Miguel Ángel Albizures
La ciudadanía debe retomar la plaza, pues es la única alternativa que queda, ante los arrebatos desesperados de quienes se consideran dueños del país.
El último viaje de la canciller Sandra Jovel y del presidente Jimmy Morales, da vergüenza, pues es un acto desesperado en apoyo a los corruptos para que siga imperando la impunidad en Guatemala. Cae de su peso que pretenden que se paralice todo el sistema de justicia y se deje de aplicar la ley a quienes forman parte de las diversas redes criminales que siguen operando y se han incrustado en el Estado. A ellos, y a otros funcionarios que respaldan esas posiciones, así como la camarilla oportunista y corrupta de la extrema derecha, poco o nada les importa el pueblo y quieren mantener el Estado a su servicio.
Indudablemente hay tres bandos en Guatemala: Uno, los que protestamos, condenamos y atacamos la corrupción, a los corruptos, a la impunidad y queremos un Estado democrático de derecho y libre de todo tipo de mafias: Dos, las redes criminales incrustadas en el Estado y que se codean con el crimen organizado en sus diversas expresiones. Y tres, los que defienden a los corruptos y atacan a todo aquel que alza su voz contra la corrupción y a quienes aplican la justicia porque quieren que la impunidad siga imperando. Estos últimos son los han orquestado una fuerte campaña para desprestigiar la acción del Ministerio Público (MP) y de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala para lograr la salida del Comisionado Iván Velásquez, cambiar al Procurador de los Derechos Humanos y preparar sus baterías para llevar al MP a un fiscal que haga caso omiso de las investigaciones y se pliegue a sus intereses. Es decir, mantener copadas las instituciones del Estado y hasta lograr leyes que favorezcan a quienes hoy guardan prisión por corrupción y, a la vez, proteger a quienes les puede caer el peso de la ley por formar parte de las redes criminales que han desfalcado al Estado.
Por todo ello, no hay lugar para la indiferencia, para el silencio, para la aceptación pasiva de la desastrosa situación que vivimos y de las embestidas de los sectores más corruptos y reaccionarios. La ciudadanía debe retomar la plaza, pues es la única alternativa que queda, ante los arrebatos desesperados de quienes se consideran dueños del país y de quienes se han enriquecido a costa del pueblo. Ellos, los amantes de la impunidad, son los menos y no quieren que el pueblo despierte, pues está demostrado que la fuerza del pueblo no la detiene ningún gobierno corrupto, ningún dictador, ni mucho menos un aprendiz que pone al país en manos de un energúmeno que ya se adueñó de la municipalidad y vive amenazando a los periodistas. El momento de parar todos los planes funestos que representarían un grave retroceso de los pocos pasos que hasta hoy ha dado el país, es hoy, mañana será demasiado tarde. La plaza puede derrotar a los impunes.
https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/02/08/yonosoyimpunidad/
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