viernes, 26 de julio de 2013

Marco Antonio "El Bolo" Flores, el "irreverente" de las letras guatemaltecas


Guatemala, 26 jul (EFE).- Marco Antonio "El Bolo" Flores, escritor, poeta y ensayista, considerado el "irreverente" de las letras guatemaltecas por la acidez y perspicacia de sus obras, murió hoy a los 76 años de edad, tras luchar durante más de un mes contra las secuelas de un accidente de carretera.
Marxista a su manera, militante de la juventud del Partido Comunista de Guatemala durante los primeros años de la guerra interna que padeció este país entre 1960 y 1996, criticó en su obra literaria la doble moral y la ortodoxia de los líderes guerrilleros.
Con un estilo literario único, algunas veces grotesco, otras irónico, pero casi siempre divertido y locuaz, en cada una de sus obras "El Bolo" Flores solía "refrescar" la literatura guatemalteca y generar polémica con su narrativa.
Nacido en 1937 en el seno de una familia conservadora de clase media, en su adolescencia, más por curiosidad que por convicción, Flores se empezó a relacionar con jóvenes revolucionarios que buscaban "cambiar el mundo", con los que se integró al movimiento guerrillero.
La publicación de "Los compañeros", en 1976, una novela de revelación y denuncia sobre las interioridades de las organizaciones rebeldes de Guatemala, es considerada como el inicio de la "nueva novela guatemalteca".
"Sus libros están llenos de referencias que más de uno consideraría homofóbicas, machistas, racistas, divisorias (...) pero luego hay una especie de solidaridad de otra parte", lo describió el escritor guatemalteco Maurice Echeverría, en una entrevista que le hizo en julio de 2012 para el periódico en línea Plaza Pública.
Entre otras obras, publicó los libros de poesía "La voz acumulada", en 1964; "Muros de luz", 1968, "La derrota", 1972; "Persistencia de la memoria", 1992; "Crónica de los años de fuego", 1993; "Un ciego fuego en el alma", 1995; "Reunión, Poesía completa", 1992, y "Poesía escogida", 1998.
Así como las novelas "Los compañeros", 1976; "En el filo", 1993; "Los muchachos de antes", 1996; "Las batallas perdidas", 1999, y los libros de cuentos "La Siguamonta", 1993; "Cuentos completos", 1999, y la crónica histórica "Fortuny, un comunista guatemalteco", 1994.
También escribió varias obras de teatro como "Entremés para cantar", 1972, y "El entrenador", 1997, y durante más de 15 años escribió columnas de opinión para diarios locales.
En 2006, el Gobierno le otorgó el Premio Nacional de Literatura "Miguel Ángel Asturias", el más importante reconocimiento a las letras guatemaltecas.
"El Bolo" Flores falleció esta viernes en un hospital público de la capital guatemalteca en donde permaneció internado tras el accidente de tráfico que sufrió el pasado 19 de junio en la ciudad de Cuilapa, al sureste del país.
"Viaje hacia la noche", su última novela, es un esfuerzo autobiográfico en el que narra los capítulos más importantes de su vida con ironía y autocrítica. EFE

miércoles, 24 de julio de 2013

Más de trescientas familias del Pueblo Maya Mam son desalojado

Más de trescientas familias del Pueblo Maya Mam son desalojados por dispositivos de seguridad, efectivos del ministerio público y otras entidades del gobierno, vean la miseria donde viven nuestros hermanos Mam, ellos viven en estos momentos en calle, personal de la finca empieza la destrucción de las viviendas y el desalojo empieza. De que seguridad habla el gobierno, de que desarrollo habla el gobierno, hecha a familias enteras a vivir en la calle.

Irma Alicia Velásquez Nimatuj a Ricardo Méndez Ruiz, Presidente Fundación contra el Terrorismo



 Irma Alicia Velásquez Nimatuj

Como mujer k'iche', académica, antropóloga y periodista reconozco, el poder de la prensa y la importancia de las columnas de opinión como espacios claves para fortalecer la democracia en países profundamente desiguales, injustos y racialmente segregados como Guatemala. Posiciones ideológicas opuestas pero argumentadas y respetuosas no son un delito, por el contrario, son claves para discernir nuevos caminos que nos lleven a repensar nuestro país en base a necesidades colectivas. 

