miércoles, 8 de enero de 2025

GUATEMALA: LA MASACRE DE 8 DE ENERO DE 1982 EN LA ALDEA CHICHUPAC, RABINAL


INFORME No. 6/14 CASO 

Comisión Interamericana de Derechos Humanos

Fotos: Archivo COMUNICARTE

De acuerdo a la información de los familiares de las presuntas víctimas, el 8 de enero de 1982 miembros del Ejército de Guatemala convocaron a los vecinos de la aldea Chichupac a una reunión en la clínica de salud de dicha localidad a fin de repartirles medicinas y regalos. Una testigo sostuvo que la orden era “que nadie quedara en la casa”.

Los comisionados militares obligaron a los miembros de las PAC a adornar la entrada de la comunidad y “crear un ambiente de fiesta”. Los habitantes de la aldea que se encontraban en sus casas fueron llevados a la clínica por parte de los miembros del Ejército. De esta forma, alrededor de 300 habitantes de la aldea se encontraban en la clínica. 

Alrededor de las 9:00 a.m., llegaron en un camión cien soldados del Ejército Nacional, los cuales vestían uniformes verdes camuflados y llevaban armas largas. Los soldados iban acompañados de un grupo de ‘judiciales’. 

Una vez que ingresaron a la clínica, los militares empezaron a repartir juguetes a los niños y las niñas. Una testigo indicó que les dieron pelotas de plástico, un carro de plástico y pedazos de muñecos. Posteriormente, el oficial de la tropa ordenó a las mujeres regresar a sus viviendas. 

De acuerdo al REMHI, los soldados ordenaron a los hombres formar varias filas y mostrar su cédula de identificación. Conforme a un listado que “los judiciales” tenían, seleccionaron a 32 hombres, entre los que se encontraban catequistas, promotores de salud y líderes comunitarios de las aldeas Chichupac, Xeabaj, Coyojá, El Tablón y Chijom. 

Los soldados ordenaron al resto de hombres que regresaran a sus viviendas bajo la prohibición de “no meterse en nada” en tanto les podía suceder lo mismo que al grupo de hombres seleccionados.

 Dos testigos indicaron que los militares les dijeron que “no se metieran a nada porque si no les iban a quebrar el culo de igual manera que lo harían con las personas que quedaron encerradas”.

 También informaron que obligaron a las PAC de Chichupac a ir a sus casas a recoger sus “chamarras y garrotes” y que volvieran en tanto les correspondía “realizar patrullajes por el perímetro de la clínica, situación que tuvieron de obedecer”. 

De conformidad con el REHMI “los soldados habían colocado un tanque por si alguien se huía”. 

Los hombres que quedaron en la clínica fueron acusados de ser miembros de las guerrillas por lo que fueron torturados por varias horas. Una testigo señaló que “a los hombres de Chichupac los torturaron en la clínica (…) les oíamos gritar”. Alrededor de las 4:00 p.m., las PAC de la aldea Chichupac vieron cómo los militares del Ejército Nacional salieron con las presuntas víctimas, quienes estaban con las manos amarradas. 

Los miembros del Ejército Nacional obligaron a las presuntas víctimas a caminar hacia la cumbre de la aldea. Una persona, Félix Alvarado Xitumul, se desmayó mientras caminaba y falleció. Una vez que llegaron a la cumbre, todas las personas fueron asesinadas.

 Algunos fueron estrangulados mientras que otros murieron disparados. Los soldados cavaron dos fosas donde enterraron a las personas. Debido a que las fosas no eran lo suficientemente profundas, algunos restos humanos quedaron expuestos en la superficie. 


Estos hechos fueron documentados por la CEH quien sostuvo que “se puede afirmar con toda certeza que las personas asesinadas en la[…] masacre[…] ejecutada[…] el 8 de enero de 1982 en la comunidad de Chichupac […] no murieron combatiendo, sino que, según las evidencias forenses, fueron brutalmente eliminadas sin que tuvieran opción de defenderse”. 

La CEH documentó lo sucedido como “la masacre de Chichupac”. Asimismo, el REMHI identificó a lo sucedido el 8 de enero de 1982 como una masacre en la que participó el Ejército Nacional y colaboradores. Los nombres de las personas son las siguientes: 

1) Víctor Juárez Pangan (o Víctor Juárez Pancan), 2) Clemente Juárez Ixpancoc, 3) Cruz Sic Cuxum (o Cruz Sic Cuxún), 4) Pedro Sic Jerónimo, 5) Gregorio Valey, 6) Timoteo Sic Cujá, 7) Roberto Galiego Chén, 8) Antonio Alvarado González, 9) Alfonso Crúz Juárez, 10) Domingo Cahuec Sic, 11) Santiago Alvarado Xitumul, 12) Agustín Juárez Ixpancoc, 13) Teodoro González Xitumul, 14) Eulogio Morales Alvarado, 15) Luciano González (o Luciano Gonzalez Sis o Lucio Gonzalez Sis), 16) Apolinario Juárez Pérez, 17) Alberto Juarez Perez, 18) Evaristo Siana, 19) Pedro Tum (o Pedro Pérez Ampérez), 20) Emigdio Siana Ixtecoc, 21) Pedro Galiego López, 22) Demetrio Chen Alvarado, 23) Pedro Galiego Mendoza, 24) Camilo Juárez Valey, 25) Julián Garniga López, 26) Benito Juárez Ixpancoc, 27) Francisco Depaz, 28) Maximiliano Sis Valey, 29) Vicente Sic Osorio, 30) Patrocinio Galiego, 31) Félix Alvarado Xitumul, y 32) José Demetrio Cahuec Jerónimo

Al día siguiente de la masacre, las PAC fueron obligados por los miembros del Ejército Nacional a lavar la clínica, la cual estaba llena de sangre y con restos de carne humana. Asimismo, los hombres de la aldea Chichupac se dirigieron a la cumbre, encontraron las fosas y procedieron a cavar una tercera donde depositaron los restos mortales que se encontraban en la intemperie. 

Una testigo manifestó que vio “gran montón de garrotes y (…) señas de que no los mataron con balas sino que los ahorcaron con torniquete”. Otra testigo sostuvo que “se veían las manos y se veían las partes del costado de ellos”. De acuerdo con los peticionarios, los familiares tenían miedo de hacer algo por lo que no se animaron a hacer la sepultura para que “estén bien enterrados” 

Situación posterior de los habitantes de la aldea Chichupac. 

Testigos indican que con posterioridad a la masacre, los miembros del Ejército Nacional iban casi a diario a la aldea Chichupac con el objeto de perseguir, violar a las mujeres y dar muerte a sus habitantes. 

Asimismo, las declaraciones refieren a que los miembros del Ejército Nacional quemaron viviendas, destruyeron cultivos y robaron animales domésticos y objetos de valor. Al respecto, el REMHI documentó declaraciones de sobrevivientes: 

Se llevaron nuestras cosas, gallinas, reses. A los ocho días de haberse ido, sacaron sus cosas y le echaron fuego. Sacaron café, dulce, cama, amueblados, tenía bestias, no dejaron ni un santo parado. A mi hija que mataron ya no tenía ropa. 

Se llevaron doce vacas paridas, mi perol lo destruyeron, mi máquina de caña, a tres casas les echaron fuego. Empezaron a llevar nuestras ropas nuevas, gallinas, vacas, lo comieron cerca de la clínica, se llevaron una mi vaca gorda, pelaron mi vaca, se la comieron los soldados y civiles. Cortaron nuestra milpa, guineos, caña; se llevaron cortes, fajas, azadones, machetes. 

Igualmente, la CEH sostuvo que luego de la masacre en Chichupac, “el Ejército volvía para continuar con la destrucción”. Indicó que un miembro de las PAC manifestó que: 

La segunda comisión fue para botar la milpa y las cañas de la gente que se iba a la montaña, Chichupac (…). El Ejército decía que sacaran todo, que era para ellos; había gentes aprovechadas; y otros decían: 'pobrecita la gente'. Si encontraban gente los dejaban allí muertos. 

Los sobrevivientes de la aldea tuvieron que huir hacia las montañas a fin de refugiarse. Otro grupo de personas se desplazó hacia distintas ciudades. 

Una pobladora de la aldea sostuvo que “la aldea quedó casi destruida y la gente que se iba de Chichupac no quería dejar sus casas y sus tierras pero se fueron (…) en la época de la violencia se les acabó todo hasta sus casas quedaron destruidas”. 

