (CELAT) de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac) y Casa de Las Américas,  acuerdan trabajar una producción editorial, con el objetivo de elaborar un texto que reivindique el pensamiento, obra y legado de Toriello. Para esto se desarrollan siete años de trabajo, interrumpidos por la pandemia y el deceso de Mario Roberto Morales.Se retoma en 2018, con la lectura, análisis, interpretación e investigación, desde las Ciencias Sociales de la obra y legado de Toriello. A través de seis ensayos de investigación sociopolítica que Toriello plasma a partir de 1955 y concluye en 1997.

En La Habana, se accede a los archivos de Toriello en agosto de 2024. Los cuales se desclasifican para poner a luz pública, los aportes invisibilizados y borrados desde la historiografía, debido a razones políticas. Desde las versiones oficiales, se omite lo que piensa y plasma Toriello en su obra y el impacto de sus ejecutorias diplomáticas y políticas.

Continúa en 2018 con la lectura, análisis, interpretación e investigación, desde las Ciencias Sociales, de la obra y legado de Toriello. Esto a través de seis ensayos de investigación sociopolítica que Toriello publica a partir de 1955 y concluye en 1997.

Mario Roberto, aporta antes de su deceso en 2021, lo referente a la estructura y al contenido del plan capitular.  El punto metodológico toral, gira en la construcción en 2020 de hipótesis que parten de la obra intelectual de Toriello, incluida su praxis diplomática política y revolucionaria.

Están invitados a la presentación del libro, “Universalidad del pensamiento político de Guillermo Toriello Garrido”. Los esperamos.




viernes, 21 de febrero de 2025

GUATEMALA: 21 DE FEBRERO DÍA INTERNACIONAL DE LA LENGUA MATERNA, HABLANDO NUESTRO PROPIO IDIOMA.


HABLANDO NUESTRO PROPIO IDIOMA, 21 DE FEBRERO DÍA INTERNACIONAL DE LA LENGUA MATERNA

En el Día Internacional del Idioma Materno vale la pena recordar la producción de este documental, que fue realizado para la Academia de Lenguas Mayas, en su lucha por el reconocimiento oficial por parte de el Estado de Guatemala, de los idiomas Maya, Garífuna y Xinca como elementos propios y dinámicos de su cultura y una forma de transmisión y conservación de su cosmovisión. Lucha árdua que, al final rindió sus frutos. Uno de los tantos documentales producidos por COMUNICARTE.

“En Guatemala bajo el marco de los Acuerdos de Paz, los compromisos internacionales y la lucha de organizaciones sociales, se logró el Decreto 19-2003, con el que se consigna un marco jurídico para el respeto, fomento y la promoción de los 22 idiomas mayas, el xinca y el garífuna”

Día Internacional de la Lengua Materna
21 de febrero
La idea de celebrar el Día Internacional de la Lengua Materna fue una iniciativa de Bangladesh. Fue aprobado en la Conferencia General de la UNESCO de 1999 y se ha observado en todo el mundo desde el año 2000.

La UNESCO cree en la importancia de la diversidad cultural y lingüística para las sociedades sostenibles. En el marco de su mandato en pro de la paz, trabaja para preservar las diferencias de culturas e idiomas que fomentan la tolerancia y el respeto de los demás.

Las sociedades multilingües y multiculturales existen a través de sus lenguas, que transmiten y preservan los conocimientos y las culturas tradicionales de manera sostenible. 

La diversidad lingüística se encuentra cada vez más amenazada

Cada dos semanas, como promedio, una lengua desaparece, llevándose con su desaparición todo un patrimonio cultural e intelectual. 
El 40% de la población mundial no tiene acceso a una educación en una lengua que hable o entienda. No obstante, gracias a la comprensión de la importancia que tienen las lenguas maternas, se han alcanzado logros en materia de educación plurilingüe, en particular desde los primeros estudios y el compromiso cada vez mayor de que evolucionen en la esfera pública. 