Por eso, su Campo Pagado del 15 de julio pasado, como respuesta a mi columna de opinión del 8 de julio en elPeriódico, lo asumí con desconcierto por el tono intimidatorio y amenazante hacia mí persona, no solo por el contenido del texto, sino porque implicó un acto simbólico que busca infundir terror, silenciar y censurar, características del sector más conservador que opera a nivel nacional con absoluta impunidad.


No me avergüenzo de mis orígenes ni de mis actos. Soy una mujer crítica de mi propia condición privilegiada y como feminista consciente sé que lo privado también es público, por eso, a pesar de mi profunda convicción política, jamás podría arrogarme un papel que nunca he desempeñado en la historia de mi país. 

Por el respeto a la memoria de mujeres y hombres mayas, mestizos y ladinos que entregaron su vida y cuya valentía y decisión admiro al renunciar a todo e incorporarse a los diferentes niveles de los procesos de resistencia que vivió Guatemala entre 1960 y 1996, yo no me adjudicaré un rol que no tuve en los movimientos revolucionarios, sería inescrupuloso de mi parte.


Mi único "delito" es haberme negado a reproducir los roles de servidumbre que el machismo y el racismo le asignan a la mujer indígena en este país. He dedicado más de 30 años de mi vida a estudiar con seriedad, un enorme privilegio en un país en donde de 10 mujeres indígenas 8 son analfabetas. Trabajo y pago impuestos desde los 18 años y mi educación universitaria fue costeada totalmente por mis padres. Posteriormente, mi preparación doctoral en el extranjero la construí con 14 becas que obtuve compitiendo a nivel nacional e internacional, lo cual puede comprobarse en las universidades e instituciones académicas otorgantes.


Como profesional escojo hacer públicas mis opiniones que son técnicas y basadas en años de experiencia de trabajo y acompañamiento a comunidades rurales pobres. Conozco casi todo el interior del país, no por pasatiempo, sino porque es el único camino para construir un desarrollo equitativo y justo. 

El conocimiento obtenido no lo he usado para promover actos terroristas, incentivar la muerte, buscar la impunidad, fomentar la violencia, redactar amenazas o para escalar puestos dentro de los gobiernos o de organismos mundiales en donde ya habría acumulado una considerable riqueza material. 

No señor Méndez Ruiz, yo soy una de las bisnietas de doña Cleotilde Cojulum, heredera de una línea comercial, y de don Agustín Ajqui, uno de los 52 principales k'iche' que se rebelaron ante la aniquilación de la Alcaldía Indígena en 1894 y que trabajó como agricultor y comerciante, y luchó hasta su muerte en Sociedad El Adelanto buscando la igualdad educativa para los indígenas de este país.


Este es mi país señor Méndez Ruiz, esta es mi tierra, aquí nací y aquí voy a luchar con lo que tengo: mis ideas y mi pluma. 

Aquí me rebelaré en contra de las injusticias, levantaré mi voz en contra de los atropellos que cometen la mayoría de empresas extractivas, escribiré de las miserias en que el Estado mantiene a más del 70 por ciento de mis hermanas y hermanos indígenas rurales y denunciaré la ignominia que impide que las mujeres indígenas pobres puedan tener una vida digna. 

¿Es ese mi delito para que usted impunemente me denigre y me acuse de falsedades?

Si usted y la Fundación Contra el Terrorismo tienen pruebas de que como profesional he cometido corrupción, malversación de fondos o tráfico de influencias estoy dispuesta a someterme a los tribunales de justicia de Guatemala, pero no acepto que usted me amenace y me difame públicamente. 

Y como, ni uno solo de los datos, fechas y montos que usted publicó son reales será en los tribunales de justicia en donde usted tendrá que demostrar cada una de sus injurias, calumnias, difamaciones y mentiras vertidas en contra de mi honor y el honor de mi familia. Y ante sus señalamientos yo lo responsabilizo públicamente a usted y a la Fundación Contra el Terrorismo de cualquier acción violenta pública o solapada que de aquí en adelante pueda ocurrirme a mí o a algún miembro de mi familia.


Irma Alicia Velásquez Nimatuj, Doctora en Antropología Social, Universidad de Texas en Austin.