MAS INFORMACIÓN: 

https://summa.cejil.org/es/entity/2fsvrylm97ohxjsf67stja714i?page=20

https://www.oas.org/es/cidh/decisiones/corte/12788FondoEs.pdfhttps://www.oas.org/es/cidh/decisiones/corte/12788FondoEs.pdf

INFORME No. 6/14 CASO 12.788 FONDO MIEMBROS DE LA ALDEA DE CHICHUPAC Y COMUNIDADES VECINAS DEL MUNICIPIO DE RABINAL GUATEMALA






jueves, 2 de enero de 2025

EL KOMUN: NUESTRO PASADO Y NUESTRO FUTURO


EL KOMUN:  NUESTRO PASADO Y NUESTRO FUTURO

 

Kajkoj Máximo Ba Tiul

 


Nuestro pasado es nuestro futuro, 

Así decían y pensaban los abuelos y las abuelas,

Lo tenían en la mente y en el corazón,

Cuando comenzaban a andar,

Ese era su proyecto,

Cuando fortalecieron el komun, 

En sus oraciones repiten los nombres de sus antepasados,

En sus oraciones repiten los hombres de los valles y montañas

Los oxlajuj Tz’ultaq’a eran sus referentes.

 

El pueblo y el komun, toman decisiones,

El komun es donde se vive la diferencia y la complementariedad,

La democracia no es por la igualdad o la inclusión,

Esto es de occidente,

La democracia komunal es por lo diferente y la complementariedad

La democracia es tuktukilal o suk kiil kuxliis

 

La democracia no es jerarquía

La democracia y el komun es horizontal

En la democracia y el komun, el pueblo decide

Y decide para gobernarse a sí mismo,

Y no hay influencia de los perjumados,

De los políticos de pacotillas,

De los políticos de café y té,

De los intelectuales de salón.

 

La palabra es el poder del pueblo,

La palabra se hace haciendo

El komun se hace haciendo

Se hace caminando,

Caminando con la gente,

Con la gente más humilde, la despojada,

Con quien resiste, en el fondo de la montaña,

Quien se rebela al sistema,

Quienes viven donde llegan los caminos de tierra,

La gente que huele a tierra,

No la que huele con perjumen refinado.

 

Volver al komun será la consigna

De aquí en adelante,

El komun es la proyección del maya

El komun, porque todo es para todos,

El komun, es la derrota del consumismo y de la acumulación,

Si no entiendes el komun

Y no lo vives

O no lo intentas vivir,

Seguirás siendo un colonizado.


https://www.centroreflexionesnimpoqom.com/ 2 de enero 2025



                 CENTRO DE REFLEXIONES NIM POQOM

lunes, 23 de diciembre de 2024

GUATEMALA EN LA ENCRUCIJADA CUADERNO PARA EL DEBATE (PARTE IV)


Kajkoj Máximo Ba Tiul

 

¿Por qué Guatemala en la Encrucijada?  Una encrucijada, es el lugar donde se cruzan dos o más calles o caminos.  Puede ser también un espacio/tiempo, que se aprovecha para hacer el daño a alguien, emboscada, asecharlo o para sentar a planificar por donde y hacia donde caminar. Es una situación que ofrece varias posibilidades, sobre las que un decisor o un observador no sabe cuál camino tomar, pues no sabe cuál es mejor.  

 

¿Guatemala se encuentra en una encrucijada? Si.  Una encrucijada. Es una encrucijada que no comienza hoy, lleva años, tal vez más de treinta. Las maniobras del pacto criminal, no cesan, pero también no hay modo que despejemos nuestra mente y pensar que nuestro proyecto, es de más largo aliento que un tiempo de gobierno. El pacto criminal, quiere que veamos el tiempo político, muy corto, porque su lógica es el tiempo del capitalismo, es el tiempo de la ambición, el tiempo del triunfalismo, del mesianismo, el tiempo del robo, del despojo. Nos presentan el tiempo del no cambio, de la no esperanza.

 

La encrucijada guatemalteca, ha sido permanente, mucho más profunda en estos últimos 30 años. Desde la colonización española (1519), nuestros abuelos y abuelas, estuvieron en la disyuntiva, si dejarlos entrar o enfrentarlos. Si estar con ellos o contra ellos.  Mientras discutían esto, los españoles, lograron dividir a los pueblos, primero poniendo a los Kachikeles contra K’iche’, luego K’iche’ contra Kaqchikeles, luego contra Tzutujiles, K’iche’ contra Q’eqchi’ e iban consolidando su proyecto expansionista. En la recién terminada guerra o conflicto armado, comunidades también se encontraron en la disyuntiva si estar con uno o con otro bando.  Así, hemos estado hasta hoy.  Tratando de decidir qué camino seguir, cómo construirlo y con quién construirlo, y en medio de esa decisión se ha sufrido traiciones y los menos favorecidos de las acciones políticas y económicas y los más estigmatizados, porque si las cosas no salen bien, son los pueblos los más insultados, por se actúa en medio de un clima de racismo y discriminación. “Que por ignorantes votan por los mismos”, “ahora que no les dan nada se retiran de las mesas de diálogo”.  El poder colonial, nunca va a comprender la forma cómo los pueblos construyen sus estrategias, como se hace política, el ideal de gobierno, el modelo de Estado.   


Para iluminar este análisis, parece importante recurrir al conocimiento de nuestros antepasados, mucho de ellos se encuentro en texto históricos como el Popol Wuh, que es rico en relatos, uno de ellos es el de “Jun Jun Ajpu y Wuqub’ Jun Ajpu”.  El relato dice; que, “Iban guiados por los mensajeros cuando bajaron al camino de Xib’alb’a, descendieron por unos escalones, bajaron y salieron por unos barrancos de aguas turbulentas, barranco agitado, barranco ruidoso”, no dice, siguieron el camino más fácil… “Enseguida llegaron donde se encontraban cuatro caminos y allí sí fueron vencidos, donde se entrecruzan los cuatro caminos, un camino era rojo, los otros, era un camino negro, un camino blanco; y el otro un camino amarillo. Eran cuatro caminos”.    

 

Ante la actual encrucijada guatemalteca y el continuado ataque del pacto criminal,  la inercia o inactividad del gobierno o la falta de estrategia a futuro, en el campo social, económico y político, hace que muchos guatemaltecos que confiaron en el cambio, se sientan frustrados y se hace necesario pensar en lo siguiente; ¿cómo estuviéramos si en el ejecutivo estuviera cualquier miembro del pacto criminal; Baldizón, Torres, Pineda, Conde, Arzú, Ríos?  ¿Cómo estuvieran respondiendo las cámaras empresariales y el pacto de criminales, sobre un nuevo presupuesto, la ley de la PNC, el aumento a los diputados?  ¿Por qué los miembros de pacto criminal, no dijeron nada sobre la circunvalación de Chimaltenango, las malas carreteras, la falta de hospitales y el robo descarado del presupuesto, durante los gobiernos de Pérez Molina, Jimmy Morales y Giammattei? ¿Por qué las cámaras empresariales no dicen nada, ante las acciones de la fiscal, Fundación contra el Terrorismo o la liberación de corruptos y genocidas?

 

No debemos olvidar, que después de la primera vuelta electoral (agosto 2023), pensamos que este gobierno sería de “transición”.  Entendiendo esa transición, como el punto de partida, no solo para derrotar o desterrar la corrupción en la institución del Estado, que ahora supera casi el 50% del presupuesto, sino retomar el camino para la refundación del Estado, país, sociedad, de acuerdo a los intereses, necesidades, demandas y derechos de los pueblos y sus comunidades, entendiendo “pueblo” no solo a los pueblos originarios, sino todos los guatemaltecos, sin distinción de nada y luchar de forma más articulada, para fortalecer un pacto contrario al llamado pacto de corruptos, que terminaría siendo un pacto de país. 

 

Después de los 106 días de movilización, que, si bien es cierto, los pueblos originarios demostraron su capacidad de liderazgo y movilización, que como un fogonazo o como dijeran nuestras abuelas, como “llamarada de tuza”, fue poco a poco desmovilizada, por muchos intereses, entre ellos, los intereses gringos de terminar con una movilización que podría haber dado mucho más, la creación de supuestas “mesas de diálogo”[1], que más que diálogo,  son mesas para negociar trabajitos para nuevos “indios permitidos”, luego la gran “idealización de las llamadas varas”,  que conllevó premios de todo tipo, subirle la autoestima a solo siete pueblos, cuando la movilización fue en todo el país, uno más fuerte que otros, sí, pero fueron todos.  Y entonces nos perdimos en el imaginario, que la lucha era para “restaurar un poquito la democracia burguesa” para luego ir más allá, pero no se supo decir que era más allá, mientras los pueblos de abajo, esperaban y siguen esperando mucho de este gobierno y de sus autoridades. 