Ese es también el objetivo de este Día Internacional: celebrar estas formas de expresar el mundo en su multiplicidad, comprometerse con la preservación de la diversidad de las lenguas como patrimonio común y obrar por una educación de calidad –en la lengua materna– para todos.
UNESCO
https://www.unesco.org/es/days/mother-language?fbclid=IwAR0odQhjBQaExC5PRtJ8rVgBCjXaZ0FEoftOrZ6WqZirGeay15lo9HN_NnI

GUATEMALA: MASACRE DE “LAS CAMELIAS” Dignifiquemos a las Víctimas del Conflicto Armado



MASACRE DE “LAS CAMELIAS”[1]

Dignifiquemos a las Víctimas del Conflicto Armado

 

Kajkoj Máximo Ba Tiul[i]

 

Fue un domingo de carnaval, corriendo el año 1982, el calor era radiante, como los calores de verano.  El pueblo ya vivía con miedo, ya habían desaparecido varios compañeros y varias compañeras.  En algunas comunidades se escuchaba que el ejército había llegado a intimidar, reprimir, capturar, desaparecer a asesinar a lideres y lideresas, es más, a violar a mujeres y señoritas, sobre este último, se conocen casos como, “las mujeres Achí”, las “mujeres de Zepur Zarco”, “mujeres Ixil”, pero sobre lo que pasó en el territorio Poqomchi de San Cristóbal Verapaz, sigue siendo un secreto a voces, como el caso de las ”12 mujeres que fueron sacadas de la cárcel, en el portón de atrás, de la municipalidad, por los comisionados militares y subidos a un pickup de un connotado personaje del municipio, asesinadas después de violarlas, sin respetar que una de ellas estaba embarazada, los cuerpos los encontramos entre la aldea Baleu y Santa Elena, carretera que va a Chixoy”.

 

Ese domingo, comenzó a llegar la gente, para ver los disfraces, es decir, para ver a hombres y mujeres que se iban a disfrazar, como se hizo costumbre en las fiestas de carnaval en todo el país y que se celebraban antes de iniciar el tiempo cuaresmal.  Los niños, las niñas, los jóvenes, las señoritas, incluso los adultos, se reían, comenzaban a disfrutar del baile de disfraces, entre quebrada de cascarones[2] y tiradas de harina[3].  Entre carcajadas, risas, canciones, música, etc., la gente intentaba olvidar un poco el miedo, el terror que ya había hecho su entrada triunfal en el municipio, manifestado en las masacres, las desapariciones, los cadáveres que trasladaban los bomberos, no solo en las ambulancias, sino en camiones y carros particulares.

 

Esta actividad como muchas otras más, el alcalde municipal y su concejo, habían acordado cedérselas a los bomberos para que recaudaran fondos, para cubrir los gastos relacionados a las emergencias.  Por eso, es que la subestación completa[4], estaba preocupada, para que la actividad saliera bien, aunque siempre se dejaba a disponibilidad un grupo, por si hubiera alguna emergencia.

 

Mientras la actividad transcurría, comenzaron a llegar noticias que en la Finca “Las Camelias”, había un muerto.  Entonces, se coordinó para que fuera el grupo de la guardia permanente quien se fuera al lugar a cubrir la emergencia, levantar el cuerpo, traerlo al juez de paz, porque estos y la policía tenían miedo de llegar a los lugares donde ocurrían los hechos.  

El grupo de bomberos, a bordo de la ambulancia; “recuerdo una ambulancia tipo Land Rover de las más antiguas y de una ambulancia tipo Volkswagen, igual ya de muchos años de uso, que habían sido donadas por algunas familias adineradas del departamento, a los bomberos”.  Se marcharon hacia el lugar, tomando la ruta hacia la casa de máquinas de Quixal, llegando al lugar en menos de 20 minutos.

