Guatemala necesita una transformación total, no simples parches.
Por: Miguel Ángel Albizures
La Fiscal General se mantiene encaramada al poder haciendo lo que le viene en gana o aceptando los consejos de otros ineptos para hacer cambios en el MP y seguir con la limpieza de los más claros y dignos miembros que, según ella, quieren derribar el Pacto de Corruptos. Y por su lado, Giammattei la mantiene en el puesto porque sabe que lo va a proteger hasta donde pueda para que termine su periodo, y ambos salir beneficiados del poder de uno y del otro.
Pero el pueblo sale a las calles porque ya no quiere a ninguno de los dos; mantenerlos no es fácil porque son insaciables, porque agarran o cogen donde pueden, sin importarles qué dice el pueblo, que ha vivido momentos sumamente difíciles, pero no como los actuales, en donde la impunidad se siente, se olfatea, es el pan de cada día, mientras que los funcionarios, con el mayor descaro que les es posible, continúan haciendo lo que les viene en gana, y ahora, después del comunicado del CACIF y de la Conferencia Episcopal, se sienten más seguros.
Los pilares de la impunidad están a la vista de todos: la cúpula oligárquica, siempre pensando en sus intereses, se manifiesta contra la movilización del pueblo y habla de pérdidas millonarias y no de la situación precaria que ya vive el pueblo por la ausencia de justicia social, mientras que las fuerzas armadas se mantienen al servicio incondicional del Pacto de Corruptos y les importa un bledo que lleven al país al despeñadero.
Solo faltaba que la Iglesia se sumara al Pacto de Corruptos para que estos recibieran su bendición y poder continuar con el desfalco; por suerte, queda en su seno un amplio sector de religiosos que no comulgan con su posiciones y se niegan a aceptar la posición de sus pastores, que abandonaron a las ovejas a su suerte, pidiendo paz y bien para los del Pacto, llamando a un diálogo con quienes ya no se puede pensar en dialogar y oponiéndose rotundamente a cualquier manifestación pública para salvaguardar “la democracia”; o sea, los intereses y la integridad de quienes desfalcan el Estado y abandonan a la niñez desnutrida y a familias completas carentes de alimentos, salud y protección.
La fiscal general, Consuelo Porras, y el presidente Giammattei creen que con esos respaldos pueden seguir haciendo de la suyas, pero más temprano que tarde tendrá que repetirse en este año el año 2015, cuando el pueblo hizo un alto en el camino para obligar al gobierno de Otto Pérez a renunciar e iniciar un nuevo proceso que, desgraciadamente, se quedó en el camino. Guatemala necesita una transformación total, no simples parches, pues se necesitan cambios sustanciales en las cortes y en el Congreso; es decir, se necesita construir un Estado plurinacional, pero por algo se empieza, y esta lucha del pueblo debe llevar a la renuncia del Presidente y de la Fiscal General.
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