 

La toma de posesión de Arévalo, el 15 de enero 2023 en la madrugada, fue el inicio de un acto de demasiada confianza, pensando que era la “derrota de los criminales”.  Lo que pasó ahí, fue solo como “ponerle un pie a la puerta, para que no se cierre de una vez”, pero aún no era la derrota del pacto criminal. De hecho, confiar, ha sido una constante en el país, pasó después de la firma de la paz, las movilizaciones del 2015 en contra de Otto Pérez Molina y otros momentos.  Muchas veces también se pensó que empresarios y militares ya habían cambiado.  “Suelo siempre recordar, cuando se decía que “el general Otto Pérez Molina, Noack, Bonilla, eran el prototipo de militar humanista”, solo porque los vimos, como parte del grupo que detuvo el serranazo, que estuvieron en el proceso de paz y además porque fueron los primeros en formarse en derechos humanos en Ginebra y de Derecho Internacional Humanitario en Italia, por ejemplo.  Pero, nos ha costado darnos cuenta que siguen siendo parte del grupo criminal y genocida que durante la guerra se les conoció como el sindicato o la cofradía y que, al quedarse con grandes porciones de tierras indígenas, comenzaron a competir económicamente con el grupo económico tradicional como el CACIF y que luego unieron su capital con el narcotráfico.

 

Después de más de 30 años de actos criminales, en contra de toda la población guatemalteca, principalmente contra pueblos indígenas como continuación del conflicto armado interno, cuando se pensaba que ya no se podía hacer nada, surge un momento como parteaguas, el gobierno de Arévalo.  Un gobierno que inmediatamente se apropió de las expectativas de guatemalteco común, “urge una nueva primavera”.  Una población cansada de la corrupción, convirtiendo “la lucha contra la corrupción”, como su única bandera política y que lo ha llevado a tener una pelea cuasi doméstica con la fiscal general, y a “tapar” hoyos y olvidando que su gobierno debe ir mucho más allá de los cuatro años.  Olvidando que era un gobierno que trazaría la ruta para el desmontaje total, no del sistema económico, porque el capitalismo ya se apoderó del “espíritu” de los guatemaltecos, pero si, encaminarse al cambio de sistema político, que, es el primer paso para la refundación.  Lo político comenzaría a cambiar cuando se reformen leyes, como la Ley Electoral y de Partidos Políticos y otras leyes fundamentales de participación ciudadana e incluso, si se pudiera, reformar la constitución política de la república.  Para eso, se necesita tener una mayoría importante en el congreso, que, hasta ahora no se ha podido, mientras que partidos políticos como URNG, WINAQ, agonizan y que pueden desaparecer, como en su momento desaparecieron algunos como ANN, Encuentro Por Guatemala, Frente Democrático Nueva Guatemala, los supuestos diputados aliados del gobierno,  siguen siendo el “dolor” de cabeza, incluso algunos diputados del partido oficial, sobre todo quienes impulsaron el aumento salarial a los corruptos-narco-criminales diputados, 

 

¿Cómo fortalecer lo que se ha logrado hasta ahora?  ¿Qué se ha logrado? ¿Hay posibilidades reales de cambiar la estructura de poder?   ¿Bajo qué correlación de fuerzas? ¿Es posible negociar con los criminales? ¿Y el costo de esto cuál es? ¿O que ruta se ha pensado trazar? ¿Quiénes son los aliados del gobierno? ¿Los llamados “diálogos” con algunas autoridades indígenas, tienen una metodología o es como reuniones para tomar café? ¿Las autoridades indígenas, están como pueblos, son reconocidos como pueblos o no? ¿Qué pueblos participan en las mesas de diálogo? ¿Son autoridades con comunidades o son las creadas por ONG, organismos internacionales o instituciones de gobierno? 

 

En medio de este escenario nacional y que se complica aún más con la llegada de Trump a la Casa Blanca, los criminales vuelven a envalentonarse. Se fortalece por un lado la persecución jurídica en contra del partido Movimiento Semilla, la CC emite fallos a favor del pacto criminal, el Congreso sigue siendo la guarida de corruptos y criminales, el MP sigue jugando el papel que le fue asignado por los criminales.  Los medios de comunicación de la derecha y sus columnas, fortalecen el estigma que le tienen a Arévalo, “que no ha hecho nada” y saben que la ciudadanía esperaba mucho de él.  Entonces se ve este primer año de gestión como un fracaso, sumado a esto, Arévalo de más de 70% de aprobación cuando tomó posesión, baja a un poco más de 30%.  

 

El problema es que, si nos sumamos a los comentarios de los criminales, al afirmar que todo está perdido, entonces, estamos cayendo en las trampas del grupo criminal que quiere volver a gobernar a sus anchas el país.  Claro está, que Arévalo también ha desarrollado su gobierno en parchar al país, desde cualquier ángulo que se vea, pero sumarnos al tren de la frustración que es lo que quieren los criminales y tomar acciones no reflexionados, podríamos generar un escenario en donde la posibilidad es de perderlo todo, es decir, que tendríamos que pensar, “mal con Arévalo, pero peor sin él”.

 

Después de la euforia, en poco tiempo comenzaron las frustraciones.  Por ejemplo, las organizaciones campesinas, que fueron las primeras en forzar la firma de un acuerdo que sigue teniendo el enfoque de “conflictividad agraria”, que ha sido acuñado desde siempre por organizaciones de izquierda que ven la situación de la tierra solo como conflictividad agraria, cuando los pueblos originarios demandan que la situación debe estar enfocado en la “recuperación y restitución de sus tierras y territorios”, también ven al gobierno como fracasado, limitado y poco coherente con lo pactado y han secundado la narrativa que este gobierno no ha avanzado en nada.  

 

En este sentido, hay que tener cuidado, porque una cosa es hacer una autocrítica, que implica no solo discutir las acciones de este gobierno, que, si bien es cierto, sigue siendo tímidas y muchas veces sin beneficiar a los más pobres, solo veamos, el programa “mi primera vivienda”, que está beneficiando a las grandes constructoras de vivienda o la construcción de 1,000 kilómetros de carreteras que en su mayor parte ha beneficiado a finqueros explotadores del trabajo indígena, la autocrítica, también debe encaminarse hacia nosotros, en ¿qué situación estamos como pueblos o movimientos sociales, después de la gran hazaña de los 106 días de movilización?  ¿Hay o no movimiento social? ¿Los pueblos realmente están movilizados o los convoca la inercia del llamado diálogo con el gobierno?

 

Desde un principio se sabía que Arévalo no era ni de izquierda, mucho menos progresista.  Es un gobierno de derecha más moderada y desde siempre se pensó así, entonces,  desde ahí ¿se aceptaron las mesas de diálogos con supuestas autoridades que hablan en nombre de los pueblos originarios de Guatemala? ¿Por qué las organizaciones campesinas se dieron a la tarea de revivir un muerto que no quiere morir como el Fondo de Tierra? ¿Por qué volver a revivir a la DEMI, CODISRA, ALMAG; que siguen siendo instituciones clientelares? ¿Cómo es que algunos indígenas, supuestos “lideres y académicos” se han agarrado de una supuesta agenda legislativa indígena?  Si se asumieron de una u otra manera y con responsabilidad participar en estos “espacios clientelares del gobierno” para participar, entonces porque también dicen; ¿no ha cambiado nada? Si caemos en esta inercia, entonces podríamos hasta perder el poco escenario político, que podría encaminarse hacia una forma de movilización que lleve hasta el 2027 a fortalecer lo ganado o quedarse a merced de los criminales en los próximos años y que venga “la persecución final”, para seguir instalando su sistema de muerte sobre los guatemaltecos, particularmente sobre los más pobres.

 

Lo importante sería que no nos venza el desánimo.  Hay que ver la situación desde la esperanza.  No es tiempo de pensar en cambios estructurales, sino de algunas transformaciones que permita profundizar un sistema que derrote al pacto criminal.  Por ejemplo, si se pretende que volver a pensar en la “conflictividad agraria”, es para que,  en unos cuantos años, le entremos a la discusión y resolución final sobre la tierra y el territorio, que implica devolvérselo a los pueblos originarios es bueno, pero si lo que buscamos es nuevamente endeudar a la gente, para que en vez de resolver el problema de la tierra y el territorio, terminemos generando un nuevo grupo de deudores, que venda la tierra a otro tipo de monocultivos que está llegando a Guatemala, como el cultivo del aguacate, no sería la solución.   