 

Al llegar, el grupo de bomberos se encontró con una brigada de militares, que hacían su descenso del lugar, a quienes se les preguntó, si era cierto que había algún muerto en el lugar y lo confirmaron, diciendo; “si hay uno”.  Cuando ya habían salido el último del pelotón, porque eran unos 20 o 25 solo militares, además de orejas, patrulleros, comisionados y un encapuchado, todos cargando armas, tiendas de campaña, mochilas, etc. ya estaban en carretera, cuando tiraron una granada y dispararon al aire, no se sabe si para “intimidar” al grupo de bomberos o para “celebrar que habían hecho su festín”.

 

Los bomberos siguieron caminando, hasta encontrar un pequeño bosque de encino, bosque tradicional de esos lugares, en ese tiempo, un bosque bello y frondoso, de lo que ahora solo quedan recuerdos, porque todo eso, se ha convertido en parcelas de tomate, güisquiles, papas, etc., cultivos sembrados en su mayoría por familias de Palencia[1] que llegaron al lugar después del conflicto armado.  Un lugar ya no reconocido, por la deforestación que ha sufrido, por la tala inmoderada de bosques, promovido por las grandes empresas madereras no solo del lugar, sino de otras regiones del país y es más hasta el nombre olvidado por todos, porque ahora es conocido como el kilómetro cinco.

 

“Al llegar al lugar, a eso de las cuatro de la tarde, el escenario fue de tristeza, dolor, nostalgia, miedo, terror.  Muertos por aquí y por allá.  Pedazos de cuerpos esparcidos, como lo que narra León Portilla en su libro: “La Visión de los Vencidos”. Debajo de algunas personas, colocaron granadas y que al moverse estallaron.  Algunos cuerpos con torniquetes en el cuello.  Otros cuerpos, con estacas atravesadas detrás de cuello, donde amarraron sus manos, con alambre espigado para torturarlos.  Mientras más se buscaba, más cuerpos se encontraba.  De repente alguien grito “una mano” y era tierra recién removida, cuando se comenzó a escarbar, unos cuerpos enterrados, unos sobre otros. Fueron más de 100 cadáveres, en su mayoría hombres.  Ninguno tenía sus pertenencias, posiblemente fueron robadas como era costumbre por el grupo criminal[2].  Se tuvo que pedir apoyo a la estación de bomberos de Cobán, pedir apoyo de personas conocidas, para que prestaran camiones y pickups.  Eran las siete de la noche y no se terminaba de sacar los cadáveres”


Todos los cadáveres fueron llevados a la morgue del hospital de Cobán, Alta Verapaz y posteriormente enterrados en la fosa común del cementerio de Cobán.  Ninguno fue identificado y ninguna persona llegó a reconocerlos.  Nadie estaba para contar que pasó, como sucedieron los hechos y de donde eran.  

 

Lo que se supo poco tiempo después, que aprovechando el día domingo, cuando la gente de muchas comunidades como: El Rancho, La Providencia, Las Pacayas, Pancaseú, Najtilabaj, Chiworon, Mexabaj y muchas más, iban a vender sus productos al mercado del municipio y aprovechando que la mayoría caminaba a pie, el ejército que acampó en esa finca, y que no dudamos que pudieron estar ahí con autorización de sus dueños, montó un operativo y comenzó a capturar a las personas de forma indiscriminada.  Algunos cuentan, que a lo lejos se escuchaban los gritos de las personas, cuando eran torturadas y asesinadas. 

 

Después de muchos años, este lugar, es como “un espacio de mucho silencio y que al respirar y volver al pasado, se escucha de nuevo, las risas, los llantos, el miedo, pero también las granadas, los gritos de angustia de los hombres y mujeres que regaron su sangre en este lugar conocido como “Las Camelias”.  Hoy, cuentan las personas que trabajan en las plantaciones de güisquil, tomate, chile, papás, que cuando remueven la tierra, todavía se encuentran restos humanos y muchos no saben por qué.  Algunos lo asociación a restos humanos del pueblo poqomchi antiguo, cuando llegaron a establecerse en la sierra de Pampakche y sierra de Chamá.  Pero quienes, saben de la historia reciente, dicen que “son restos de hombres y mujeres, que fueron asesinados vilmente por ese grupo criminal, conformado por soldados, comisionados militares, orejas, patrulleros, G2”, quienes vieron como enemigo a quien no era y amigo a quien era enemigo. 