Irmalicia Derecho de Respuesta by 
Prensa Comunitaria

domingo, 21 de julio de 2013

Una guerra sin combates pero con miles de muertos

A veces vivimos en un engaño autocomplaciente sobre el pasado reciente, que conduce a interpretaciones falaces de nuestra historia.
Edelberto Torres-Rivas

¿Cómo calificar la indescriptible matanza fratricida que arrojó más de cien mil guatemaltecos asesinados? No es válido creer que unos eran los buenos y otros los malos. Entre los muertos había de todo. Lo inquietante de este tema no es de carácter semántico sino de revisar la verdad; la Comisión de Esclarecimiento Histórico tuvo dificultades iniciales para finalmente hablar de un “enfrentamiento armado interno”. Este juego incierto de palabras oculta la peor matanza ocurrida en el último cuarto del siglo XX, hecho sin paralelo con la violencia habida en América Latina. La ONU lo calificó como “páginas de vergüenza e infamia, ignominia y terror, de dolor y llanto producto del enfrentamiento armado entre hermanos” y por “más de 36 años”. En rigor, fueron 30 años de represión y talvez seis de enfrentamiento. No fue sino por momentos un enfrentamiento mortal, un conflicto maligno porque de cada 100 muertos, uno pertenecía a un bando y el resto al otro, lo que revela algo de dantesca magnitud o una profunda injusticia. ¿Pero hay acaso guerras justas?

“En todo caso ¿por qué no se argumenta que como en El Salvador o Nicaragua hubo una guerra civil?” Siendo muy discutible, el término clásico de “guerra” se aplica a un conflicto violento que reúne “por lo menos” tres características: un conflicto de considerable magnitud, es decir de carácter masivo, con muchas personas involucradas y una elevada tasa de víctimas mortales; entre dos o más bandos más o menos armados, que tienen batallas, uno de los cuales corresponde al Ejército regular que combate en nombre de la autoridad establecida; y que en ambas partes exista una coordinación de las acciones militares. Nada de eso se cumplió en Guatemala, por lo que aquí “no hubo guerra civil”. Hoy día casi todas las guerras son internas y la mayor parte tienen un carácter civil, para lo cual es necesario que haya un cierto equilibrio mínimo entre los contendientes. Si uno de los grupos no es capaz de atacar o defenderse por un período de tiempo sería un eufemismo –según algunos autores– calificar como guerra las acciones violentas dirigidas contra ese, ya que en realidad se trataría más bien de sanciones unilaterales del Ejército; como también lo sería persiguiendo a un grupo abigeo, o de contrabandistas, o narcotraficantes, o combatiendo el alzamiento de un cuartel. Esos son momentos armados pero no son combates. Waldman dice que en la mayor parte de los actuales conflictos violentos, se busca al adversario en la población civil, a la que se suele oprimir y maltratar sin escrúpulos. El Ejército guatemalteco persiguió a la guerrilla y a sus bases sociales sin encontrar resistencia significativa.

Se dice que en Guatemala hubo una lucha fratricida de 36 años. ¡Falso! En el proyecto político de los grupos guerrilleros ciertamente se planteó la guerra como el camino de la revolución, pero eso solo fue un fraseo emocional o el uso de un lenguaje prosopopéyico. En 1964/67 no alcanzaron a implantarse en la Sierra de las Minas y fueron rápidamente destrozados; cuando fueron las elecciones de 1966 ya no existían las FAR. Sin embargo las fuerzas armadas desde antes de los sesenta ya aplicaban políticas represivas a organizaciones y personas consideradas comunistas, según la ley de Defensa de las Instituciones Democráticas. Poco a poco se fue conformando el poder contrainsurgente, que en la década de los setenta, a partir del gobierno de Arana Osorio, fue tomando los rasgos oscuros del Estado terrorista (“…una extensa y deliberada política de asesinatos extrajudiciales cometidos por el Estado.”) Cuando todo eso ocurre no se puede hablar de guerra sino de represión.

Las fuerzas guerrilleras, ahora más numerosas y mejor armadas buscaron de nuevo hacer la guerra en 1978 (¿?); es arduo precisar fechas, pues los acontecimientos se superponen y se traslapan, pero digamos que entre 1978 y 1982 hubo enfrentamiento armado, sin combates ni batallas; ni encuentros que produjeran víctimas en gran número. No es difícil entender que la desigualdad de fuerzas siempre fue abrumadora; fue tanto el desequilibrio que nunca llegó a constituirse una ‘situación de guerra civil’. Aquí lo que hubo fue el accionar de una represión militar permanente.