 

Este período de gobierno (2024-2028), debe ser para nosotros, quienes soñamos con cambios profundos, como un “ensayo”, un “nuk’uj” dijeran los K’iche’, que implica no solo estar ahí, como “ixkub’”[1], sino como posibles estadistas o sujetos políticos de cambio.  Es decir, “aprender para hacer” que es lo que no hemos podido hacer durante muchos años.  Porque el proyecto político, económico, social y cultural de los pueblos, va mucho más allá que el gobierno o el sistema democrático. 

 

Entonces, se debe pensar estratégicamente, sobre qué podemos hacer para llegar sanos, salvos y combativos en el 2027, reflexión fundamental, para quienes piensan que es necesario llegar a ocupar la silla gubernativa para hacer cambios, como para quienes piensan que se puede fortalecer el gobierno de los pueblos desde las autonomías de hecho.  Sobre todo, ahora, que, como pueblos no solo originarios, sino pobres, tenemos toda la batería del sistema jurídico en contra y con las posibilidades de persecución a gran escala en contra de lideres y lideresas comunitarias, que disputan en el área rural las tierras y territorios y no me estoy refiriendo a los indios e indias que disputan tierra y territorios desde las actividades de las ONG, desde las mesas de diálogo instauradas por el gobierno actual o desde los foros internacionales, sino de los aj raal ch’ch’, raq’un aq’al, ch’ol winq, que siguen pensando en sus tierra y territorio y la siguen defendiendo ante cualquier criminal. 

 

Desde hace muchos años, estamos reclamando que hacen falta, no solo asesores técnicos, sino asesores estratégicos.  Gente que sabe cómo piensan los criminales.  Personas que se especialicen en política, pero no sólo en política partidista, sino en política como la ciencia que ayuda a transformar las relaciones de clase-género-etnia en el país.  Una propuesta política que vaya hasta remover los tuétanos del Estado y la sociedad guatemalteca. Porque hoy más que nunca y ante la inacción del presidente y sectores, movimientos, grupos, pueblos organizados, urgen lideres y lideresas que se animen a convocar a un diálogo nacional, para trazar una ruta estratégica para comenzar a tomar el control del país y arrebatársela a los criminales.

 

A los criminales no los asustaremos con reunioncitas o medios abrazos.  Se debe preparar la ofensiva final contra ellos, hasta que ellos piensen en la “estocada final”.  Estos no se detendrán solo sabiendo que el gobierno y algunos grupos, sobre todo supuestos ancestrales se reúnen a tomar el té o el café cada cierto tiempo, para discutir situaciones que no son ahora importantes o reuniones en donde quienes están sentados alrededor de la mesa, están ahí, pero no están.  Por ejemplo, ¿cómo discutir una ley de aguas, sin la presencia del pueblo? ¿cómo discutir una ley como el de aguas, biodiversidad, entre otros, sin discutir la tierra y el territorio? ¿cómo es posible discutir algo, que afectará al país, solo con supuestos “ancestrales y/o autoridades indígenas, sin la participación de otros que sin son autoridades, como las autoridades comunitarias? 

 

Entonces, ¿Cómo estamos en correlación de fuerzas? ¿Tenemos la fuerza necesaria para derrotar a los criminales? ¿Se podrá pactar con criminales como en algunas ocasiones lo hicieron autoridades indígenas como; Chichicastenango y 48 Cantones con FUNDESA? ¿Quiénes serán los aliados de los pueblos en el momento que se decida emprender el camino para la refundación? ¿Cómo están los pueblos y su relación con las ONG y los supuestos movimientos sociales? ¿Cómo está la credibilidad de algunas autoridades indígenas en relación a sus comunidades? Estas preguntas y otras más son importantes responderlas, en el momento que emprendamos una nueva acción para volver a caminar hacia la reforma del Estado.


Son importantes, porque hasta el momento la correlación de fuerza no está a favor de los pueblos, ni de este gobierno.  Se han perdido muchas oportunidades para emprender el camino para darle mejor vida a los pueblos. Mientras se está en diálogo, el ejército se fortalece: la militarización de la frontera con México, la creación de la fuerza de tierra en Quetzaltenango, la compra de armamento, el fortalecimiento del cuerpo de ingenieros del ejercito en la construcción de carreteras rurales.  La participación de Arévalo en los encuentros de FUNDESA.  La negociación del presidente con empresas constructoras de vivienda. La poca capacidad de maniobra de la bancada “suspendida” de semilla en el congreso.  Pero igual, la participación de un pequeño grupo de “autoridades” ancestrales en las mesas de diálogo del gobierno.  Todo esto parece oscuridad profunda.   

 

Volviendo al relato de Jun Jun Ajpu’ y de Wuqub Jun Ajpu, “Entonces habló el camino negro: -A mí deben seguirme, yo soy el camino hacia los Señores, dijo el camino. Allí pues comenzó su derrota, al tomar el camino de Xibalba”.  De tal suerte; ¿Cuál camino estamos siguiendo con este gobierno? ¿No será que estamos perdiendo el tiempo, pidiéndole que saque a la fiscal y que se ponga más fuerte? ¿Qué derrote a los criminales? El gobierno de Arévalo, por un lado, no tiene ni la menor idea de que quieren los pueblos originarios, ni los pobres de Guatemala.  Tampoco, le vamos a exigir que lo haga, porque no estamos en las condiciones para establecer un modelo con justicia social.  Entonces, si es así, pareciera que vamos rumbo a nuestra derrota.  Vamos a encontrarnos con los de Xib’alb’a sin estrategia clara.  Porque los criminales siguen pensando que Guatemala es su propiedad, su finca, su aldea y que pueden hacer lo que quieran.   

 

¿Qué hay que hacer cuando ellos están metiendo mas goles? Persecución en contra del superintendente de la SAT, la resolución de la CC, a favor de la Fiscal, el regreso Alejandra Carrillo y su designación como secretaria ejecutiva de la Instancia Coordinadora de la Modernización del Sector Justicia.  La renuncia de Ligia Hernández como directora del Instituto de la Victima.  El secuestro de los criminales al sistema de justicia. La suspensión de los casos de genocidio.  El retiro o cambio de lugar de fiscales no corruptos.  Solo poner algunos ejemplos, pero hay más.  La persecución en contra de miembros de URGN que estuvieron en la montaña combatiendo.

 

De cierto es que, si en el gobierno, es decir si en el ejecutivo estuviera alguien del grupo criminal, ¿Cómo estaríamos? ¿totalmente anulados y arrinconados? ¿tratando de buscar alguna salida como estábamos hace un año? Pero también no es bueno olvidar, que hoy estamos sin posibilidades de desarrollar una movilización grande como el año pasado.  Volvemos a estar como después de la firma de la paz, cada quien peleando por su espacio.  Desarticulados.  Sin movimientos sociales fuertes.  Otra vez, haciendo “revolución de salón” y ahora peor, haciendo “revolución en las redes sociales” y cómo si todo estuviera bien.  

 

Y por eso, los criminales están alegres.  Porque parece que estamos adormitados y no reaccionamos. No solo como pueblo, como gobierno.  Seguimos con una incapacidad de transmitir las cosas y tapando agujeros, puro pinchazo en plena montaña.  Una ministra de Educación, que le falta un poco más de criterio para tratar a los medios y siguiendo el mismo sistema educativo.  Un vice ministro de interculturalidad, regalando “varas”.  Desgaste en el Ministerio de Comunicación.  El Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, su caballito de batalla el proceso de dialogo para impulsar su ley de Aguas. El Ministerio de Agricultura, distribuyendo abono.   Gobernadores y gobernadoras, sin conocimiento de cómo entrarle a lo público. Ministerio de Salud, que sigue sin encontrarle una solución a la salud de los habitantes. Estar en un ministerio o viceministerio, no es como dar clases.  Ojalá se tuviera experiencia en los dos campos.  sería bueno.  Las municipalidades siguen en manos del pacto criminal.  En secretarias y otras instituciones siguen peones del pacto criminal. 