 

Y cómo hemos afirmado, este hecho, es un acto de barbarie, del salvajismo, que nace del odio hacia el diferente.  Es un acto cobarde, perpetuado por un grupo de asesinos, que se saciaban del dolor, sufrimiento y de la sangre del pobre, del humilde, del trabajador, del agricultor.  Es un acto de racistas y discriminadores, de machistas y patriarcas, que se creyeron dueños de la tierra, del territorio, del cuerpo, de la mente y del espíritu de los demás.  Se escribe esto, para que quede no solo como un homenaje a quienes fueron asesinados sin saber por qué, sino también, para que quede constancia, que nuestra sociedad, nuestro país, se ha construido sobre el odio al diferente, a quien no piensa como yo, a quien no camina como yo, a quien no vive como yo.  Se escribe, para que nunca más vuelva a pasar, pero ese nunca, debe tener como reto, terminar con cualquier tipo de violencia que ahora hay, hasta en la comunidad más lejana de nuestro municipio.  Se escribe, para que nos reconozcamos en esa historia y para que digamos un hasta aquí y comencemos a construir nuevas formas de relacionamiento, que se base en la comunalidad, la solidaridad, el apoyo mutuo, pero, sobre todo, en el reconocimiento y respeto de quien es diferente a mi y con esa diferencia debemos caminar.


[1] Finca Las Camelias, se encuentro a 5 kilómetros aproximadamente, de San Cristóbal Verapaz, hacia la casa de máquina de la hidroeléctrica Chixoy.  San Cristóbal Verapaz, es un municipio del departamento de Alta Verapaz, a 220 kilómetros aproximadamente de la ciudad capital de Guatemala.                                                     Un territorio, con una población mayoritariamente Poqomchi.


2] Cáscaras de huevo, secadas al sol y luego pintadas, con anilina y que se quiebran en la cabeza.

[3] Harina de trigo molido, que igual se lanzan o lanzaban en el rostro.

[4] Decimos subestación, porque en ese entonces, el cuerpo de bomberos voluntarios del municipio dependía de la estación de bomberos de Cobán, Alta Verapaz. 

[5] Palencia, municipio del departamento de Guatemala.

[6] En el pueblo siempre se supo, que las pertenencias de las gentes (dinero, animales, materiales de trabajo, joyas, etc) fueron a parar en las casas de los jefes de comisionados militares o jefes de patrullas de autodefensa civil.

[i] Maya Poqomchi, antropólogo, filósofo y teólogo, investigador, guatemalteco.


https://www.facebook.com/nimpoqom/?locale=es_LA, 20 de febrero de 2025



                 CENTRO DE REFLEXIONES NIM POQOM

sábado, 1 de febrero de 2025

GUATEMALA: Sus sueños siguen enteros


-Juan José Hurtado Paz y Paz |
 PUERTAS ABIERTAS

El 31 de enero de 1980, las fuerzas represivas del Estado cometieron la masacre en la embajada de España, en la que fueron asesinadas 37 personas. 

Aún hay personas que buscan justificar este crimen y/o tergiversar las responsabilidades, y siguen escribiendo fantasías. Pese a esto, ya el sistema de justicia del país ha condenado a algunos responsables de esos crímenes, como es el caso de Pedro García Arredondo, jefe policial en ese entonces, quien el 19 de enero de 2015 fuera sentenciado a prisión por 90 años más –pues ya estaba preso purgando por desapariciones forzadas– por su responsabilidad directa de estas muertes. Otros son prófugos de la justicia, como Donaldo Álvarez Ruiz, entonces ministro de Gobernación. Y otros más han muerto, como Germán Chupina Barahona, entonces director de la Policía Nacional o el general Romeo Lucas García, entonces presidente, sin que la justicia les alcanzara, aunque la historia ya los ha condenado.