En breve, en Guatemala hubo decenas de millares de muertos pero en una “guerra” sin combates; un prolongadísimo conflicto donde una de las partes estaba desarmada; casi habría que hablar de “enfrentamiento desarmado interno”.

El período de violencia guerrillera fue aplastado por el Ejército, dando paso a largos trechos de violencia institucional, por ejemplo, la que acabó con toda la dirección sindical, estudiantil y barrial entre 1972-79. Utilizando datos numéricos imprecisos (salvo Ball, Kobrak y Spirer) en este cruento “enfrentamiento” los muertos fueron en un 99 por ciento civiles, unos 100 mil de los cuales (entre l980-84) el 82 por ciento fueron ciudadanos rurales, indígenas, no identificados. Ojo: no hay datos –números y nombres– de los caídos y solo pudieron ser identificados los civiles muertos (por la represión) en las ciudades. El 29 por ciento de los muertos fueron eliminados individualmente, en su inmensa mayoría ladinos urbanos; y el 51 por ciento de los asesinados fueron muertos en grupos de más de 50 personas, todos indígenas (masacres). En esta brutal represión el 15 por ciento fueron mujeres y el 12 por ciento niños menores de 14 años; las fuerzas armadas son responsables del 91 por ciento de las víctimas de este enfrentamiento armado/desarmado, el 4 por ciento por causas desconocidas, el 5 por ciento por la guerrilla. De eso hablaremos mañana.

Sobre racismo


Magalí Rey Rosa
MAGALÍ REY ROSA

Según el Diccionario de la Real Academia Española, racismo es la exacerbación del sentido racial de un grupo étnico, especialmente cuando convive con otro u otros; es la doctrina antropológica o política basada en este sentimiento y que en ocasiones ha motivado la persecución de un grupo étnico considerado como inferior. Según el Diccionario Libre, es la actitud de rechazo y desprecio hacia las personas que pertenecen a una raza o etnia distinta de la propia, la doctrina que defiende la superioridad de la raza propia frente a las demás.


Pero esas son definiciones de diccionario, que no ayudan a entender a quién, cómo y cuánto afecta el racismo. El racismo produjo excesos terribles, como el genocidio judío en Alemania; en otros lugares genera injusticias, como las que sufren las poblaciones afroamericanas en Estados Unidos, o la exclusión y la discriminación como las que afectan a los pueblos indígenas en Guatemala.
El racismo es un problema grave para toda la población guatemalteca, dividida —casi a mitad— entre ladinos e indígenas, con un muy pequeño porcentaje de ciudadanos de otros orígenes. Ladinos son los descendientes de blancos mezclados con indígenas. Los indígenas se dividen en tres grupos: mayas, con 21 comunidades, cada una con su propio idioma; garífunas, grupo afrocaribeño que habita en la costa caribeña; y xincas, un pequeñísimo grupo que se encuentra en oriente. El racismo afecta negativamente a discriminadores y discriminados, pero no por igual.
El sentimiento de superioridad de los conquistadores, incentivado por el celo de una religión que —en su momento— consideró que los indígenas no tenían alma, fue parte del origen del racismo en América Latina. La ONU acaba de declarar que el racismo y la discriminación hacia los indígenas se mantienen latentes en América Latina, donde sigue vigente el modelo de colonización implantado hace más de 500 años. “La criminalización que hacen los gobiernos latinoamericanos de las protestas de pueblos originarios reflejan las concepciones de los colonizadores de hace más de cinco siglos” señaló Mirna Cunningham, miembro del Foro Permanente de Asuntos Indígenas de la ONU. Según ella, esa forma de pensar considera a todo lo relacionado con los pueblos indígenas “como algo atrasado y salvaje, y además ve al indígena como sospechoso de terrorismo”.
“Las transnacionales se muestran poderosas y cuentan con el respaldo de los gobiernos; algunos de estos son débiles ante las presiones de esas empresas”, agregó, e instó a las naciones que conservan pueblos y grupos originarios a implementar un modelo de desarrollo que respete “todas las formas de vida” y que sea, además, “sostenible”.
En la historia de Guatemala sobran evidencias de que ha habido un racismo criminal, todavía vigente. Los índices de pobreza y de exclusión que mantienen la mayoría de las poblaciones indígenas son prueba de que el Estado aún lo practica, ante la mirada impávida, o cómplice, del resto de la población.
De acuerdo con la Convención de Naciones Unidas sobre racismo, la superioridad basada en diferencia racial es científicamente falsa, moralmente condenable, socialmente injusta y peligrosa. Toca hablar de racismo ambiental.