 

En fin, Guatemala sigue siendo una encrucijada, nos cuesta dejar el lastre del populismo neoliberal, del colonialismo y que exige entonces del pueblo tomar la delantera, porque lo que viene, viene mucho más difícil, mucho más serio y violento.  Además, los pueblos y sus supuestos representantes deben tener más dignidad, porque no se debe aceptar estar solo de adorno, tratando de pensar que “lo que se nombre existe y lo que no se nombre no existe”[1].  Si los pueblos dejan a un lado su dignidad, se dejan pisotear, si es así, quiere decir que se está construyendo sobre el “camino negro” que será siempre nuestra derrota y hasta ahora no nos han derrotado, pero si nos dejamos, solo porque confiamos en este presidente, nos vamos atener a las consecuencias, porque de esto, si no levantamos cabeza, no lo levantaremos en muchos años más.


[1] Guatemala en la encrucijada, es el título de un diálogo que tuvimos el 4 de diciembre de 2024 y transmitido en diferentes plataformas digitales. Un diálogo para situar lo que acontece ahora en Guatemala y cuáles serían los escenarios a corto, mediano y largo plazo.   

https://www.facebook.com/watch/live/?ref=watch_permalink&v=1071569451321706

[2] No olvidemos las peleas entre Alida Vicente y Pacheco, cuando supuestamente este último se fue a sentar sin autorización de las otras autoridades para negociar puestos.  Cuando Alida, también ya había negociado su tajada.  O el aparecimiento de las Autoridades Ancestrales Iximulew, apoyados por organizaciones campesinas, cuando dividieron la movilización de Gerona con la 9ª. Avenida. Por poner unos ejemplos.

[3] Como las piedras que sostienen el comal sobre el fuego. 

[4] https://www.tiktok.com/@claudiasheinbaum/video/7403519105367690501, visto última vez el 22 de diciembre de 2024.


https://www.facebook.com/nimpoqom/?locale=es_LA


  CENTRO DE REFLEXIONES NIM POQOM

domingo, 8 de diciembre de 2024

GUATEMALA: EL PAÍS DE CABEZA Y LA JUSTICIA AL REVÉS


Miguel Angel Sandoval.

Conocí a Juan Luis Font en México, en los días de las negociaciones de paz. Andaba con su morralito y como reportero novato o con poca experiencia, estaba en la búsqueda de alguna noticia de interés que justificara el viaje y los gastos. Creo que en esos días trabajaba en Crónica. Luego lo encontré en la sala de redacción de “el Periódico” en donde fui columnista unos 20 años. Todo por invitación de Chepe Zamora. Los días y los años pasaron y hoy Chepe está perseguido por decir lo que muchos callan.  Mientras Juan Luis tiene orden de captura por algo parecido.

En el caso de Juan Luis, sin animo de crear falsas expectativas o debates mal encaminados, parte de las razones para emitir hoy una orden de captura, se debe a que desde el programa Con Criterio, ha dicho una y otra vez que estamos como país, como sociedad, sometidos  una  una dictadura judicial, lo que sería la más alta expresión de eso que a nivel mundial pero sobre todo a nivel continental se denomina lawfare (guerra judicial) en contra de lo que no gusta a los oligarcas de siempre a los corruptos de siempre o dicho de otro modo, a los que siempre detentaron el poder y sus defensores o empleados.

A decir verdad, Chepe Zamora y ahora Juan Luis Font, son dos dos periodistas que se han caracterizado por decir verdades y por ejercer el periodismo con una dosis de esfuerzo, investigación, cruzando los datos, analizando, consultando nuevas fuentes, hasta expresar en columnas, reportajes, crónicas, o editoriales, verdades casi como un templo. Quizás en ocasiones no aprobaron, o compraron carne podrida, como se dice en argot periodístico, pero creo que, de manera general, utilizaron el método periodístico de forma adecuada.

Aquí hablamos de más de 30 años de ejercer el oficio con muestras de compromiso y con los riesgos que ello implica. Y si alguno de ellos cometió en su quehacer algún delito o falta que pudiera ser de alguna gravedad, creo que ello palidece ante la magnitud de lo denunciado, reporteado, publicado, dicho durante más de tres décadas. El escarnio con persecución penal no es la manera de abordar estos temas. Hay juicios de imprenta, y por ello existen los delitos de difamación, calumnia, chantaje, así como formas de dirimir asuntos de orden fiscal, cuando es el caso. El hecho entonces, es que en los dos casos se trata, antes que juzgar supuestos delitos, de un atentado a la libre expresión, a la libertad de prensa y una notoria violación a los derechos humanos de estos dos periodistas.

Ahora resulta que Chepe es perseguido y ya pasó más de 800 días preso en bartolina y sin pruebas convincentes en juicios amañados; y sobre Juan Luis pesa una orden de captura con acusaciones poco claras. En otros términos, la justicia está de cabeza y el país patas arriba. Mientras tanto, la fila de corruptos o violadores de derechos humanos, ven como se abren para ellos las puertas de la calle por la vía de la impunidad. No hablo al tanteo. 

Lo peor que puede ocurrir en la actualidad, es la sensación que se extiende en observadores de la realidad nacional, de estar de regreso a épocas ya superadas, de momentos previos a la democracia y que ahora parece que se recortaran derechos ante la ceguera y sordera, que se han apoderado de las instancias judiciales, que ahora no eliminan a los opositores por balas sino por la vía de la muerte civil, al negar todos los derechos y obligar a la autocensura o al exilio. Y eso es ajeno a la democracia, a los derechos humanos, a la construcción de ciudadanía y a la Constitución de la República. Es una recaída, es perder lo que hemos avanzado como sociedad, para dar paso a los despropósitos de la famosa guerra judicial o lawfare.

Durante años en elPeriódico o en otros medios como Crónica o ahora en el programa radial “Con Criterio” y muchos otros, la circulación de ideas, información, de análisis, de crítica, dan cuenta de un oficio comprometido, de una pasión por hacer de las herramientas del periodismo, una vocación de servicio a la comunidad. En ello, hay que decirlo, la crítica al poder es una constante. Lo cual es parte de una actitud: el periodismo se debe percibir y entender, como una línea de defensa del ciudadano ante los abusos del poder. No es nada extraordinario, ni nada que sea exclusivo de elPeriódico, Crónica y otros medios radiales o televisivos.

El último caso y en verdad un duro ejemplo del país patas arriba y de la justicia de cabeza, el director de la SAT el ente encargado de cobrar los impuestos que pagamos, es perseguido por el “DELITO” de denunciar una red de empresas defraudadoras del fisco. Es el caso B410 que ante la perplejidad de todo el mundo el encargado de la SAT hizo público vía una denuncia de un fraude millonario.

El resultado es que antes de investigar a las empresas DEFRAUDADORAS, el que debería ser el ente investigador, vuelve los ojos al jefe de la SAT que es quien denuncia, y el director de la SAT es obligado a salir del país ante el peligro que corre su libertad y sus derechos ciudadanos. Lo más grave de todo es que al convertir al director de la SAT en el objetivo de las investigaciones, liberando de hecho la responsabilidad de las empresas, lo que en realidad se produce, es un mensaje a toda la sociedad: si denuncian a empresas y si estas están ligadas a la pareja real, el resultado es el mismo, ¡pues los denunciantes serán perseguidos! En verdad nada para sentirnos satisfechos. 

Estamos a pocos días de un aniversario más de la firma de la paz, y de todos los acuerdos, en donde se estableció, con el apoyo de la sociedad guatemalteca en sus diversas expresiones, de las Naciones Unidas y de muchos países amigos de la paz, que se trataba de fortalecer la democracia, que esta fuera real, con participación social, con derechos para todos, que no se limitara a la elección de nuevas autoridades cada cuatro años, en donde se recomendó una reforma judicial que ahora vemos lo pertinente que la misma  era, es y seguirá siendo. Pero en lugar de ello, y por todos los desmanes judiciales, ahora somos un país paria que, ante los ojos del mundo, es un país como digo, patas arriba y con la justicia de cabeza

https://publicogt.com/el-pais-de-cabeza-y-la-justicia-al-reves/?fbclid=IwY2xjawHC6bpleHRuA2FlbQIxMAABHVC5km_NuesfOwXhX74gt0rnw4PurrnjzcF36w3gppJkeYLsW39OcR_4QQ_aem_btfyOrzADsbQtEQRhJzwgQ




viernes, 6 de diciembre de 2024

ESTAMPAS PRENAVIDEÑAS DE CIUDAD GUATEMALA


Por: Factor Mendez

NOTIDATA CA. Guatemala, 06/12/2024.  