Sin embargo, esas son las caras visibles de los responsables directos, de quienes dieron las órdenes; son los descartables, «los perros guardianes», pero no los amos del Estado que ha sido caracterizado como oligárquico, racista y patriarcal, dependiente del gran capital transnacional. 

Comenzaremos por recordar algo del contexto en que se produce la ocupación pacífica de la embajada de España por un grupo de campesinos indígenas, en su mayoría de Quiché, acompañados por estudiantes, obreros, pobladores y cristianos.

En la década de los años de 1970, en Guatemala se produjo un nuevo ciclo de luchas y resistencia en contra del sistema racista, explotador y opresor. Para mencionar solo algunas, recordemos: la huelga magisterial de 1973, las luchas obreras, el surgimiento de nuevas organizaciones populares estimuladas por la solidaridad que se tejió luego del terremoto de 1976, la formación del Comité Nacional de Unidad Sindical –CNUS–, la marcha de los mineros de Ixtahuacán en noviembre de 1977, la lucha contra el aumento al precio del transporte urbano en octubre de 1978 y tantas más. Estas luchas iban acompañadas, en paralelo, por un resurgir del movimiento guerrillero revolucionario. 

Lejos de atender las causas de estas luchas, la respuesta fue el incremento de la represión, primero de manera selectiva y, luego, generalizada contra amplios sectores de la población. Un parteaguas en la escalada represiva por parte del Estado contrainsurgente fue la masacre de Panzós, cometida el 29 de mayo de 1978.

Fotografía, marcha en repudio por la masacre de Panzós, por Mauro Calanchina, tomada de Prensa Comunitaria.

Poner fin a los secuestros, desapariciones forzadas, asesinatos y masacres fue un elemento aglutinador para el movimiento social y los partidos políticos progresistas, dando lugar a la formación del Frente Democrático contra la Represión –FDCR– en febrero de 1979.

Sin embargo, los municipios del norte de Quiché continuaron sufriendo la creciente ocupación militar. El ejército cometía secuestros, asesinatos y algunas masacres. La contrainsurgencia llevaba muerte y terror a las comunidades indígenas y campesinas.

En esos tiempos no existían las tecnologías de comunicación actuales y estos hechos eran desconocidos en el resto del país y a nivel internacional, lo que facilitaba que el ejército continuara sus crímenes.

Ante esto, una delegación de indígenas campesinos viajó a la ciudad de Guatemala en septiembre de 1979 para denunciar lo que estaba ocurriendo y demandar el fin de la ocupación militar de sus territorios. Una de las actividades realizadas fue llegar al Congreso de la República para demandar a los diputados que actuaran en defensa de la vida de las y los comunitarios. A la salida del Congreso, varios estudiantes que les acompañaban fueron capturados y conducidos a centros de detención. Durante las horas que estuvieron presos, recibieron la solidaridad de otros privados de libertad y, afortunadamente, finalmente fueron liberados.

La represión contra la población indígena y campesina continuó. 

Un hecho que no debe olvidarse es la ocupación que hicieron campesinos de la finca El Izotal y Tejidos San Antonio, de Chimaltenango, de la iglesia El Calvario, en la ciudad de Guatemala, en diciembre de 1979. Pensaron que, por ser un lugar sagrado, la policía no intervendría. Sin embargo, el párroco de la iglesia, un cura de nombre José Girón Perroné, llamó a las fuerzas policiales para que desalojaran a los ocupantes. Posteriormente, uno de los dirigentes, Miguel Archila, fue asesinado.

Esto hizo necesario que se coordinara una nueva jornada de denuncia, en enero de 1980, que incluyó la visita a centros educativos, medios de comunicación, las oficinas de la OEA en Guatemala y otras. Sin embargo, la denuncia no trascendía suficientemente y no se tomaban acciones para frenar la represión del ejército.