martes, 16 de julio de 2013

Evento nacional de periodistas

Encuentro de  comunicadores tuvo la participación del colombiano Javier Darío Restrepo.

Miguel Ángel Albizures
Más de cien periodistas de diversos departamentos y medios, se dieron cita en la Ciudad Capital, para intercambiar experiencias, analizar la situación en que desempeñan sus labores y profundizar en la ética periodística, que tanta falta hace cuando funcionarios de cualquiera de los tres poderes del Estado o empresarios de cualquier calibre, recurren al soborno para ocultar malos manejos o malas juntas que dañan “su prestigio”, y es a través de ellas que se enriquecen.

Este fue el segundo encuentro organizado por Sala de Redacción y el Centro Civitas, que dirige la periodista Evelyn Blanck, quienes hicieron posible este evento periodístico y que se constate por medio de los expositores de la Procuraduría de los Derechos Humanos, la falta de acceso a la información y la falta de poder coercitivo de la institución. Dentro de las actividades se presentó el grupo de Teatro del Oprimido, que hizo evidente “la prensa y la verdad”, es decir, la forma en que los medios tratan las noticias, el silencio a que muchos recurren para salvar la vida, o la “fafa” para no tocar el tema y hacer favores publicitarios, sin faltar la amenaza directa o indirecta a que están expuestos los comunicadores. Fue en el desarrollo de esta parte que se escucharon los testimonios de quienes viven a diario en medio del peligro, careciendo de un seguro de vida y del respaldo de los empresarios. No quedó santo parado en la denuncia, pero sí bien claro que, le pese a quien le pese, hay que seguir la lucha por llevar la verdad a la población. 

El periodista colombiano Javier Darío Restrepo hizo una brillante exposición sobre la importancia de construir día a día la ética, que no se hereda, sino se vive en las cosas más sencillas del quehacer de los profesionales del periodismo, pues la ética, según Restrepo, “viene de adentro, es autónoma, no se impone por ningún tribunal ni por ley”, pues, tal como lo señaló Aristóteles, “es la obediencia a la propia naturaleza”, se transmite en el hogar, no es conocimiento, es sabiduría y la sabiduría la proporciona la vida y está en el interior de uno mismo.

Restrepo nos regresó a la presentación del grupo de teatro, preguntándonos si tendríamos el coraje de decir “no”, pues la ética nace del diálogo con sí mismo, y para ser “no” ético se necesita mentirse a sí mismo, lo cual se convierte en una desgracia, pues no puedo creer en nadie si me miento a mí mismo. Restrepo nos zarandeó con otra afirmación: “En la ética no entra lo mediocre”, pues no se puede ser riguroso con los demás, si no lo somos con nosotros mismos. Se trata de una manera de vivir, de un estilo de vida, pues si soy fiel a quien me paga, soy un periodista castrado, ya que el periodismo tiene su razón de ser cuando sirve a toda la sociedad”.

lunes, 15 de julio de 2013

JORNADA DE SOLIDARIDAD

UNO DE LOS PUNTOS CENTRALES DE LA JORNADA DE SOLIDARIDAD QUE TERMINO HOY EN BARILLAS FUE LA CEREMONIA MAYA REALIZADA EN EL SITIO SAGRADO Q'ANB'ALAM DE LA ESPIRITUALIDAD DE LA NACION Q'ANJOB'AL. LA EMPRESA ESPAÑOLA HIDRO SANTA CRUZ HA INVADIDO ESTE LUGAR PARA CONSTRUIR LA HIDROHELECTRICA CINICAMENTE LLAMADA QANBALAM.

EXIGIMOS RESPETO A NUESTRA SIMBOLOGIA MAYA Y A LA ESPIRITUALIDAD DE NUESTROS PUEBLOS.
 
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