Lo que relato a los lectores es imagen y acontecer cotidiano de miles de  mujeres y hombres adolescentes, jóvenes, adultos y mayores de 65 años que sobreviven en las calles de la ciudad para “ganar algunos centavos”, algo común en este país. Son estampas que pueden parecer similares a otras ciudades y países del resto del mundo y como se dice en el lenguaje de productores y cineastas: “cualquier parecido con la realidad es pura y simple coincidencia”.

 

Puede ser que muchos o algunos de ustedes no han advertido  lo distinto que es ese universo público de la calle, en especial sobre las principales rutas de tráfico de automotores de todo tipo, donde vemos a personas activas en diversas y variadas ocupaciones, comercio informal de productos alimenticios y bebidas hidratantes, limpiavidrios, saca fuego o bailes sincronizados, actos mágicos, cómicos, malabaristas, piruetas y pirámides humanas. Lo grave es que en algunas actividades participan niñas y niños menores de 10 años.

Pero también están los olvidados, aquellos relegados por el Estado, la sociedad y su propia familia que viven en miseria, por debajo de la línea de pobreza con el anhelo de recibir algunas monedas para apagar el hambre. En este segmento de población sobresalen personas mayores de 65 años, a lo mejor sin techo. Con frecuencia se les ve levantando letreros o avisos donde se lee: “Necesito ayuda, soy persona de la tercera edad, no tengo trabajo. No consigo empleo.”

Sin ánimo de excluir a otros actores del universo de calle, insisto en la precaria situación económica y ausencia de seguridad social de todo tipo, que padecen miles de personas mayores de 65 años que en este país viven en la indigencia, carecen de programas sociales y tampoco gozan beneficios de ningún tipo como una pensión digna.

Fíjese bien que esas estampas reflejan rostros tristes, afligidos, deprimidos, muchas veces acompañados de niñas o niños enfermos, desnutridos que contrastan con el bullicio de la época decembrina, del derroche que hacen los alcaldes al llenar con luces de colores y adornos navideños algunas arterias de la ciudad. ¿A cuánto se eleva el costo de la energía eléctrica que pagan los contribuyentes por ese espectáculo?

Desentona con el despilfarro monetario que en esta época, unos pocos pueden hacer en el alborotado consumismo irracional del capitalismo.

Llamar la atención sobre una de tantas estampas prenavideñas que dejan ver dramas humanos presentes y latentes de esta realidad tiene el propósito de, reclamar al Gobierno de Bernardo Arévalo, para que dirija la vista hacia la situación de las personas mayores de 65 años que carecen de todo tipo de protección social, cero seguridad, cero beneficios, cero montepío, jubilación o pensión. La excepción podría ser quienes ya gozan de  beneficios de ese tipo en programas similares, sean del sector público o privado.

 Reitero la petición concreta que hice antes, en el sentido de estudiar la posibilidad financiera para otorgar una pensión digna, con carácter universal, sin distinción de ninguna naturaleza a todas las personas mujeres y hombres mayores de 65 años que carecen de todo tipo de seguridad social.

Esta petición basada en la exigibilidad del respeto a derechos humanos, intenta sensibilizar a quienes no tienen ojos para otros, que no reconocen la existencia de la otredad, que no vuelven a ver a los “condenados de la tierra”. Los invito a que en estos días, también piensen en esos otros seres humanos.

https://lahora.gt/opinion/fmendez/2024/12/06/estampas-prenavidenas-de-ciudad-guatemala/

NOTIDATA CA. Guatemala, 06/12/2024.



domingo, 1 de diciembre de 2024

GUATEMALA: PROHIBIDO OLVIDAR, SANTIAGO ATITLAN, MASACRE DEL 2 DE DICIEMBRE 1990

 

Masacre de Santiago Atitlán

“Ese día fue de gozo, de gozo hasta llorar. Todas las iglesias se unieron, nos unimos como hermanos mayas. No hubo diferencias, todos nos unimos sin hacer reclamos. Fue algo maravilloso. Todos lloramos por el acuerdo de la retirada del Ejército”.

 Fotos obtenidas del video.




Caso ilustrativo No. 6 ( CEH, Guatemala memoria del silencio.)

I. ANTECEDENTES

Santiago Atitlán, formado por tres aldeas y dos cantones rurales, es uno de los 19 municipios del departamento de Sololá. La mayoría de la población es maya tz’utujil y conserva un fuerte sentimiento comunitario, así como una profunda tradición espiritual.

En otro tiempo los alguaciles, vinculados a las cofradías, realizaban rondas nocturnas para velar por la seguridad de los habitantes. Las influencias que ejercieron factores externos a las comunidades, como la Iglesia Católica a través de los catequistas y el Ejército, por mediación de los comisionados militares y las Patrullas de Autodefensa Civil (PAC), incidieron para que poco a poco los alguaciles perdieran su autoridad.


Santiago Atitlán tiene antecedentes de organización social y política. En los años setenta se puede mencionar la Asociación de Estudiantes Indígenas Santiago Atitlán (ADEISA), que inició campañas de alfabetización y otras actividades culturales.

Por influencia de los misioneros de Oklahoma se formaron catequistas que adquirieron conocimientos sobre la doctrina social de la Iglesia y la Teología de la Liberación, se organizaron cooperativas de desarrollo agrícola y se pusieron en marcha proyectos de asistencia a viudas, huérfanos y discapacitados. Los catequistas administraron la radioemisora La Voz de Atitlán, que tenía fines pedagógicos y difundía programas de sensibilización social. En este sentido, se destacan los mensajes que emitía en tz’utujil Gaspar Culán Yatás, quien más tarde fue desaparecido. Un estudiante de Teología fue el primero en recibir amenazas por los mensajes que emitía por radio. Los catequistas, además de realizar su trabajo de concienciación utilizando la radio, se distribuían en grupos para predicar en todos los cantones y aldeas del municipio.


En 1976 el Comité de Unidad Campesina (CUC) realizó tareas de carácter organizativo en la población, trasmitiendo mensajes con relación a la propiedad de la tierra y otras reivindicaciones: sus postulados coincidían con las prédicas de los catequistas

En 1978 llegó a la zona la Organización del Pueblo en Armas (ORPA), que pronto estableció redes de apoyo logístico en Santiago Atitlán.

Paralelamente, en 1978 el Ejército organizó en la región un sistema de colaboradores e informantes. Se formó un cuerpo de comisionados militares, integrado por un jefe y dos ayudantes, dependientes de la zona militar de Quiché. Su trabajo consistía en reclutar jóvenes para que realizarán el servicio militar. Sin embargo, según un declarante, su labor y actitud cambiaron al cabo del tiempo, y “se volvieron malos”.

A partir de 1979 los catequistas y líderes comunitarios comenzaron a ser identificados con la guerrilla; circularon listas con sus nombres y sus vidas fueron amenazadas. En 1980 el Ejército se estableció de forma permanente en el municipio. Comenzó a vivirse un clima de temor e inseguridad: “Si hay alguno que camina en las calles a las siete o a las ocho, pueden agarrarlo y meterlo en el destacamento del Ejército”. Esta situación motivó dos reacciones diferentes entre la población. Una parte ella se desplazó a otras regiones, para escapar a la represión. Otra, a instancia de dirigentes populares, estaba integrada por los vecinos que habían decidido permanecer en la comunidad y se organizaron porque, al decir de un poblador, “con la unión nos vamos a defender”. Esta organización pretendía concienciar de estos valores a la población, al mismo tiempo que difundían un mensaje religioso.

El 7 de enero de 1981, en la finca San Isidro Chacayá, del mismo municipio, 22 civiles fueron torturados y ejecutados arbitrariamente por efectivos del Ejército.




La época de mayor represión duró hasta 1983, en años posteriores hubo también severas violaciones de derechos humanos y la población se mantuvo bajo el control del destacamento militar. Sin embargo, la estrategia militar de organizar a la población en las PAC no tuvo el éxito esperado. Según un declarante, dicha organización fracasó “por la reiterada negativa de los atitecos a seguir instrucciones de los comandantes y comisionados”.

En 1981 cientos de jóvenes se resistieron a prestar el servicio militar y se encerraron en la iglesia, poniéndose bajo la protección del padre Francisco Stanley Rother. En esa oportunidad ningún joven fue reclutado. Cuatro días después, el 28 de julio de 1981, el padre Rother fue ejecutado.

Durante los años ochenta la ORPA realizó actividades políticas, de propaganda y hostigamientos esporádicos.