Era preciso una acción que trascendiera a nivel internacional, en condiciones que ofrecieran mayor seguridad para los activistas sociales. Es así como se planificó la ocupación pacífica de la embajada de España, con la demanda de que se integrara una comisión plural que verificara in situlo que estaba ocurriendo en el norte de Quiché.

El jueves 31 de enero de 1980, indígenas campesinos organizados, acompañados de estudiantes, obreros, pobladores y cristianos, entraron a la embajada. Cerraron desde dentro las oficinas, desplegaron sus mantas con la consigna «EJÉRCITO ASESINO, FUERA DEL QUICHÉ», instalaron altoparlantes y comenzaron la demanda. Simultáneamente, otros estudiantes distribuyeron a medios de comunicación las demandas del grupo ocupante.

Como fuera dado a conocer por el testigo presencial Elías Barahona, el propio presidente Lucas García dio la orden de «que no salga nadie con vida de allí». El mensaje que querían dar era claro: no estaban dispuestos a permitir las luchas sociales y no les importaba, para ello, pasar por encima de convenios internacionales.

Eso fue lo que hicieron: prendieron fuego a la embajada e impidieron que unidades de rescate de bomberos y Cruz Roja pudieran intervenir oportunamente para salvar a las personas que se encontraban dentro del edificio. Las personas afuera del edificio gritaban: «los están quemando vivos». El resultado fueron 37 personas muertas, calcinadas.

Fotografía, elementos de los cuerpos de socorro proceden a retirar los restos carbonizados de las víctimas del incendio de la embajada de España en Guatemala, tomada de .


El entierro colectivo de las víctimas fue un acto masivo de protesta valiente contra la barbarie. Miles de personas desafiaron el terror y acompañaron el cortejo hasta el Cementerio General.

Previo a la salida del sepelio, dos estudiantes más fueron asesinados: Gustavo Adolfo Hernández, entonces presidente de la Asociación de Estudiantes de Medicina, y Jesús España, estudiante de Derecho. También fue desaparecida otra estudiante.

Hubo dos sobrevivientes entre las personas que se encontraban en la embajada: Máximo Cajal, entonces embajador de España en Guatemala, y Gregorio Yujá Xoná, campesino. El primero fue protegido por otros diplomáticos y pudo salir del país. El segundo fue trasladado al Hospital Herrera Llerandi, de donde fue sustraído/secuestrado, asesinado y su cadáver lanzado frente a la Rectoría de la Universidad de San Carlos –USAC–.

El movimiento social organizado no podía arriesgarse a seguir perdiendo a sus integrantes y decidió entonces que Gregorio fuera enterrado en el campus universitario, donde aún se encuentra, en la que se llamó Plaza 31 de Enero.

El dolor provocado por esta masacre se tradujo en rabia, rebeldía y decisión de lucha. Lejos de paralizar al movimiento social, este se fortaleció, creció y continuó, como se puso de manifiesto en la Lucha de la Zafra de fines de febrero y marzo del mismo año, la mayor movilización de trabajadores del campo en la historia de Guatemala.

El heroísmo de las y los ocupantes de la embajada de España sigue siendo inspiración de nuevas luchas. Nos dicen que podemos caer muchas veces, pero que también podemos –y debemos– levantarnos para seguir caminando. Nos hacen un llamado a la resistencia y a la unidad de los Pueblos, como se expresó entonces. Sus sueños, que también son los nuestros, siguen incólumes y avanzan a contracorriente.

