En las manos de los pueblos indígenas y de los movimientos campesinos está el destino de Guatemala.
— Miguel Ángel Albizures-
Está demostrado que la oposición a todo mínimo cambio del sistema en Guatemala viene de quienes más tienen, viene de los sectores más atrasados del país, de aquellos que desde 1954 hasta 1985 detentaron el poder y continúan, hasta el día de hoy, imponiendo las reglas de juego. Históricamente nada se mueve sin el consentimiento de ellos, pero la pregunta sería: ¿hasta cuándo seguirá siendo así?, la respuesta la tienen los pueblos mayas, garífunas y xincas que conforman la mayoría de la población del país, pero que desgraciadamente, hasta el momento, no han sido capaces de aprovechar su fuerza numérica para provocar un cambio, por demás urgente y necesario.
En muchas ocasiones les hemos escuchado decir “somos mayoría” y eso nadie lo niega, pero es una mayoría gravemente fragmentada donde la dirigencia antepone los intereses personales o de grupo, a los intereses del país. Movimientos indígenas diversos existen, como existen diversas organizaciones campesinas y cada quien por su lado quiere demostrar su fuerza, pero el día que la dirigencia piense más en el futuro del país y en el futuro de quienes hoy se debaten en condiciones paupérrimas en el campo e inicien un proceso de unidad serio para dar una lucha conjunta, ese día temblará la oligarquía y quizá empiecen a pensar que es necesario cambiar la actitud feudal que hasta el momento han mantenido.
Ya estamos claros que nada les conmueve, que ven las desgracias del país como ver llover, que la muerte de la niñez por hambre, les importa poco, mucho menos la muerte de las madres totalmente desnutridas que tratan de amamantar a sus hijos. “Para que se meten a tener hijos” es la expresión común de ellos, los que más tienen, los que han acumulado por el sudor de trabajadores del campo y de la ciudad que ganan salarios miserables. Lo único que puede abrirles los ojos, es un movimiento político social unificado, donde quepan todas las expresiones que pujan por un cambio y donde los intereses personales y de grupo pasen a segundo plano para poner por delante los intereses de un país que se hunde ante la mirada indiferente de quienes podrían hacer algo para salvarlo.
En las manos de los pueblos indígenas y de los movimientos campesinos está el destino de Guatemala, soñar con crear un partido político que sea alternativa se vale, pero aferrarse a seguir creyendo que cada quien es la solución, es atrasar un proceso de cambio que tanto se necesita. La unidad en la diversidad es el reto que tenemos enfrente. Si la oligarquía y los militares atrasados quieren seguir parados en sus cuatro, que continúen y que esperen la avalancha de un pueblo que les puede caer encima porque está harto de tanta injusticia. Ojalá la dirigencia de diversas expresiones comprenda la importancia de un proceso de unidad sin condiciones, pero con un objetivo concreto: Rescatar al país y contribuir a un nuevo proceso de desarrollo con justicia social.
http://elperiodico.com.gt/opinion/2017/04/20/los-pueblos-tienen-la-palabra/
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