En 1985 gana las elecciones municipales un poblador indígena. Por esa época, la presencia militar, las desapariciones y las ejecuciones extrajudiciales de personas supuestamente vinculadas con la guerrilla continúan. La CEH registró casos de este tipo hasta 1990.

En relación a la presencia guerrillera en el área, un testigo relata: “En el mes de diciembre de 1989 la fuerza operativa del Frente Javier Tambriz desalojó completamente Santiago Atitlán y el volcán Atitlán y[dejó] el contacto sistemático con la población, desplazándose, por razones militares, a los volcanes Acatenango, Fuego y Agua”.

En 1990 tienen presencia en la región la Iglesia Católica y múltiples iglesias protestantes. Un miembro de la Iglesia Católica comenta: “Teníamos la meta única de expulsar a los militares de nuestro suelo, con lo que esperábamos demostrar que ellos eran los causantes de la violencia y las matanzas de nuestro pueblo … Así, hasta que llegó el 2 de diciembre de 1990 que nos despertamos”.




II. LOS HECHOS

El 1 de diciembre de 1990, sobre las seis de la tarde, cuatro militares ingresaron a la cantina Doña Elba, situada en la calle principal del cantón Xechivoy. Allí consumieron por espacio de una hora bebidas alcohólicas, para dirigirse después a la Cevichería Lucky, donde permanecieron alrededor de media hora. Luego, caminaron por las calles del cantón molestando a la gente que encontraban en su camino. Más tarde, alrededor de las nueve y media de la noche, regresaron a la cevichería, que se encontraba cerrada. Golpearon la puerta y exigieron que les abrieran. La gente que se encontraba en el interior del local se negó a abrirles, escuchándose a partir de ese momento un fuerte intercambio de palabras y generalizándose un escándalo en la calle, coronado por disparos al aire realizados por el teniente José Antonio Ortiz Rodríguez. Al no poder entrar en el local, los soldados se dirigieron al domicilio de Andrés Sapalú Ajuchán, que al percibir la presencia de los militares comenzó a gritar pidiendo auxilio. Ante el escándalo, uno de los militares quien estuvo presente en los hechos declara: “La gente se alarmó y salió a la calle”. Los militares huyeron.


Durante su huida se cruzaron con varios vecinos. Uno de los militares, el teniente de infantería José Antonio Ortiz Rodríguez, al verse perseguido, disparó su arma. Uno de los disparos alcanzó a Diego Ixbalán Reanda, de 19 años, quien sufrió heridas en la pierna derecha y en la mano izquierda. El subteniente encargado de la compañía de asuntos civiles del destacamento número 2, al escuchar los disparos y los gritos de la gente, envió primero una patrulla y más tarde otra. Los militares fueron encontrados por las patrullas y regresaron al destacamento. Como cuenta uno de los implicados en el tiroteo: “La gente no nos dejaba pasar y empezaron a tirarnos piedras … los soldados dispararon al aire y pudimos regresar al destacamento”. A las cero horas quince minutos del 2 de diciembre, las dos patrullas ingresaron en el destacamento llevando a los cuatro soldados, que presentaban síntomas de embriaguez.


Mientras tanto, la población de Santiago se estaba organizando para dialogar sobre estos hechos con el comandante del destacamento militar. Las campanas de la iglesia comenzaron a sonar. Los pobladores despertaron y salieron a la calle. Todos conocían el significado de las campanadas: “La gente está atenta al llamado de emergencia, al toque de campana. Se acordó cuando hay toque de campana, estar siempre alerta y se juntó la gente”.

Poco a poco se fueron reuniendo en la plaza, hasta que se llenó. En la plaza, como declara una persona que participó en los hechos:

“Muchos comenzaron a contar sus sueños. Los que vieron el hecho hablaron para toda la población. Esto pasó, no es justo, ya estamos cansados de ver lo que hacen los soldados. Queremos actuar, hoy es el momento”. Decidieron dirigirse hacia el destacamento,“porque [explica otro poblador de Santiago] sino así se queda y ellos no reconocen lo que pasó”. Pidieron al alcalde en funciones y al alcalde que acababa de ser elegido, Salvador Ramírez, que los acompañara.



Se impartieron instrucciones sobre cómo comportarse. Se dijo, por ejemplo: “Que los jóvenes no tiren piedras, no griten, vayan con orden. Busquen pedazos de naylon blanco porque significa la paz, que se adelanten quince hombres con las banderas. Y al llegar primero vamos a entrar los alcaldes para decir lo que pasó”.

Mientras tanto, un soldado que estaba reforzando la subestación de la Policía Nacional en Santiago Atitlán informó por radio al destacamento militar que la gente se estaba aglomerando y que convocaban a todos los vecinos haciendo sonar las campanas. El encargado del destacamento número 2 llamó a la Policía Nacional y, según su versión, que consta en el expediente judicial, “indicaron que toda la gente se dirigía hacia el destacamento militar para atacarlo”. Entonces, ordenó que todo el personal reforzara los puestos de servicio.



Cientos de personas que portaban banderas blancas se dirigieron al destacamento militar número 2, ubicado en el caserío Panabaj, mientras otro grupo permanecía en la plaza. Poco antes de que los pobladores llegaran al destacamento, un especialista de asuntos civiles del Ejército exhortó a aquéllos, por medio de un altoparlante, para que regresaran a sus casas, y que tan sólo un líder se acercara al destacamento a plantear su inquietud. Mientras, unos niños tiraban piedras y algunas personas gritaban:“Queremos paz, que el Ejército salga de nuestro pueblo”. El alcalde electo intervino para que los niños dejaran de tirar piedras y para que la gente no gritara.

A eso de la una de la mañana, un grupo de soldados armados salió del destacamento, en tanto que otros soldados iluminaban con linternas a la gente desde lo alto de los muros de piedra que rodeaban la instalación militar. La aparición de los militares no intimidó a los vecinos, que continuaron gritando y acercándose más al destacamento. El alcalde electo de Santiago Atitlán, Salvador Ramírez, solicitó hablar con el comandante. Un cabo de tropa le comunicó esta solicitud al encargado del destacamento. Al mismo tiempo, en la puerta, un soldado habría manifestado:“Prepárense, muchachos, porque ahí vienen los guerrilleros que nos vienen a atacar”.



Fue entonces cuando comenzaron los disparos. Dos soldados habrían disparado al aire, para asustar y dispersar a los manifestantes. Cuando el cabo Eleodoro Ortiz Guzmán salió a los puestos de servicio se encontró “con que el sargento mayor García González que estaba en posición de fuego apuntando a la gente”. Otros abrieron fuego directamente contra los pobladores. Los disparos duraron entre tres y cinco minutos. Se desconoce el número total de soldados que abrieron fuego contra los manifestantes.

Los pobladores, gritando, corrieron o se lanzaron al suelo. Como resultado de los disparos, 13 personas resultaron muertas, entre ellas tres menores de edad. Por su parte la CEH logró identificar a 22 heridos.Minutos más tarde, los soldados salieron con linternas, para ver sobre el terreno el resultado de lo que habían hecho.

El retiro del destacamento militar de Panabaj

El mismo día en que se produjeron los hechos, los pobladores formaron un Comité de Emergencia y redactaron un memorial dirigido al Presidente de la República, con firmas y huellas dactilares de cientos de vecinos. En el memorial se acusó directamente al Ejército como responsable de la masacre y se solicitó la retirada del destacamento. A cambio, se comprometía ante el Gobierno a organizar un Comité Proseguridad y Desarrollo.

El procurador de los Derechos Humanos (PDH) acudió a Santiago Atitlán ese mismo día, para verificar lo sucedido. Días más tarde emitió su resolución, en la que declaró comprobadas las violaciones por parte del Ejército a los derechos humanos, calificando el caso como genocidio y ordenando que los responsables fueran juzgados por los tribunales de justicia. Además, con una censura pública de la actuación del Ejército, recomendó que se modificaran los comportamientos de este tipo y solicitó por último que el destacamento fuese retirado de Santiago Atitlán.


El ministro de la Defensa Nacional anunció, en una declaración de prensa dada el 6 de diciembre: “De acuerdo a las instrucciones específicas del Señor Presidente … y como una muestra de buena voluntad de la Institución Armada, sin que esto evidencie debilidad o tibieza se efectuará el traslado del Destacamento Militar de Panabaj al lugar que oportunamente se seleccione dentro de la jurisdicción de la Zona Militar 14 Sololá, dado que se mantiene latente la molestia de la delincuencia terrorista en los lugares aledaños”, aceptando el compromiso contraído por la población: hacerse cargo de su propia seguridad.