Iximuleu (Guatemala), 31 de enero de 2020

https://www.gazeta.gt/82244/?fbclid=IwY2xjawILqKhleHRuA2FlbQIxMAABHYtNzrkE9oqGZEaT-kW_8iX1nWLb5FjynDn8cSV1UdRWI-n1Bfsy0grPPg_aem_-8rhNNYUCstQginQWtEaDQ



GUATEMALA: Palabras en el acto de develación de la placa conmemorativa por el 45 aniversario del incendio de la embajada de España en Guatemala 31 de enero de 2025



P
alabras en el acto de develación de la placa conmemorativa por el  45 aniversario del incendio de la embajada de España en Guatemala 31 de enero de 2025




Edgar Celada, COPADEH

Apreciables señoras y señores que nos acompañan en este acto, tengo la especial responsabilidad de dirigirme a ustedes en nombre de la Comisión Presidencial por la Paz y los Derechos Humanos, delegado para el efecto por el director en funciones de la institución.

La tarea que se me ha encomendado incluye referir las motivaciones de la COPADEH para realizar la develación de una placa conmemorativa por el 45 aniversario de la que, muy apropiadamente, es conocida en la historia nacional como la masacre de la embajada de España, ocurrida un día como hoy, el 31 de enero de 1980.

A la gran mayoría de quienes nos encontramos reunidos hoy aquí, nos resulta más que evidente la necesidad de que una representación del Estado, en este caso una entidad del Organismo Ejecutivo, haga un reiterado reconocimiento de la responsabilidad estatal en ese hecho de brutalidad criminal, que sigue siendo motivo de vergüenza nacional.

Pero lo que es claro para la mayoría de los asistentes a este acto, no lo es, lamentablemente, para una porción considerable de las y los habitantes de este país. 

Una elemental encuesta de carácter doméstico con seguridad daría como resultado que la mayoría ignora lo que ocurrió aquí hace 45 años.

Y más aun, ignora por qué ocurrió, ignora por qué un grupo de líderes indígenas, de campesinos, de trabajadores del campo y de la ciudad, y de estudiantes universitarios, se hicieron presentes en ese edificio, entonces sede diplomática de España, y lo ocuparon pacíficamente para denunciar el embate represivo, contrainsurgente y violador de los derechos humanos, que asolaba el norte del departamento de Quiché. 

También es desconocido para la mayoría de la población que la respuesta del gobierno a la acción pacífica fue un ataque incendiario contra la sede diplomática por parte de la Policía Nacional, que provocó la muerte de 37 personas.

Esos hechos y otros conexos, no obstante estar plenamente documentados en el juicio seguido al jefe policial que comandó la operación represiva, están ocultos por el manto del silencio, del ocultamiento y del burdo negacionismo, que apuestan por la desmemoria como una herramienta aliada predilecta de la impunidad.

Aquellas mentes oscuras e insanas, que dieron la orden de que nadie saliera con vida de este edificio, que violaron a sabiendas la extraterritorialidad diplomática española, contaban precisamente con la certeza de su impunidad, así como sus herederos políticos de hoy siguen confiando en que sus amenazas al proceso democrático pueden parapetarse en la cooptación temporal de espacios clave del aparato judicial.

Los criminales de ayer, como los criminalizadores de hoy, apostaron por la impunidad y apostaron por el olvido. Pero veámonos aquí, hoy, dando testimonio de su fracaso. Porque, dicho con palabras de Mario Benedetti, «el olvido está lleno de memoria».

O dicho con palabras coreadas por miles de voces en calles y plazas, durante años y decenios de luchas populares y democráticas: estamos aquí «¡porque el color de la sangre no se olvida!».

Este es un acto de dignificación, en memoria de personas que murieron en una forma que no buscaron ni merecían. 

El actual Gobierno de Guatemala, como representante del Estado guatemalteco, ratifica el reconocimiento de la responsabilidad estatal en estos trágicos hechos. 

Al hacerlo, busca impedir que caiga el manto del olvido sobre la memoria de las víctimas, a quienes desea dignificar y, al hacerlo, busca apuntalar el principio de no repetición, necesario para construir una democracia basada en la verdad y la justicia.

Reflexionar sobre eventos como la masacre de la embajada de España, es vital para superar el legado de impunidad que persiste en Guatemala. 

La memoria histórica actúa para dignificar a las víctimas y sus familiares, pero también contribuye a fortalecer la democracia al propiciar que estos crímenes no se repitan.