La decisión gubernamental causó algarabía en la población. Un declarante cuenta: “Ese día fue de gozo, de gozo hasta llorar. Todas las iglesias se unieron, nos unimos como hermanos mayas. No hubo diferencias, todos nos unimos sin hacer reclamos. Fue algo maravilloso. Todos lloramos por el acuerdo de la retirada del Ejército”.


Los habitantes de Santiago explicaron la retirada del destacamento militar desde la perspectiva del culto a Maximón y desde la cosmovisión maya. Por un lado, “la mayoría de gente tiene una fe increíble en Maximón, pedían por la paz, por la liberación de los desaparecidos … Dios escuchó lo que veníamos desde hace años rezando … Maximón quitó el miedo…” Por otro, “la caída de Santiago fue el 18 de abril de 1524, que según el calendario maya fue un día Batz que coincide con la salida del Ejército. En esa fecha fuimos conquistados y en esa fecha Santiago conquistó. No hemos sido vencidos, sólo estábamos esperando ese momento”.

Cuenta un habitante de Santiago que, una vez que se fueron los militares, “voluntariamente comenzaron las rondas. Dimos nosotros la seguridad, pero eso viene de antes, por eso no somos PAC”.Emergió un nuevo sistema de seguridad, sustentado en la propia comunidad. Hubo cientos de voluntarios para cuidar, día y noche, de la población y preparar comida para los vigilantes. Alrededor de 18 personas en cada cantón realizaban rondas cada noche, portando como única arma un palo además de un silbato para avisar. Cuando se trataba de un caso muy grave, se tañía la campana. Este fue el método utilizado cada vez que el Ejército intentó penetrar de nuevo en la comunidad. La Policía Nacional, reducida en número y en funciones, se convirtió en “una institución subordinada a la población”.


Comenzaron a utilizarse procedimientos conciliatorios para llegar a la resolución pacífica de los conflictos. No hubo violencia institucional. La vida social y comercial, que antes se hallaba restringida, se extendió hasta altas horas de la noche.

La justicia militar

Los hechos dieron lugar a la iniciación de dos procesos ante la justicia penal militar. En el primero se juzgó a un militar, a quien se responsabilizó por la masacre. En el segundo se juzgó a otro, por los hechos inmediatamente anteriores a la misma.

 (1) El 2 de diciembre de 1990, encabezado por un informe policial, se inició un proceso en el juzgado de paz comarcal de San Lucas Tolimán, del departamento de Sololá, por la muerte de varias personas en Santiago de Atitlán. El juez de paz realizó el reconocimiento judicial de los cadáveres que se encontraban frente al destacamento militar. En la misma fecha el citado juez se declaró incompetente y remitió el expediente a la fiscalía militar


El 6 de diciembre, el comandante de la zona militar número 14 manifestó: “Según la investigación realizada en ese comando se estableció que la única persona o elemento que disparó en el destacamento militar de Santiago de Atitlán fue el sargento mayor Efraín García González”. El 7 de diciembre, se dictó auto de prisión preventiva contra el militar referido y se le procesó por los delitos de homicidio, lesiones graves y lesiones leves. Se recibieron múltiples declaraciones testimoniales de militares ofendidos y la declaración indagatoria del acusado; se aportaron también varios informes periciales y pruebas documentales.




El Tribunal Militar llegó a la conclusión de que el sindicado ejecutó personal y directamente los trece homicidios, las ocho lesiones graves y los cinco delitos de lesiones leves y le condenó a 16 años de prisión inconmutables. La sala novena de la Corte de Apelaciones, constituida en Corte Marcial, confirmó la sentencia el 7 de enero de 1992 y reformó la pena impuesta al elevar la misma a 20 años de prisión inconmutables.

(2) El 6 de diciembre de 1990 se inició el juicio en el Tribunal Militar número 20, contra el teniente de infantería, José Antonio Ortiz Rodríguez, por disparo de arma de fuego. Diego Ixbalán, la víctima que fue herida por el teniente, intentó ser acusador particular, pero se desestimó tanto su petición como su testimonio. 

El Ministerio Público intentó ampliar los cargos en contra del sindicado a múltiples homicidios y lesiones; pero el Tribunal Militar denegó tal petición. Después de escuchar varios testimonios, el Tribunal resolvió condenar al teniente Ortiz por los delitos de disparo de arma de fuego e intimidación pública, a cuatro años de prisión, conmutables a razón de cinco quetzales por día. El condenado, libre bajo fianza, apeló el fallo. La sala de apelaciones, constituida en Corte Marcial, confirmó la sentencia el 22 de diciembre de 1993.



III. CONCLUSIONES

Luego de analizar todos los antecedentes, la CEH llegó a la plena convicción de que efectivos del Ejército de Guatemala ejecutaron arbitrariamente a 13 habitantes de Santiago de Atitlán y ocasionaron heridas a otros 23, todos ellos pobladores civiles e indefensos. Dichos actos constituyen graves violaciones de derechos humanos.


La leve alteración del orden público que pudo suponer el ejercicio legítimo de los derechos de reunión y de petición por el pueblo de Santiago Atitlán, no justifica, sino hace aún más reprochable la reacción de los soldados.

El análisis de los hechos que culminaron en la masacre del 1 diciembre de 1990, lleva a la CEH a considerarlos como un ejemplo de las consecuencias que puede acarrear la asignación a la fuerza armada de tareas de resguardo del orden y la seguridad ciudadanas.

La CEH, luego de ponderar los hechos acaecidos en la época anterior a la masacre, considera que este caso ilustra el profundo sentimiento antimilitar que las violaciones de derechos humanos y los abusos de poder cometidos por efectivos del Ejército generaron en la población civil afectada. Dicho sentimiento es el extremo opuesto al respeto ciudadano que cualquier ejército nacional requiere para cumplir sus funciones.

El caso ilustra, asimismo, la capacidad de la población de Santiago Atitlán para imponer su voluntad cívica y desmilitarizar la vida comunal, especialmente en cuanto procedió a civilizar la función de seguridad ciudadana, situación inédita en el enfrentamiento armado interno.

Analizados los antecedentes del caso, la CEH concluye que si bien los tribunales militares, obligados por los acontecimientos, realizaron procedimientos judiciales que concluyeron con dos sentencias condenatorias, dichos procedimientos no culminaron en el esclarecimiento pleno de la verdad y la aplicación de sanciones a todos los responsables.

La CEH destaca la intervención del procurador de los Derechos Humanos, que ilustra la trascendencia que, en la resolución de graves conflictos, puede tener el ejercicio oportuno e inteligente de tan delicada función.



LISTADO DE LAS VÍCTIMAS

Ejecución arbritaria

Felipe Quiejú Culan

Gaspar Coo Sicay

Gerónimo Sojuel Sisay

Juan Carlos Pablo Sosof

Juan Ajuchan Mesía

Manuel Chiquitá González

Nicolás Ajtujal Sosof

Pedro Catú Mendoza

Pedro Cristal Mendoza

Pedro Damián Vásquez

Pedro Mendoza Pablo

Salvador Alvarado Sosof

Salvador Damián Yaqui

Herido en atentado

Antonio Chiviliu Quiejú

Antonio Pablo Toj

Antonio Reanda Coché

Cristobal Tacaxoy Tacaxoy

Diego Ajchomajay Coché

Diego Ixbalán Reanda

Diego Pablo Petzey

Diego Yaquí Coché

Esteban Damián Coo

Francisco Mendoza Teney

Gaspar Mendoza Mendoza

Gaspar Tzina Tinay

Gaspar Mendoza Chiquival

José Sosof Coo

Juan Ixbalán Tziná

Mariano Tacaxoy Rodríguez

Nicolás Ratzan Sapalú

Nicolás Tzina Esquina

Pascual Mendoza Coché

Pedro Abraham Damián González

Pedro Culan Sosof

Pedro Sicay Sapalú

Salvador Sisay Pablo






Foto: Cabildo Abierto en Santiago Atitlán días después de la masacre, COMUNICARTE acompañando a organizaciones sociales y de derechos humanos

Fuente: CEH, Guatemala memoria del silencio.
http://raulfigueroasarti.blogspot.co.uk/2012/12/masacre-de-santiago-atitlan.html
https://www.youtube.com/watch?v=lLVBNtSpFG8