Por comodidad se acude a la cifra sintetizadora: se dice y se escribe, «en la embajada de España murieron 37 personas». 

Pero ninguna de ellas era un número: tenían nombres y apellidos, tenían una vida cotidiana, con sueños y angustias, alegrías y sinsabores, como cualquiera de quienes estamos reunidos hoy aquí recordándolos.

Y porque ninguna de ellas y ellos eran un número, me permito nombrarlos, porque lo que no se nombra no existe, cuando ellas y ellos deben seguir existiendo en la memoria nacional:

SONIA MAGALY WELCHES VALDEZ

LUIS ANTONIO RAMIREZ PAZ

LEOPOLDO PINEDA PEDROZA

EDGAR RODOLFO NEGREROS

BLANCA LIDIA DOMINGUEZ GIRON

FELIPE SAENZ MARTINEZ

JAIME RUIZ DEL ARBOL SOLER

MARY WILKEN MOLINA DE BARILLAS

MARIA LUCRECIA RIVAS DE ANLEU

MIRIAM JUDITH RODRIGUEZ URRUTIA

NORA ADELA MENA ACEITUNO

MARIA TERESA VILLA DE SANTA FE

MARIA CRISTINA MELGAR ESPINOZA

EDUARDO CACERES LEHNHOFF

ADOLFO MOLINA ORANTES

MATEO SIS

VICTORIANO GOMEZ ZACARIAS

JUAN CHIC HERNANDEZ

MATEO LOPEZ CALVO

JUAN JOSE YOS

MARIA RAMIREZ ANAY

REGINA POL CUY

FRANCISCO CHEN

SALOMON TAVICO

VICENTE MENCHU

MARIA PINULA LUX

JUAN US CHIC

FRANCISCO TUN

TRINIDAD GOMEZ HERNANDEZ

JOSE ANGEL XONA

GAVINO MARIO CHUPÉ

JUAN TOMAS LUX

MATEO SIC CHEN

JUAN LOPEZ YAC

GASPAR VIVI

FELIPE ANTONIO GARCIA

MARIA RAMIREZ ANAY

A este listado hay que agregar, por supuesto, el nombre de GREGORIO YUJÁ XONA, sobreviviente del incendio, secuestrado en el centro hospitalario donde era atendido y asesinado posteriormente. 

También agreguemos a los dirigentes estudiantiles Jesús España y Gustavo Hernández, asesinados días después durante el sepelio de la mayoría de las víctimas, en el centro histórico de la ciudad.

Tales son los nombres de quienes fueron innecesariamente sacrificados, en hechos que no pueden dejar de describirse como una tragedia nacional, pero que también cabe reivindicar como ejemplo de las valerosas luchas de los pueblos de Guatemala por la democracia y por el respeto de los derechos humanos.

La memoria de las y los mártires de esas luchas nos convoca a continuarlas. Diría Nicolás Guillén: «la hora no es de lágrima y pañuelo, sino de machete en mano».

Hoy hacemos la develación material y a la vez simbólica de una placa conmemorativa, que será colocada oportunamente en este lugar y que dice lo siguiente:

El 31 de enero de 1980, las fuerzas de seguridad del Estado de Guatemala incendiaron en este lugar el inmueble que ocupaba la antigua embajada de España, provocando la muerte de 37 personas.

En memoria de las víctimas y su dignidad, el Gobierno de Guatemala reconoce la responsabilidad estatal de este crimen de lesa humanidad.

Por el derecho a defender derechos

Comisión Presidencial por la Paz y los Derechos Humanos

Guatemala, 31 de enero de 2025.

 

Agradecemos a todas y todos ustedes por su asistencia a este acto, y en particular agradecemos a la Convergencia 31 de Enero por la posibilidad de confluir en la realización de estas jornadas conmemorativas. 

Que tengan buena tarde y buen camino hacia sus destinos.

 

Guatemala, 31 de enero de 2025